El cardenal y arzobispo francés Philippe Barbarin, que fue condenado hoy por haber encubierto abusos sexuales cometidos por un cura de su diócesis, es un prelado de la "generación de Juan Pablo II", conocido por sus posiciones rigurosas, sobre todo en cuanto al matrimonio homosexual.

"Nunca traté de esconder y mucho menos encubrir estos hechos horribles", aseguró durante su juicio en Lyon, en el este de Francia, Barbarin, que se ha convertido a sus expensas en un símbolo de la crisis de la pederastia dentro de la Iglesia Católica francesa.

Pero el tribunal correccional no le creyó y estimó que el cardenal prefirió "impedir que la justicia descubriera numerosos casos de víctimas de abusos sexuales" para "evitar el escándalo", por lo que le condenó a seis meses de cárcel con suspensión de pena.

Barbarin, apodado "monseñor 100.000 voltios" por su dinamismo, anunció que presentará su dimisión al Papa Francisco en los próximos días, una primicia para un responsable católico de su rango en un caso de este tipo.

En noviembre pasado, el cardenal había dicho en una entrevista que su posición sobre este tema había "cambiado mucho". Pero quizás cambió demasiado tarde.

"Cuando escuchaba hablar de esas cosas hace 15 años, pensaba: 'es terrible, es indigno, es una traición de estos curas a su vocación el haber hecho cosas como esas", contó, admitiendo que en ese entonces "no había pensado directamente en los niños".

Pero al anunciar hoy su intención de dimitir a su cargo declaró "toda su compasión hacia las víctimas y sus familias".

"Parejas de a cuatro"

Philippe Barbarin creció en Marruecos en el seno de una familia de 11 hijos. Abierto al diálogo interreligioso, mantiene en cambio una posición rígida sobre temas valóricos, como el matrimonio homosexual, al que se opone tajantemente.

"Después van a querer que haya parejas de tres o cuatro personas... O un día, quien sabe, el incesto ya no será prohibido", dijo en 2012.

Este intelectual, políglota, presente en las redes sociales, está también en primera línea en las manifestaciones contra el aborto, que es legal en Francia.

"No es mi problema si ya no hay muchos cristianos en Francia. Mi problema es que nosotros, los cristianos, no somos suficientemente cristianos", dijo al llegar a la diócesis de Lyon.

Maestro en filosofía y teología, después de haber estudiado en la Sorbona y en el Instituto Católico de París, discípulo del teólogo Hans Urs von Balthazar y del cardenal Henri de Lubac, fue ordenado sacerdote en 1977 en la diócesis de Créteil, donde permaneció durante casi 17 años -el momento más feliz de su vida sacerdotal-, según contó en 2012 a la revista Paris Match,- antes de partir hacia Madagascar.

De regreso del Océano Índico, se convirtió en obispo de Moulins (Allier) antes de ser nombrado arzobispo de Lyon en 2002 y cardenal en 2003. En este cargo, participó en dos cónclaves, en 2005 y 2013.