En la política española ya empezaron a sacar la calculadora. Luego de las elecciones generales del domingo, y en las que el Partido Popular consiguió la mayor cantidad de escaños, la mayoría absoluta para formar gobierno tiene un número exacto: 176 diputados, de los 350 que forman el Legislativo.
El problema para los populares (136 escaños) es que su compañero más seguro de alianza y gobierno, Vox (33), espanta a otros posibles apoyos. El PSOE (122), por su parte, tiene mejores contactos con una serie de partidos regionales que podrían darle “la llave de la investidura”. Y cuenta desde ya con Sumar (31) en su gobierno.
En las elecciones de este domingo, los partidos “chicos” que podrían terminar definiendo el gobierno son Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) (7), Junts per Catalunya (7), EH Bildu (6) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) (5). Más atrás, la derechista Unión del Pueblo Navarro (UPN), la Coalición Canaria (CC) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) cierran el Parlamento con un escaño cada uno.
Para el PSOE, el gran botín de votos a conseguir está en dos partidos independentistas catalanes: ERC y Junts per Catalunya, ambos sumando 14 votos. A sabiendas de esto, tanto Gabriel Rufián, líder de ERC, como Míriam Nogueras, de Junts, tienen su “lista de exigencias” a cambio del voto. Para ambas formaciones, lo más importante es rehacer lo que se detuvo drásticamente en 2017: el proceso de independencia catalana.
Dadas las cercanías políticas, es más probable que ERC entregue su apoyo a Sánchez, y con la abstención de Junts en una segunda votación, el socialista pasaría ya a ser presidente. De todos modos, según indican en el diario El País, “en ERC molesta que, por haber formado parte del acuerdo de la legislatura pasada, se dé por descontado su apoyo de nuevo”.
Así, los independentistas catalanes juegan con la posibilidad de bloquear la investidura y forzar la repetición de elecciones. “Si quieren gobernar su país, tendrán que respetar el nuestro, interpelamos al resto del independentismo para que nos pongamos de acuerdo; bajo nuestro punto de vista lo podemos hacer. Sería un fracaso no ponernos de acuerdo y que la gente tenga que votar eternamente. O Cataluña o Vox”, resumió el líder de ERC.
Rufián ya dejó claras sus tres condiciones para dar los votos de ERC: “Acabar con el déficit fiscal y con el infierno de Rodalies (la red ferroviaria en Cataluña), y que nadie se levante de la mesa de negociación, más que nunca”. Esto último, respecto a la posibilidad de un referéndum independentista. El catalán ya había dicho que, en estas elecciones, el precio que tendría que pagar el PSOE y Sumar por su apoyo sería “más alto”.
En Junts, el partido del exiliado Carles Puigdemont, son de la idea de que se le traspase a Cataluña la competencia para convocar referéndums: en España, es el gobierno central el que puede hacer eso, y por lo tanto, eso dificulta una posible votación por la independencia catalana.
Ahora bien, si eso fue lo que se decía a finales de campaña, con los resultados en mano la situación es un poco menos conflictiva: tanto ERC como Junts perdieron escaños, y aunque son “la llave” de la investidura, tanto Rufián como Nogueras no hablaron este lunes del “traspaso de competencias de convocatoria de referéndums”.
Si en un momento Carles Puigdemont había dicho que “Sánchez no será presidente por los votos de Junts”, esta vez su número dos, Jordi Turull, dijo que “el independentismo no puede dejar pasar una oportunidad como ésta”. De todos modos, en muchas ocasiones Pedro Sánchez ha señalado su gran línea roja con los catalanes: el referéndum de independencia. Durante su gobierno si hubo amnistía para presos por el proceso catalán, y entre las posibilidades se habla de una también para Puigdemont, pero Turull no se queda ahí: “Si hay una amnistía pero no hay un referéndum, el conflicto político no se soluciona”.
En el País Vasco las cosas están más calmadas. Desde el partido EH Bildu, de izquierda y de tendencia independentista vasca, celebraron los resultados de este domingo, en los que consiguieron elegir seis diputados. “Han sido nuestros mejores resultados de la historia en unas generales. Nuestra tendencia al alza es estructural”, señaló el coordinador general del partido, Arnaldo Otegi.
En comparación con todas las otras fuerzas políticas, EH Bildu puede decir que es uno de los pocos partidos que no bajó su representación en las Cortes, al igual que el PP y el PSOE, pero a diferencia de todos los partidos independentistas.
De todos modos, Otegi también advirtió que su política de pactos está más alineada con su compromiso de izquierda que con el independentista: “Tenemos muy claro lo que nos piden los votantes. Nuestra prioridad es impedir que en el Estado gobierne el PP y Vox. Si algo votó el pueblo vasco fue que no quiere un gobierno fascista”.
Si esa es la situación con los partidos que apoyarían al PSOE y Sumar, el PP de Feijóo tiene más problemas, y por eso mismo ya comenzó a contactarse con distintos partidos, incluso llegando a proponer “un gobierno de mayorías” entre los socialistas y el PP.
De inmediato y para formar gobierno junto a Vox, ya cuentan con el apoyo de la Unión del Pueblo Navarro (1 escaño), y Feijóo aseguró que con Coalición Canaria (1) “se ha abierto el camino al mismo efecto”.
Feijóo también dijo haber tenido un contacto con el presidente del Partido Nacionalista Vasco (5), que espera “ampliar en los próximos días”. Sin embargo, a La Sexta la formación vasca negó el contacto: “Hemos dicho cien mil veces que el PP ha cruzado una línea roja y que no hay nada que hacer”. De momento, esos cinco votos se inclinan más a apoyar la investidura de Sánchez, como en 2019, o a lo menos, abstenerse.