La Casa Blanca da marcha atrás a suspensión de préstamos y subvenciones federales
La decisión fue adoptada después de que una jueza bloqueara la medida en la víspera ante un posible incumplimiento de la Primera Enmienda.
La Casa Blanca ha dado este miércoles marcha atrás a la suspensión de los préstamos, subvenciones federales y otros programas de asistencia financiera después de que una jueza bloqueara la medida en la víspera ante un posible incumplimiento de la Primera Enmienda.
La oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca ha rescindido el plan apenas un día después de que la jueza Loren AliKhan del distrito de Columbia anunciara su paralización tras una demanda colectiva presentada por la ONG Democracy Forward.
El comunicado interino de la Casa Blanca, recogido por la cadena CNN, no detalla las razones de la rescisión. La suspensión de las ayudas federales desató un importante revuelo en el país ante la incertidumbre sobre qué tipo de fondos se verían afectados.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró en su primera conferencia de prensa desde Washington que la pausa no afectaría a la Seguridad Social, al programa sanitario de Medicare o a la asistencia concedida a individuos concretos.
Leavitt tuvo que responder en la víspera a numerosas preguntas de la prensa sobre esta cuestión ante la posibilidad de que el plan afectara a los fondos que ya fueron aprobados por el Congreso estadounidense durante el mandato del expresidente Joe Biden.
La Administración Trump había argumentado que la pausa temporal daría tiempo a los funcionarios a revisar que todas las ayudas federales estén en línea con los objetivos promovidos por el magnate en sus últimas órdenes ejecutivas.
Esto se produce después de que el Departamento de Estado anunciara la pasada semana el congelamiento de los fondos para ayudar exterior, con la excepción de Israel y Egipto, lo que no solo afecta a la asistencia para el desarrollo sino también a la ayuda militar.
Trump también ha firmado una serie de órdenes ejecutivas, como la eliminación de los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) al considerar que estas acciones “socavan” la meritocracia y “las conciencias de los estadounidenses al participar en una discriminación racial y sexual odiosa”.
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