Desde el comienzo de la crisis en Venezuela, la postura de María Corina Machado fue una de las más radicales respecto del gobierno de Nicolás Maduro. La exdiputada de la Asamblea Nacional y actual líder de Vente Venezuela, fracción de la que también forma parte el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma, hoy en el exilio, conversó con La Tercera y aseguró que "el 20 de mayo fue un punto de quiebre".
Nuevamente la oposición enfrentó dividida al gobierno de Nicolás Maduro. ¿Por qué?
No estoy de acuerdo. Aquí hay una sociedad unida en una ruta que es dura, que implica un enorme esfuerzo y riesgo. Hay personas que creyeron que era posible aceptar los términos para la lucha que había impuesto la dictadura, y no ha sido fácil asumir que no está dispuesta a salir por las buenas. A partir de este momento se despeja el panorama. También hemos visto esa división o esas posiciones en la comunidad internacional, que le dio el beneficio de la duda demasiado tiempo a la dictadura. Ha quedado claro que solo con una política y una estrategia en la que se aplique toda la fuerza moral, cívica, internacional e institucional, lograremos que los costos de permanencia de Maduro en el poder sean mayores y avancemos a la transición.
¿La autocrítica sería que se perdió mucho tiempo?
Sí, y que se subestimó al régimen, porque no es una dictadura más, es un sistema de mafias.
Si el camino no fue la vía electoral, ¿cuál es la hoja de ruta a partir de hoy?
La única que funciona, que es la de la fuerza y la desobediencia. Cuando el pueblo desobedece, la dictadura ya no tiene poder. Hoy le hablamos a toda la sociedad venezolana para decirles que no obedezcan orden del dictador que les hace violar la Constitución y agredir y atacar a su pueblo. Un pueblo hambriento que hoy está en efervescencia, porque el que diga que en Venezuela no está pasando nada, no ha puesto un pie fuera de su casa.
Y en lo práctico. ¿A qué se refiere cuando habla de desobediencia?
Lo primero es no aceptar la farsa electoral, es desobedecer esa imposición del dictador. La desobediencia del venezolano que al día siguiente no se calla sino que sigue denunciando, como los médicos que salieron a denunciar el horror de la salud la semana pasada; la desobediencia de sus colegas periodistas, porque hoy son una minoría los que se atreven a hablar. Y desde luego, a una posición firme e inequívoca de la comunidad internacional, haciéndole entender a Maduro que el tiempo de la tolerancia se acabó.
¿Cuál es el llamado a la oposición?
A organizarnos cada día más, a hablar con más firmeza. A establecer esa articulación más sinérgica con las otras fuerzas que están operando.
Entonces, ¿tiene que redefinir la oposición nuevos liderazgos como bloque?
Creo que este proceso ha depurado, y ha producido reagrupación. No creo en liderazgos únicos ni mesiánicos, creo en una gran coalición. Nosotros hemos ido conformando Soy Venezuela, y eso es lo consideramos que debe ser la gran coalición que le presente al país la ruta, porque a partir de hoy se aceleran las fuerzas y los procesos.
¿Estaría dispuesta a asumir un liderazgo para una transición como candidata?
Estoy decidida a dedicar mi vida a reconstruir el país, en este momento las candidaturas están a un margen y tenemos que priorizar el primer paso que es la salida de la dictadura. En Venezuela viene un proceso de transición en el que todos los sectores tienen que estar involucrados.
¿De qué depende que se lleve a cabo ese proceso? ¿Existe una resignación al rol internacional?
Evidentemente estamos viendo a venezolanos morir de hambre, esa angustia nos hace esperar posiciones más firmes y más prontas de la comunidad internacional. Vienen días muy delicados, quizás los más peligrosos de nuestra vida en este proceso, pero son los últimos días de la tiranía.
¿Está Venezuela, ahora sí, en un punto de inflexión?
Exactamente, el 20 de mayo fue un punto de quiebre.