La detención la semana pasada del líder de la Cosa Nostra en Italia, Settimio Mineo, reveló una dura realidad que la famosa mafia siciliana ha venido evidenciando hace un tiempo. "La Cosa Nostra vive un momento muy difícil", afirmó el director de la Dirección Investigadora Antimafia (DIA), Giuseppe Governale, en una charla.
Las autoridades italianas informaron que desmantelaron los escalones superiores de la mafia, reconstruidos tras la muerte del capo Salvatore Totò Riina el año pasado, al arrestar a 46 personas, incluido Mineo. La operación "Cupola 2.0" reveló que Mineo, un joyero de 80 años, fue electo por la organización criminal en mayo de este año, tras una reunión secreta. El encuentro de la cúpula tenía el objetivo de establecer nuevas reglas y resolver disputas familiares, y se trató de la primera reunión de los líderes de los clanes en 25 años, después del arresto de Totò Riina, en 1993.
Salvatore "Totò" Riina murió en noviembre de 2017. Su influencia en la organización se basó en su crueldad, por lo que se ganó el apodo de "la Bestia". Totò Riina decidió declararle la guerra al Estado italiano, con los asesinatos en 1992 de los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Fue detenido en 1993, sin embargo, siguió dirigiendo la organización desde la cárcel con el objetivo de reconstituir sus actividades de narcotráfico y apuestas por internet.
Según el diario británico The Guardian, más de 4.000 mafiosos han sido arrestados en Sicilia desde la detención de Totò Riina, y cientos de millones de euros han sido confiscados, lo que ha debilitado el poder de la Cosa Nostra en toda Sicilia. Sin embargo, la mafia nunca se ha rendido por completo, y varias veces ha intentado reorganizarse y resucitar.
Precisamente esa era la tarea de este último tiempo, bajo el mando de Settimo Mineo, quien prometió volver a los antiguos valores y normas de la Cosa Nostra, además de ser una figura mediadora que no generaría enfrentamientos por el poder. Pero las cosas salieron mal y la policía logró el arresto de 46 personas, exponiendo las debilidades de la organización criminal.
"El problema de la mafia siciliana es que está bajo una gran presión de la policía y de la justicia, entonces se les ha hecho muy difícil reorganizarse", dijo a La Tercera el autor del libro Mafia life: Amor, muerte y dinero en el corazón del crimen organizado, Federico Varese. Aquella presión policial tiene que ver con el "legado" de Totò Riina, quien habría cometido más de 150 asesinatos.
Tras la detención de Totò Riina, la mafia siciliana perdió poder en comparación a otras organizaciones, como Ndrangheta de Calabria o la Camorra napolitana. Según sostuvo el jefe antimafia de Italia, Giuseppe Governale, a France Presse, la mafia siciliana "ni siquiera maneja completamente el tráfico de drogas en Sicilia y ha tenido que aliarse con la Ndrangheta para proveerse".
En ese sentido, Varese explica que no se contactan directamente con los productores de drogas en Colombia o en México, por ejemplo, y que deben hacerlo a través de la mafia en Calabria. "En esa materia, no son muy fuertes. Pero todavía existen y mantienen un control en el barrio, aunque en términos de conexiones internacionales ya no es lo que era".
De todos modos, la Cosa Nostra está lejos de desaparecer. El autor italiano de varios libros sobre mafia, Antonio Nicaso, asegura a La Tercera que la "Cosa Nostra se enfrenta a un momento difícil, pero su futuro no está en peligro. Es una organización que es capaz de regenerarse".
Y las condiciones para la existencia de la Cosa Nostra seguirían hallándose en Sicilia. "El punto con la mafia siciliana es que es una organización social que le entrega alguna protección y servicios a la comunidad local, no es solo criminal. Mientras eso no se resuelva, la mafia no se acabará", advierte Varese.