La defensa estadounidense de los cielos de Israel provoca la envidia y la ira ucranianas
Rusia lanza a diario ataques como la andanada del fin de semana. Ucrania lucha por detener la muerte y la destrucción.
Mientras Estados Unidos y sus aliados se abalanzaban para defender a Israel de un ataque masivo iraní durante el fin de semana, los ucranianos miraban con celos y creciente amargura.
Las ciudades ucranianas llevan más de dos años bajo el fuego de misiles rusos y drones cargados de explosivos del mismo tipo que los utilizados en el ataque de Teherán contra Israel.
La mayor parte de la andanada de 170 drones, unos 120 misiles balísticos y cerca de 30 misiles de crucero que lanzó Teherán fueron derribados por Estados Unidos y una coalición de socios occidentales y árabes antes incluso de que alcanzaran el espacio aéreo israelí.
Los ucranianos, en cambio, llevan meses suplicando una mayor protección contra los ataques rusos, que se han intensificado mientras la ayuda vital de Estados Unidos sigue estancada en el Congreso.
“En Ucrania conocemos muy bien el horror de ataques similares por parte de Rusia, que utiliza los mismos drones ‘Shahed’ y misiles rusos, las mismas tácticas de ataques masivos”, declaró el domingo el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
Los funcionarios ucranianos se abstuvieron de criticar públicamente la política estadounidense, temerosos de ser vistos como desagradecidos por el apoyo de Washington. Otros fueron menos diplomáticos.
John Herbst, exembajador de Estados Unidos en Ucrania y diplomático de carrera retirado, señaló que las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas que defendían Israel el sábado solo interceptaron misiles y drones iraníes, evitando cualquier compromiso con las fuerzas iraníes que pudiera llevar a un conflicto militar directo.
“No hay nada más que timidez estadounidense para explicar por qué no hacemos eso por Ucrania”, dijo Herbst.
Funcionarios de la administración estadounidense han afirmado que su planteamiento respecto a Ucrania y Rusia es adecuado, dado el riesgo de escalada.
En los primeros días de la guerra, Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se resistieron a las peticiones ucranianas de una zona de exclusión aérea, alegando problemas logísticos y el riesgo de entrar en conflicto directo con el Ejército ruso.
Desde entonces, el temor a una escalada también ha impedido que Estados Unidos y sus aliados suministren a Ucrania otras armas que, según Kiev, necesita para luchar contra su vecino más grande, como misiles de mayor alcance.
Los recientes retrasos en la ayuda estadounidense han envalentonado a Rusia, que está arrebatando territorio a las agotadas tropas ucranianas en el este del país. Mientras tanto, Estados Unidos ha criticado a Ucrania por utilizar drones de largo alcance de diseño propio para atacar objetivos en territorio ruso.
En lugar de ayudar a Ucrania a crear el tipo de red de defensa aérea que tiene Israel, Occidente ha proporcionado a Kiev un mosaico de equipos que han neutralizado los ataques rusos durante muchos meses. Pero las reservas de interceptores de defensa aérea del país se están agotando debido a la intensificación de la campaña de ataques rusos contra centrales eléctricas y otras infraestructuras civiles.
El alcalde de la segunda ciudad más grande de Ucrania, Kharkiv, que se ha llevado la peor parte de la última campaña de ataques, dijo que sólo podía desear una protección al estilo de Israel.
“Por supuesto que deseo una oportunidad así para defender nuestra ciudad contra este tipo de ataques”, declaró el alcalde Ihor Terekhov. “Es necesario proteger a ambos”, dijo refiriéndose a Israel y Ucrania.
“La gente empieza a sentir rencor por Estados Unidos”, afirmó Volodymyr Dubovyk, profesor asociado y director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Nacional I.I. Mechnikov de Odesa.
Estados Unidos fue “un factor decisivo para Ucrania en los dos primeros años de la guerra, pero ahora, por supuesto, hay una enorme ralentización”, afirmó Dubovyk.
Aunque tanto Ucrania como Israel se han enfrentado a ataques aéreos de sus enemigos, los dos países tienen relaciones de seguridad fundamentalmente diferentes con Estados Unidos.
Pocos países tienen lazos de defensa más estrechos con Estados Unidos que Israel. Ambos comparten inteligencia altamente clasificada y cooperan ampliamente en políticas regionales. A pesar de las frecuentes disputas y la frustración generalizada en Washington con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que a menudo ignora las peticiones y presiones de la Casa Blanca, Israel es uno de los aliados más estrechos de Estados Unidos.
EE.UU. no tiene un tratado de defensa con Israel que le obligue a proporcionar ayuda, pero Israel disfruta desde hace décadas de una relación especial con EE.UU. como socio más cercano de Estados Unidos en Medio Oriente. Israel es el mayor receptor acumulado de ayuda exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial.
En virtud de un acuerdo de 10 años suscrito en 2019, Washington se comprometió a proporcionar a Israel 38.000 millones de dólares en ayuda militar hasta 2028. Las dos partes cooperan estrechamente en sistemas militares avanzados, incluida la red de defensa aérea Cúpula de Hierro que Israel empleó el sábado para bloquear el ataque iraní.
Las relaciones de Israel con Washington se cimientan en una campaña de presión excepcionalmente eficaz en Estados Unidos. La larga campaña reúne a judíos con vínculos directos con Israel y a no judíos que apoyan el derecho del país a existir o lo ven como un baluarte contra adversarios comunes, como Irán y Siria. Incluso el apoyo religioso a Israel se extiende más allá de los judíos que ven el país como su patria, llegando a los cristianos que quieren mantener el control de Israel sobre los lugares sagrados.
Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia hace más de dos años, algunos de los partidarios de Kiev han propuesto un modelo de relaciones de defensa occidentales al estilo israelí, pero el concepto no ha avanzado, en parte porque implicaría un grado de compromiso que ninguna gran potencia occidental ha mostrado todavía.
La política de la administración Biden hacia Ucrania en los últimos dos años ha estado determinada por la preocupación de que el presidente ruso Vladimir Putin pueda recurrir a las armas nucleares u otras armas de destrucción masiva si Estados Unidos u otros miembros de la OTAN dan a Kiev los medios para infligir graves daños a las fuerzas rusas o al propio país. Putin ha sugerido que podría recurrir a las armas nucleares en la guerra.
Irán ha avanzado en su programa nuclear hasta el punto de que podría producir suficiente combustible nuclear para una bomba en cuestión de días, pero las autoridades estadounidenses afirman que el país no está trabajando activamente en la construcción de un arma nuclear. Los analistas de seguridad creen que Irán está lejos de poder utilizarla contra Israel o un objetivo aliado de Estados Unidos. Rusia, en cambio, posee el mayor arsenal nuclear del mundo.
“Biden se ha asustado por las constantes amenazas nucleares de Putin”, dijo Herbst, exembajador de Estados Unidos. “Nosotros también nos comportamos como si no fuéramos una superpotencia nuclear”.
La preocupación por la respuesta de Rusia ha llevado a Estados Unidos, Alemania y algunos otros miembros de la OTAN a pasar semanas o meses decidiendo si entregar sistemas letales como los lanzacohetes móviles Himars, de fabricación estadounidense, los cohetes ATACMS y los cazas F-16. Al final, la administración accedió a todos ellos, pero los críticos afirman que la prolongada toma de decisiones redujo su eficacia al dar tiempo a Rusia para prepararse. Y todavía hay algunos sistemas que Ucrania quiere pero no ha recibido, como los misiles de crucero alemanes Taurus lanzados desde el aire.
Los equipos de defensa antiaérea, como las baterías de misiles Patriot de fabricación estadounidense, se encuentran entre los sistemas que Ucrania recibió tras una amplia campaña de presión, pero que ahora necesita en mayor número. Estados Unidos, Alemania y Holanda enviaron a Ucrania sus primeros interceptores tierra-aire Patriot hace un año, y los avanzados interceptores han demostrado ser muy eficaces a la hora de derribar cohetes, misiles y aviones rusos.
Aunque Ucrania ha recibido varios de estos sistemas, así como otros menos avanzados de diseño europeo y soviético, carece de suficientes sistemas de lanzamiento y proyectiles para frustrar los ataques aéreos cada vez más feroces de Rusia.
El responsable de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, declaró la semana pasada que el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, había solicitado siete baterías Patriot. Según Borrell, los Ejércitos occidentales disponen de unas 100 baterías Patriot. “Y seguimos sin poder proporcionarles las siete que nos piden desesperadamente”, declaró exasperado.
Zelensky afirmó recientemente que Ucrania necesitaría 25 sistemas de defensa antiaérea Patriot para protegerse totalmente de los ataques rusos. Cada sistema requeriría decenas de misiles interceptores.
“Seguimos agradecidos por todo lo que Estados Unidos nos ha proporcionado”, declaró Serhiy Zaitsev, residente en Kharkiv. “Pero hay un poco de tristeza, porque si la ayuda nos hubiera llegado a tiempo la situación en el frente sería completamente distinta y habríamos podido salvar muchas más vidas”.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.