Desde hace una semana los bombardeos no cesan en Kharkiv. La segunda ciudad más grande de Ucrania, cuyos orígenes datan de 1655, cuando fue fundada como un bastión militar para proteger las fronteras al sur de Rusia y donde los hablantes rusos son mayoría, es escenario de un cruento ataque desatado por fuerzas rusas. Las calles están cubiertas por los escombros que dejan las explosiones, el humo generado por el fuego invade las calles en las que los edificios emblemáticos y residenciales están en el suelo, lo que desata el terror en las demás ciudades ucranianas, que esperaban un gesto de “misericordia” con la urbe que está a tan solo 40 kilómetros de suelo ruso y que comparten una serie de aspectos culturales.
Miles de personas siguen intentando huir después de que el avance de la ofensiva lanzada por el Presidente ruso Vladimir Putin dejara sectores completos de Kharkiv sin suministros básicos, como calefacción, en una semana en que la temperatura variará entre una mínima de -7° y una máxima de -12°.
Las sirenas que alertan posibles misiles y la de los servicios de emergencia se mezclan en Kharkiv. En los últimos días, la avanzada se ha intensificado y con esto los ataques ordenados por el Kremlin. Por lo que el caos es habitual en las calles cortadas, donde los puestos de control, los soldados ucranianos y los civiles que han tomado las armas colaboran en la construcción de trincheras.
La urbe de más de 1,5 millones de habitantes no tuvo tiempo para una evacuación antes que las bombas comenzaran a caer en hospitales, escuelas y casas.
Según la cadena Aljazeera, entre los automóviles que siguen saliendo de Kharkiv, los conductores además de esquivar objetos contundentes a su paso deben supervisar las rutas para evitar ser blancos de disparos y en un intento desesperado por proteger a las familias pegan letreros en el parabrisas con el mensaje “Niños”.
“Bienvenido al infierno”, señala un letrero en el ingreso a Kharkiv, puesto por los civiles para confundir a los militares rusos que lleguen a la ciudad. La central plaza Svobody es intransitable después de que un misil ruso impactó uno de los edificios gubernamentales que rodean la zona.
El alcalde de Kharkiv, Ihor Terekhov, alertó a los medios locales que más de 100 edificios de departamentos han sido dañados, por lo que en varios sectores de la ciudad no cuentan con agua, electricidad y calefacción, en una semana donde los pronósticos adelantan nieve.
“Nunca esperábamos que esto pudiera suceder: destrucción total, aniquilación, genocidio contra el pueblo ucraniano, esto es imperdonable. La actitud de la ciudad hacia Rusia hoy es completamente diferente a lo que fue antes”, cuestionó el edil Terekhov, tras asegurar que una de cada cuatro personas en Kharkiv tiene parientes que viven al otro lado de la frontera, en territorio ruso.
Después de que una serie de soldados paracaidistas aterrizaron en la ciudad el miércoles, los tanques y vehículos blindados rusos avanzan a paso firme hacia Kharkiv, denominada el centro del renacimiento cultural ucraniano y base de operaciones de escritores locales en el siglo XIX, en la actualidad sitio de diversas universidades y centros educativos.
“Prácticamente, no quedan áreas en Kharkiv donde aún no haya caído un proyectil de artillería”, advirtió el asesor del ministro del Interior de Ucrania, Anton Gerashchenko.
Aunque el idioma ruso y el ucraniano no son iguales, comparten la raíz, por lo que muchas palabras son similares. La prensa local sostiene que la “regla general” es que el ucraniano se habla más en el oeste que en el este, dada la cercanía con la frontera con Rusia, pero la mayoría de los ucranianos son bilingües, pese a que en 2019 el Parlamento de Ucrania aprobó una ley lingüística que exige el uso del ucraniano en la mayoría de los trámites públicos.
“Casi todo el mundo en Kharkiv habla ruso y nadie nos dice que hablemos ucraniano. Es tu elección”, aseguró Serhii Shpak, de 28 años, a la cadena estadounidense NBC tras huir de Kharkiv, rechazando las declaraciones de Putin, sobre que la invasión a Ucrania busca proteger a los hablantes de ruso en territorio ucraniano.
De acuerdo a NBC, el trato que está recibiendo Kharkiv es considerado un mal presagio para otras partes de Ucrania, donde está menos arraigada la cultura que comparte con su vecino.
El gobierno ucraniano contabiliza más de dos mil fallecidos y miles de heridos. Durante el fin de semana, Rusia intensificó la ofensiva, pero acorralado por la presión internacional, Moscú anunció que desde hoy tendrá un “alto el fuego limitado” para permitir el funcionamiento de los corredores humanitarios, con el objetivo de que los ucranianos que siguen en Kiev, Mariupol, Kharkiv y Sumy, debido a que no han podido huir por los constantes bombardeos, tengan tiempo y las condiciones de seguridad para partir hacia alguno de los países fronterizos, como Polonia.