Países como México, Honduras y Guatemala han lanzado a sus FF.AA. a combatir a los narcos y al crimen organizado en una estrategia que practican Colombia y Perú desde hace tiempo. Brasil y Argentina también han comenzado a utilizar esa alternativa ante el aumento de la violencia y la incapacidad de la policía.
"Colombia tiene una experiencia exitosa de 30 años en la materia, conjugando los esfuerzos de las Fuerzas Militares y la Policía, sin que haya habido contaminación estructural ni conflictos interinstitucionales", comenta a La Tercera Vicente Torrijos, analista colombiano. Entre los factores que han contribuido a perfeccionar este modelo, el experto cita "la estrecha cooperación con EE.UU. en torno al llamado Plan Colombia; primero, exclusivamente en la lucha contra las drogas, y luego, en la lucha simultánea contra las narcoguerrillas".
En Perú, el gobierno del entonces Presidente Alan García determinó la entrada en acción para 2010 de algunas compañías militares en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) para hacer frente a la insurgencia narcoterrorista. Aunque Ollanta Humala entregó luego el control de la lucha antidrogas a la Policía Nacional, su misma administración revirtió esa estrategia. En esa línea, en 2018 se oficializó la ley que permite a las FF.AA. realizar interdicciones contra el narcotráfico en zonas de emergencia.
En el caso de México, ya en 2004 el expresidente Vicente Fox envió tropas militares a Nuevo Laredo a combatir a los carteles de la droga, ofensiva que se expandió a todo el país en 2006 con el gobierno de Felipe Calderón. Aunque la actual administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se había comprometido en su campaña a retirar a las FF.AA. de las calles, hasta febrero el Ejército y la Marina todavía encabezaban las principales operaciones contra el tráfico de drogas.
Pero AMLO ha delegado la lucha contra el crimen organizado en la Guardia Nacional, fuerza conformada por miembros de la Policía Federal, Naval y Militar. Al menos 28 mil efectivos de la Guardia Nacional, de los 70 mil anunciados, fueron desplegados durante la primera semana de operaciones de la nueva corporación.
El año pasado, el gobierno del Presidente boliviano, Evo Morales, anunció el reforzamiento de las fronteras con Chile y Perú con 24 puestos militares en su lucha contra el contrabando. Además, el Ministerio de Defensa informó que se duplicaría la cantidad de efectivos en esos cuarteles, los cuales también apoyarían el control del narcotráfico en el país.
En línea con la idea del Presidente argentino, Mauricio Macri, de avanzar en el plan de incorporar a las FF.AA. a la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, el gobierno dispuso en 2018 el traslado de 4.000 militares a la zona norte de la frontera para brindar apoyo logístico a las fuerzas de seguridad. Ello, pese a que las FF.AA. lo consideran "inviable" e "incompatible" con sus funciones, según Infobae.
Mientras en Brasil el Ejército y la policía luchan contra el narcotráfico en la frontera con Colombia y Perú, a orillas del río Solimões, en Venezuela, altos cargos de las FF.AA. han sido vinculados con el narcotráfico y el crimen organizado. Según una investigación de InSight Crime, esos elementos en el régimen venezolano constituyen el "Cartel de los Soles".