Con entre un 22% y 26% de los votos, según sondeos a boca de urna publicados justo después del cierre de estas, el partido Hermanos de Italia ganó por lejos las elecciones legislativas de este domingo en Italia. Superando al centroizquierdista Partido Democrático (17% a 21% de los sufragios, según la cadena RAI), la colectividad liderada por Giorgia Meloni hace historia: es la primera vez que la extrema derecha se hace con el poder en uno de los países fundadores de la Unión Europea, según destaca el diario francés Libération. Una cosa es la victoria nacionalista en Suecia, la otra que el viento populista se traslade también a un país fundador, de 60 millones de habitantes y la tercera economía del euro, agregó el periódico español La Vanguardia.
El mismo sondeo le da una suma de entre 41% a 45% de los votos a la alianza de la derecha, que junto a los Hermanos de Italia completan la Liga, de Matteo Salvini, y Forza Italia, de Silvio Berlusconi. En tanto, la coalición de izquierda solo consiguió entre un 25% y 29% de los sufragios. Con esto, queda ver los resultados escaño por escaño en el Parlamento, pero la victoria del partido apuntado como “post-fascista” es clara, por lo que Meloni, de 45 años de edad, se convertiría casi con seguridad en la primera mujer en alcanzar el cargo de primera ministra de Italia, país que así tendría su gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial.
Dentro de la misma coalición, la victoria de la ultraderecha es más clara: si el partido de Meloni consiguió entre el 22% y 26% de los votos, la Liga obtuvo entre el 8,5% y el 12,5%, y Forza Italia, entre el 6% y el 8%, según el boca de urna de la RAI. Con esto, queda en evidencia que el gran motor del triunfo derechista serían los Hermanos de Italia. “Si somos llamados a gobernar esta nación, lo haremos para todos los italianos, con el objetivo de unir al pueblo, de exaltar lo que lo une y no lo que lo divide”, dijo Meloni en declaraciones desde las oficinas del partido en Roma. “Italia nos eligió”, añadió. “No traicionaremos (al país), como nunca lo hemos hecho”, enfatizó.
Meloni, según The Associated Press, suavizó su mensaje de extrema derecha en un aparente intento de tranquilizar a la Unión Europea y otros aliados internacionales. “Es el momento de ser responsables”, declaró en una presentación en vivo por televisión, en la que describió que la situación de Italia y la UE es “particularmente compleja”.
En el Senado, las primeras proyecciones de la RAI con el 46% del voto escrutado, apuntaban a la victoria de Hermanos de Italia, con el 25,6% de los votos. En conjunto, la coalición de derecha se alzaría con un total de 43,4% de los sufragios.
El progresista Partido Democrático (PD) quedaría como segundo partido más votado, con un 19,3% de los votos. La coalición que encabeza el partido de Enrico Letta sumaría un 26,4% del total. El Movimiento Cinco Estrellas, por su parte, llegaría al 16,2%.
La portavoz del PD en la Cámara de Diputados, Deborah Serracchiani, reconoció la victoria de la derecha y manifestó su “responsabilidad” al ser el primer partido de la oposición. “Es un día triste” para Italia y “la derecha no es la mayoría del país”, afirmó. “Somos la primera fuerza de oposición y la segunda fuerza política y tenemos que hacer una oposición importante ante Europa y ante nuestro país en este momento delicado”, fueron sus primeras palabras tras la derrota.
El previsible triunfo de la extrema derecha se abría paso en los comicios con menos participación de la historia de la democracia en Italia, con casi un 64% de votantes del total del censo, nueve puntos menos que en 2018.
Este resultado estaría pavimentando el camino a Giorgia Meloni, conservadora con un pasado fascista, para volverse la sucesora de Mario Draghi en el puesto de primer ministro de Italia, luego de que este anunciara su renuncia en julio. Draghi, una figura más bien “tecnocrática”, cuyo gobierno se instaló en 2021 con el apoyo de casi todos los partidos del Parlamento, no participó como candidato en las elecciones de este domingo.
En un contexto europeo marcado por la guerra en Ucrania, Italia se muestra como una gran prueba para las democracias del continente. La restricción llevada a cabo por el Presidente Vladimir Putin para la exportación de gas ruso ha hecho subir el precio de la energía, lo que combinado por otros factores inflacionarios podría hacer entrar a Europa en una recesión a final de año, según expertos.
Según Reuters, es probable que el resultado haga saltar las alarmas en las capitales europeas y en los mercados financieros, dado el deseo de preservar la unidad en las relaciones con Rusia y la preocupación por la enorme montaña de deuda italiana. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, hizo unos comentarios que en la coalición de derecha italiana han interpretado como una amenaza. “Si las cosas van en una dirección difícil tenemos instrumentos, como en el caso de Polonia y Hungría”, advirtió la jefa del Ejecutivo europeo.
Líder del partido de extrema derecha Hermanos de Italia, Giorgia Meloni dejó claros sus lineamientos en un evento de Vox, en España: “Sí a la familia natural. No a los lobby LGBT. Sí a la identidad sexual. No a la ideología de género. Sí a la cultura de la vida. No al abismo de la muerte. Sí a la universidad de la cruz. No a la violencia islamista”.
En Europa miran su ascenso con preocupación, a medida que pueda inspirar algo similar en otros países: ella misma afirmó que una victoria suya podría “abrir el camino a algo similar también en España dentro de unos meses”. “En tiempos difíciles como los que estamos viviendo, la concreción y el pragmatismo de los conservadores son mucho más efectivos que las recetas ideológicas de la izquierda”, opinó en una entrevista con EFE la candidata, que insiste en el adjetivo “conservador” en desmedro del post-fascismo y ultraderecha del que se le acusa desde sus inicios en política.
Aquella confusión y negación de su pasado está llena de contradicciones: el símbolo del partido de Meloni, una llama de fuego tricolor como la bandera italiana, fue heredado del Movimiento Social Italiano, formado por admiradores de Mussolini después de la guerra. “Es un símbolo del que estamos orgullosos”, ha declarado en ocasiones Meloni, que podría acceder al poder precisamente 100 años después de la Marcha sobre Roma, liderada en 1922 por el líder fascista.
Sus enlaces con el fascismo no se reducen a la imagen: hace unos días Hermanos de Italia tuvo que sacar de sus carteles propagandísticos a Calogero Pisano, debido a posts en Facebook del candidato en que se refería a Hitler como un “gran hombre de Estado”, junto con declarar con simpatía a Meloni como la “fascista moderna”. Pisano había sido coordinador del partido en la región de Agrigento, en Sicilia, hasta que el diario La Repubblica rescató sus posts de la red social.
En entrevista con La Tercera, Meloni aseguró haber dejado su etapa fascista atrás: “Quienes, como yo, procedían de ese camino han relegado el fascismo a la historia desde hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia, las infames leyes antijudías y la tragedia de la guerra mundial. Como ya he tenido la oportunidad de decir decenas de veces, en Hermanos de Italia no hay lugar para la nostalgia ni el extremismo.”
En alianza con Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, y la Liga de Mateo Salvini, la extrema derecha podría salir beneficiada luego de una reciente reforma electoral conocida como Rosatellum. Uno de sus cambios tiene que ver con la cantidad de diputados y senadores: 400 y 200, respectivamente, bastante menos de los 630 y 315 que existían antes de la reforma.
Se trata de un sistema mixto en el que el 61% de los escaños son asignados por el método proporcional -en función del porcentaje de votos obtenidos- y el 37% restante depende de un mayoritario con circunscripciones uninominales, donde la coalición -y no el partido- que saque un voto más se llevará el escaño. El 2% restante está reservado al voto en el extranjero: 12 diputados y senadores.
Los expertos señalan que este sistema, sobre todo en la manera en que se elige al 61% de los escaños, favorece a los partidos que corren como coalición, y podría servirle a la alianza de derecha liderada por Meloni para conseguir una mayoría amplia en ambas cámaras. El periodista Kiko Llaneras lo explicaba de esta manera en el diario El País, de España: “El sistema electoral italiano sigue teniendo un claro sesgo mayoritario. Votos y escaños no se reparten proporcionalmente, sino que los asientos tenderán a concentrarse en las fuerzas más votadas. Eso explica que la coalición de derecha tenga un 45% de voto en los sondeos y cerca del 60% de escaños en la mayoría de proyecciones”.
Si los Hermanos de Italia han subido de un 4% en las recientes elecciones italianas a más de un 25% en las de este año, sus aliados, Forza Italia y la Liga, lo han hecho mucho peor que en 2018. De todos modos, al aliarse, terminan en el lado ganador. El nuevo y reducido Parlamento no se reunirá hasta el 13 de octubre, momento en el que el Jefe de Estado convocará a los líderes de los partidos y decidirá la forma del nuevo gobierno.
Respecto de la abstención, que ha estado en un continuo aumento desde hace años en el país europeo, la columnista Lucía Abellán, del diario El País, señala: “Es difícil reprochar a los italianos, que han visto erigirse y morir a más de 60 gobiernos en 74 años de elecciones parlamentarias, la desidia a la hora de acudir a las urnas. Pero el hastío suele ser un aliado indispensable del radicalismo. Las opciones ultras rara vez aspiran al poder sin la indolencia de quienes votarían por partidos más moderados, pero eluden -como forma de protesta o por simple desinterés- elegir una papeleta”.