Más de 1.400 millones de personas visualizaron los videos de la muerte del afroamericano George Floyd en internet en los 12 días posteriores a su deceso en Minneapolis, el 25 de mayo pasado, según la firma de análisis estadounidense Pex. La frase “I can’t breathe” (No puedo respirar), que el hombre repitió al menos 20 veces mientras era reducido por cuatro agentes de la policía, ocupó las portadas internacionales, se transformó en viral, movilizando a millones de personas en el mundo y hoy es un lema del movimiento social antirracial Black Lives Matter.
Las violentas imágenes fueron captadas por una joven de 17 años, que salía de la tienda donde presuntamente Floyd compró un paquete de cigarrillos con un billete falso de US$ 20 lo que motivó su detención. Este mismo registro revela cómo el policía Derek Chauvin utilizó su rodilla para presionar el cuello de Floyd durante ocho minutos y 46 segundos, causándole una asfixia fatal. Este no es el primer caso de un afroamericano muerto bajo custodia policial en EE.UU.
Al contrario, la lista de casos similares es larga. Entre ellos se cuenta el de Michael Brown, de 18 años, que tras robar cigarrillos y huir de la policía recibió seis disparos, dos de los cuales dieron en su cabeza, causando su muerte en agosto de 2014, en Missouri. O el de Philando Castile, de 32 años, a quien, en medio de un control vehicular en Minnesota, le dieron siete tiros, luego de que los agentes pensaron que buscaba un arma, todo ello cuando su pareja y su hija de cuatro años estaban en el asiento trasero del vehículo.
Desde 2015, el diario estadounidense The Washington Post recopila los fallecidos provocados por disparos de armas de fuego de la policía. Tan solo en el último año 1.008 personas han muerto a manos de agentes de seguridad. Y en los últimos cinco años la cifra se eleva a 5.000 ataques.
Sin embargo, el Post destaca que los afroamericanos muertos por la policía -con una tasa de 34 casos por cada millón de habitantes- representan más del doble de los decesos de blancos -14 por millón-, situación aún más grave si se considera que los negros representan menos del 13% de la población total de EE.UU., según la última actualización del 16 de diciembre.
Un informe conjunto de las universidades de Pennsylvania, Yale y Drexel publicado en octubre revela que, a pesar de un uso más generalizado de cámaras corporales y una mayor atención de los medios ante la brutalidad policial, en los últimos cinco años los disparos fatales contra afroamericanos desarmados han sido tres veces mayores que los recibidos por blancos.
El enojo acumulado por años en las comunidades negras de EE.UU. y que había aflorado puntualmente tras polémicos asesinatos, terminó de estallar con el caso Floyd, desatando manifestaciones en los 50 estados del país y dando la vuelta al mundo con protestas en Europa, Asia y América.
Según la BBC, la muerte de Floyd generó la “tormenta perfecta”, ya que fue un asesinato brutal, a un hombre desarmado, captado en cámara -lo que desvirtuó la hipótesis de que fue un ataque en defensa propia-, y que movilizó a ciudadanos que anteriormente no se habían sentido “afectados o conmovidos” por la discriminación racial.
A esto se suma que la muerte de Floyd coincidió con una larga retórica racista por parte del Presidente Donald Trump, en medio de la pandemia del Covid-19 y cuando el país alcanzaba el nivel más alto de desempleo desde 1930. Así, el 13% de la población desempleada tenía la libertad de horarios y la molestia necesaria para protestar.
Una encuesta realizada por ABC News en 2014 tras las muertes de Michael Brown y Eric Garner (quien fue estrangulado durante 15 segundos por un oficial de Nueva York), reveló que para un 43% de los encuestados estos asesinatos eran parte de un problema nacional. La cadena repitió el sondeo tras el caso Floyd y la respuesta aumentó al 74%.
¿Qué viene ahora?
A pesar que las movilizaciones han disminuido a siete meses de la muerte de Floyd, las consecuencias tras su asesinato están lejos de acabar. En julio, Minneapolis prohibió a sus agentes utilizar procedimientos que estrangulen para inmovilizar a detenidos y recortó US$ 7,7 millones al departamento policial. Y no fue el único. California ordenó a las escuelas de policías dejar de enseñar este tipo de técnicas a los agentes y en Denver eliminaron el uso de gases y balines de goma contra manifestantes. El Senado comenzará a debatir sobre la Ley de Justicia en las Tácticas Policiales George Floyd, que fue aprobada por la Cámara de Representantes y que busca erradicar el mal comportamiento policial, el uso excesivo de fuerza y prejuicios raciales en el ejercicio de la profesión.
Sin embargo, la comunidad negra seguirá atenta al juicio programado para el 8 de marzo contra los cuatro exagentes involucrados en el caso Floyd, quienes esperan el proceso en libertad tras pagar fianzas y que han solicitado atrasar el proceso hasta el 5 de julio por “retrasos en pruebas y material clave” por parte de la fiscalía.