En Santiago de Cuba, donde reposan los restos de su esposa Vilma Espín y de su hermano Fidel Castro. Ahí se piensa que podría "jubilarse" Raúl Castro, a partir del próximo 19 de abril, cuando deje la Presidencia, pero no el poder. Ese día, el gobernante cubano, de 86 años, pretende traspasarle la posta al primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años. La diferencia de casi tres décadas entre ambos simboliza no sólo el comienzo del fin de la era Castro, sino que también el paso a una nueva generación de dirigentes comunistas cubanos.
"No voy a llegar a tatarabuelo porque se van a aburrir los cubanos de mí", dijo en 2015, cuando anunció que se retiraría en 2018. Raúl Castro, que debió tomar las riendas de Cuba cuando su hermano enfermó en 2006, preside desde 2008 los Consejos de Estado y de Ministros. Luego, fue reelecto en 2013 y siempre mantuvo la postura de que lo suyo sólo serían dos períodos. Pero la década de Raúl en el Palacio de la Revolución no concluiría en realidad dentro de dos semanas más.
Cuando la Asamblea Nacional seleccione al nuevo presidente de los Consejos de Estado de Ministros, todo apunta a que Raúl permanecerá hasta el año 2021 como el primer secretario del Partido Comunista. Aquello no significa otra cosa que poder. Sin embargo, habría cierto matiz.
"A menos que haya un gran conflicto político entre Castro y Díaz-Canel, no creo que Raúl obstaculice el ejercicio del poder presidencial de Díaz-Canel. De hecho, Castro puede jugar un rol activo, usando su autoridad para ayudar a convencer a otros líderes a seguir el ejemplo de Díaz-Canel", dice a La Tercera William M. LeoGrande, profesor de la American University.
La primera transición intergeneracional del régimen cubano ha sido diseñada desde hace años, con ningún detalle al azar y ningún cambio de última hora. De hecho, el 19 de abril no es una fecha casual, ya que ese día es el 57 aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), cuando Cuba le propinó una dura derrota a Washington, en 1961.
"Raúl Castro mientras viva será un factor de poder en Cuba", sostiene Arturo López-Levy, quien a comienzos de los 90 fue analista político para el gobierno cubano.
Cuando Raúl Castro asumió formalmente la Presidencia de Cuba en febrero de 2008, prometió una serie de reformas económicas, una cierta apertura y un acercamiento con Estados Unidos que se concretó en 2016 con la histórica visita de Barack Obama a La Habana. Pero a pesar de que se han permitido los negocios y emprendimientos privados, e incluso pese a que los propios The Rolling Stones dieron un memorable concierto en la capital cubana días después del viaje de Obama, se espera una transición lenta y suave. Y que, por supuesto, lo que habrá es continuismo.
Según dijo a La Tercera Michael Bustamante, especialista en Cuba de la Universidad Internacional de Florida, "el partido es, en teoría, la institución que "orienta" al gobierno en la formulación de la política. Así que es de esperar que el nuevo mandatario ejecutivo optará por políticas que dan continuidad a las políticas de su predecesor. Su rango de acción puede verse limitado, aunque tampoco pienso que el nuevo líder oculta tras bambalinas una visión dramáticamente distinta".
Para algunos analistas, a partir de 2015 se fortaleció una corriente al interior del Partido Comunista cubano a favor de un sistema unipartidista, pero con espacio al mercado y cierto "relajo" de la vigilancia ideológica. Sin embargo, desde 2017 habría ganado fuerza un conservadurismo de corte fidelista.
"Díaz-Canel no estaría en línea para convertirse en Presidente si no estuviera de acuerdo con las políticas de Raúl Castro, por lo que no deberíamos esperar cambios dramáticos en el corto plazo. Pero cada generación tiene su propia experiencia y, por lo tanto, su propio punto de vista. A medida que la generación anterior deje la política, gradualmente veremos qué ideas aportan a la nueva generación de líderes cubanos", apunta LeoGrande.
Quien por años conoció a Raúl Castro, al ser su jefe de gabinete a mediados de los 80 fue Alcibíades Hidalgo, quien hoy reside en Florida. "Ha habido muy pequeñas reformas cosméticas, como permitir que los ciudadanos tengan acceso a los hoteles en moneda convertible cuando el trabajo no se retribuye con esa misma moneda. Si la apertura a la telefonía celular puede clasificarse como el cambio más importante que ha habido en Cuba en los últimos tres años, eso revela los pocos cambios que ha habido", ha dicho.