Con el posible regreso de Antauro Humala al escenario político de Perú, la pregunta lógica es si resurgirá también el radical movimiento antichileno fundado por la familia Humala. Tras salir de la cárcel este sábado, el hermano del expresidente peruano Ollanta Humala (2011-2016), aseguró no arrepentirse de los crímenes que lo dejaron 17 años en prisión, demostrando que poco se ha movido su brújula política e ideológica: el etnocacerismo.
“Estamos nuevamente afuera y les puedo decir que nos sentimos todos muy orgullosos de lo que hicimos en Andahuaylas”, dijo en las afueras del penal Ancón II. Fue el 1 de enero de 2005 cuando, junto a un grupo de 150 reservistas, Antauro Humala encabezó la toma de un cuartel policial para exigir la salida del entonces Presidente Alejandro Toledo (2001-2006) en lo que se conoció como el “andahuaylazo”. El resultado fue la muerte de cuatro policías y dos aliados del mayor del Ejército de Perú, así como una condena en la que pagó con 27 años de cárcel.
Descrito por los medios peruanos como contrario al comunismo, al capitalismo y al neoliberalismo, este movimiento fue fundado por Antauro Humala a inicios de los 2000, centrándose principalmente en hacerlo llegar a Lima y otras regiones al interior del país, detalló La República. En ese entonces, ya se apreciaba la veta antichilena en los ataques de simpatizantes hacia el gobierno de Toledo, quien era descrito como “chilenizador y borracho”. Sin embargo, no fueron los hermanos quienes diseñaron esta ideología, sino que fue su padre, Isaac Humala.
El origen ideológico del etnocacerismo
Cuando el patriarca de la familia dio una entrevista años atrás a Peru.com, era posible ver desde dónde surgía lo que luego su hijo propugnaría a través de la política armada. Estas ideas tenían origen en Isaac Humala. En aquella ocasión, Jaisia Amaro le preguntó por el conocido antichilenismo que su ideología planteaba, donde incluso su hijo Antauro planteó que si alguna vez llegaba al poder, le declararía la guerra a Chile.
Haciendo alusión a los bajos impuestos que este último pagaba a Perú, aseguró que “para el tamaño de nuestro país nuestra economía tiene exceso de oro y plata en lingotes, estamos como en la época del guano. Pero el gobierno por traición, desde Alberto Fujimori, hace que todo eso se lo lleven los extranjeros, sin dejar nada para nosotros. (…) Si nosotros reivindicamos ese derecho, tendremos dinero de sobra para convertir en pradera el desierto de la costa. Nos convertiremos en potencia y recuperaremos territorios como Tarapacá y Arica, que son territorios históricamente peruanos”.
Isaac Humala mantuvo por muchos años una cercanía con la izquierda antes de que las relaciones se quebraran. Militó en el Partido Comunista Peruano (PCP) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). También fundó el Instituto de Estudios Etnogeopolíticos (IEE) en 1989, cuando su pensamiento ya tomaba forma. La palabra etnocacerismo proviene de la unión entre el rescate étnico que el movimiento busca y el nombre de Andrés Avelino Cáceres, militar y político peruano que luchó en la Guerra del Pacífico.
El concepto de la raza es otro de los pilares de esta ideología, donde destacan la presencia de una “raza cobriza”, en referencia a las personas nacidas en los Andes. “La especie humana tiene cuatro razas, de las cuales una está prácticamente apartada, la blanca domina el mundo, la amarilla tiene dos potencias, China y Japón, y la negra, pese a no estar tan bien como las dos anteriores, al menos domina su continente”, explicaba el patriarca de los Humala en la misma entrevista.
“En cambio, la cobriza no gobierna en ningún lado. Nosotros pensamos hacer eso, parece algo imposible, pero somos utópicos en ese sentido, tenemos esperanza en momentos en que esta ya se ha perdido, eso es lo que nos diferencia”, cerró.
Con una iconografía similar a la de regímenes fascistas, como el uso del águila en el escudo del movimiento o el resaltar el valor de una raza e intentar validarla en el poder, fueron constantes críticas hacia el etnocacerismo. Cuestionamientos desechados por Isaac Humala, pues consideraba que, al no tener representación en el gobierno, era el deber del movimiento el ponerla en el sitial que le correspondía.
“Los nazis propugnaban que la raza superior es la aria. Nosotros no sostenemos que la raza cobriza sea superior, sino que ha sido víctima y que tiene que reincorporarse. No esperamos que nos reincorporen otros. Nosotros mismos debemos hacerlo, empezando por sentirnos orgullosos de nuestra raza, nuestra sangre y nuestra cultura, por eso debemos estudiar lo nuestro”, dijo a Peru.com.
La posta hacia Antauro
Tanto Ollanta como Antauro Humala compartían, al menos en un principio, parte de una postura ideológica similar. Para octubre del 2000, cuando ambos eran miembros del Ejército, los hermanos lideraron un levantamiento militar contra el régimen de Alberto Fujimori (1990-2000) cuando este llegaba a sus últimos días. Su acción falló, pero sentó un precedente, así como la irrupción política de la familia Humala.
Luego, cuando Antauro continuó por el camino armado y fue capturado y enjuiciado en 2005, parecía que el camino de ambos se separaba. “Lo de la comisaría fue una orden expresa del comandante Ollanta”, dijo el militar, hecho negado en repetidas ocasiones por el expresidente de Perú.
Este último tomó finalmente el camino institucional, cuando ingresó de lleno en el escenario político democrático y ganó la elección de 2011. Para Isaac Humala, que su hijo Ollanta no hiciera nada para ayudar a su hermano cuando era Presidente, es un signo de que el proyecto ideológico se concretaría con Antauro Humala a la cabeza.
La tarea política del militar no cesó incluso en la cárcel. Para 2018, estando privado de libertad, fundó el Frente Patriótico de Perú. Posicionando al etnocacerismo en el centro del movimiento político, este partido político es definido por analistas como cercano a la extrema izquierda, pero otros lo ligan a una tercera posición ajena al espectro tradicional.
Su búsqueda por restaurar el antiguo territorio del Imperio Inca (incluyendo sectores bolivianos y chilenos), la nacionalización de la industria peruana y la aplicación de la pena de muerte por traición a la patria son algunos de los polémicos objetivos del partido.
Durante la carrera por la presidencia peruana en 2021, una de las promesas de campaña del actual mandatario Pedro Castillo fue indultar a Antauro Humala. Finalmente, esta intención no se cumplió, pues incluso dentro de su propio gabinete había reticencia al indulto. Según La República, los seguidores del militar afirmaron que no serán una fuerza que apoye al Presidente Castillo.
Cuando la prensa local le preguntó a la abogada de Humala, Carmen Huidobro, sobre el posible regreso a la política por parte de su cliente, esta aseguró que “no me lo ha dicho, pero es probable (que vuelva a la actividad política) porque es un líder bien connotado. Los etnocaceristas, antauristas y gente que sigue al mayor están viniendo a Lima para acompañarlo cuando salga”.