A poco más de un mes y medio de que se realizaran las cuestionadas elecciones presidenciales en Venezuela, las acusaciones de supuestos complots, golpes de Estado e intervenciones armadas de parte de Occidente en el país caribeño han aparecido en el discurso chavista, y este fin de semana implicó a España, Estados Unidos e incluso a República Checa.
Así lo demostró la detención de dos ciudadanos ibéricos a los que se les acusa de intentar desestabilizar al país, de ser parte del servicio de inteligencia español y de estar vinculados con la oposición liderada por María Corina Machado, quien clama la adulteración de los resultados que el 28 de julio volvieron a dar la victoria a Nicolás Maduro.
Desde España, tanto el gobierno como las familias de los acusados reclaman un error, al mismo tiempo que exigen poder hablar con ambos luego de no contactarse por varios días con sus cercanos. Se trata de Andrés Martínez Adasme, de 32 años, y José María Basoa Valdovinos, de 35, vecinos de Bilbao cuyos familiares aseguran visitaron Venezuela por un viaje de vacaciones. En Caracas, sin embargo, los acusan de ser agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España, y de conspirar para derrocar al mandatario chavista. “La CIA está al frente de esta operación”, aseguraron desde el gobierno venezolano.
El relato de la desestabilización
La denuncia se realizó en dos actos, pero en ambos hubo un factor común: su protagonista fue Diosdado Cabello, halcón chavista que retornó a la primera línea política recientemente, cuando el mandatario venezolano lo nombró ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz en el gabinete que formó el pasado 27 de agosto. Fiel a su tono polémico, este sábado explicó en un relato un tanto confuso los pormenores de la operación que dejaron como saldo a dos españoles, dos estadounidenses y un ciudadano checo detenidos en una supuesta operación que buscaba realizar actos “terroristas”.
“Fueron detenidos dos ciudadanos españoles en Puerto Ayacucho. José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, en las cercanías del aeropuerto de Puerto Ayacucho, en una situación irregular, tomando fotos. Encontramos en sus teléfonos vínculos con una señora que se llama María Teresa Clavijo, de Aragua, dirigente de Vente Venezuela, vinculada a los mal llamados comanditos (voluntarios opositores que siguieron el recuento de votos, liderados por María Corina Machado)”, inició Cabello. Era el primero de tres actos que no terminó de explicar, argumentar ni unir completamente en su relato.
Desde un programa de la televisión pública venezolana, el hombre fuerte del chavismo continuó apuntando contra “Jorman Enrique Varillas y Jhexica Isabel Aponte Figueras”, sin aportar detalles de quiénes eran ni entregar más detalle o contexto. “Ella participó en los hechos de violencia, hay una foto de ella, encapuchada, inclusive, en una manifestación”.
Luego, empezó la acusación de desestabilización. “Los españoles preguntan por teléfono dónde comprar explosivos, contactar si quieren hacer un trabajo especial. Y en su teléfono en comunicación planifican el asesinato de una alcaldesa de Upata, una alcaldesa revolucionaria”, relató el ministro de Interior de Venezuela, mientras en pantalla se veía la foto de los dos españoles acusados. “Estados Unidos no está ajeno a esta operación”, cerró. Acusa a Washington de alentar un golpe de Estado.
Sobre esta trama, es necesario remitirse a una segunda alocución del líder chavista, uno de los defensores más duros del movimiento. Fue durante una conferencia de prensa que, rodeado por decenas de fusiles de guerra supuestamente incautadas, acusó a la oposición de intentar ingresar armas al país.
“Cuatrocientos fusiles ingresaron desde Estados Unidos y pistolas, vinculados a la oposición. Es solo una muestra de lo recuperado, lo capturado en operaciones de inteligencia. Trataron de ingresarlo por la vía regular. El gobierno de Venezuela garantiza la paz. No hay motivos de alarma. Estamos haciendo lo necesario para mantener la paz”, dijo a la prensa local.
Pero la lista de acusaciones no terminó ahí. Diosdado Cabello también aseguró que habían detenido a dos estadounidenses y a un checo, pero que el total de personas encarceladas ascendía a 14, consignó la cadena española SER. El grupo es acusado de participar en una “operación de desestabilización” que relacionó con la dirigente opositora María Corina Machado, y que esta estaría supuestamente liderada tanto por la CIA estadounidense y por el CNI español. Incluso dijo que los capturados buscaban hacer ingresar a Venezuela a “un grupo de mercenarios” con el propósito de asesinar a Nicolás Maduro y otros dirigentes chavistas. De momento, no ha presentado pruebas que sostengan aquello.
Dirigiendo la supuesta operación, estaría el miembro en activo de las fuerzas especiales SEAL de la Marina estadounidense, Wilbert Joseph Castañeda, dijo Cabello. En tanto, los políticos venezolanos Juan Pablo Guanipa, Carlos Vecchio, Julio Borges y María Corina Machado estarían al tanto de la operación.
Molestia internacional
Los primeros en alertar lo ocurrido con los españoles detenidos, no fueron escuchados. O al menos, no llegó a oídos de las autoridades. Así lo apuntó el padre de Andrés Martínez Adasme, quien habló con el periódico El Mundo y aseguró que su hijo no pertenecía a los servicios de inteligencia, y que se encontraba de viajes en Venezuela.
A través de una conversación telefónica, explicó que estaba “esperando información por vía consular y de la embajada”, pues, fuera de lo que dijo Diosdado Cabello en televisión pública, “aún no sabemos bajo qué acusación o motivo lo han detenido”.
Tanto a Martínez Adasme como a José María Basoa se les perdió el rastro a principios de mes. “Estaba desaparecido en un viaje en Venezuela y ahora está en Caracas, es todo cuanto sé”, explicó.
“Di parte de su ausencia a la empresa donde trabaja”, declaró, pero aumentó las incógnitas sobre la historia al no querer especificar a qué se dedica su hijo, pues no quería “dar más datos”. “Niego que pertenezca al CNI”, fueron sus últimas palabras antes de cortar, alegando que tenía una llamada entrando de parte de la embajada.
La versión familiar señala que fue el 9 de septiembre cuando se denunció la desaparición de la pareja. Los dos llegaron a Caracas el 17 de agosto, momento en que arrendaron un automóvil para transportarse en el país. Debían regresarlo el 5 de septiembre, pero aquello no ocurrió, detalló el medio español El País. Tres días antes, el 2 del mismo mes, fue la última vez en que se comunicaron con sus familiares. De entonces, no habían tenido noticias de ellos, hasta que este sábado Diosdado Cabello lo dijo en televisión.
Quien también salió a negar cualquier tipo de intervención militar o de inteligencia en territorio venezolano fue el propio gobierno de Pedro Sánchez, el líder político socialista de España. Fuentes oficiales del Ministerio español de Asuntos Exteriores dijeron al citado periódico que “la Embajada española (en Caracas) ha enviado una nota verbal al Gobierno de Venezuela pidiendo el acceso a los detenidos, con el fin de verificar sus identidades y su nacionalidad y, de ser verificadas, conocer de qué se les acusa exactamente y que puedan recibir toda la asistencia necesaria. La Embajada velará en todo momento por la protección y los derechos de cualquier español detenido en Venezuela”.
Luego, llegó la protesta formal. Mediante un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló este domingo que “España desmiente y rechaza cualquier insinuación de estar implicada en una operación política en Venezuela. El gobierno ha constatado que los detenidos no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal. España defiende una solución democrática y pacífica a la situación en Venezuela”.
Un detalle: desde el Palacio de la Moncloa, sede oficial de gobierno en Madrid, no confirmaron la información proporcionada por los familiares acerca de que los acusados se encontraban en un viaje de vacaciones. Si se ratifica la razón del viaje, aseguró El Mundo, “Venezuela habría realizado una detención arbitraria a dos ciudadanos españoles”.
De todos modos, Cabello esperaba esa respuesta por parte del gobierno de Sánchez y ya había ensayado una réplica. “España va a responder que es mentira. Pueden decir lo que quieran, sus agentes están confesando”, planteó el halcón chavista en una conferencia de prensa. “El CNI está promoviendo la captación de terroristas para que vengan a Venezuela”, siguió, apuntando a que el país ibérico “está metida hasta el cuello en la operación contra Venezuela”.
La enemistad diplomática entre ambos países creció exponencialmente luego de la llegada al país del excandidato opositor Edmundo González, quien huyó a Europa luego de que Caracas buscara arrestarlo debido a su afirmación de que fue él quien ganó las presidenciales, y no Maduro.
España no fue el único país acusado por Venezuela. En Estados Unidos, el Departamento de Estado descartó que la CIA estuviera involucrada en un supuesto complot para matar a Nicolás Maduro, calificando las palabras de Diosdado Cabello como “categóricamente falsas”.
A través de un comunicado, el ente norteamericano aseguró que EE.UU. “sigue apoyando una solución democrática a la crisis política en Venezuela”. Además del supuesto SEAL de la Armada Wilbert Joseph Castañeda, quien habría liderado la operación según Caracas, Cabello nombró a otros dos ciudadanos estadounidenses detenidos: David Estrella y Aaron Barrett Logan.
Castañeda fue detenido en Caracas en agosto, y en ese momento las autoridades de EE.UU. aseguraron que se trataba de un marinero que había viajado a Venezuela. La semana pasada, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo a CNN que era un marino mexicano-estadounidense que estaba siendo investigado por entrar en el país sin la documentación adecuada.
En tanto, el detenido de origen checo es Jan Darmovzal. La misma cadena televisiva norteamericana consultó al Ministerio de Asuntos Exteriores de República Checa, quienes confirmaron la detención de uno de sus ciudadanos, y que su embajada en Bogotá está realizando las gestiones, puesto que no cuentan con representación en Caracas.