El barco humanitario español Open Arms se dirigía el miércoles por la tarde hacia Lampedusa con 147 migrantes a bordo, después de que la justicia suspendiera un decreto del ministro italiano Matteo Salvini que le prohibía entrar en aguas territoriales italianas.
La ONG española Proactiva Open Arms aseguró en cambio que no contemplaba atracar por la fuerza.
Por ahora pretende refugiarse del mal tiempo. El Open Arms y el Ocean Viking publicaron el miércoles videos que mostraban olas de hasta 2,5 metros que sacuden a los barcos y a sus pasajeros.
Pese a todo, Salvini anunció un recurso "urgente" contra la decisión, y firmó un nuevo decreto con el argumento de que el comportamiento del Open Arms desde el primer decreto demostraba su "objetivo político de llevar (a los migrantes) a Italia".
"Hemos ganado el recurso que interpusimos ante un tribunal administrativo de Italia", declaró poco antes Oscar Camps, fundador de Proactiva Open Arms, durante una rueda de prensa en Madrid.
"Lo único que falta es que se nos asigne un puerto", declaró.
Después de tres operaciones de rescate en los últimos 12 días y una serie de evacuaciones médicas, el Open Arms tiene a bordo a 147 migrantes, incluidos unos treinta menores.
Malta solo aceptó a una parte -los rescatados en su zona de competencia- y la organización rechazó el traspaso por miedo a la reacción de los que se quedarían a bordo.
En una entrevista el miércoles por la mañana con la radio española Cadena Ser, Camps resaltó el riesgo de que estallaran peleas entre los migrantes, cansados y estresados.
Según él, los 19 miembros de la tripulación tienen cada vez más problemas para gestionar las tensiones provocadas por el hacinamiento, la incertidumbre y el estado de "estrés post-traumático muy alto" de los migrantes.
Derecho marítimo internacional
"Imagínate que hay dos lavabos, 180 metros cuadrados cubiertos. Hay discusiones por un trozo de sombra, discusiones por un trozo de sol, discusiones por la comida, discusiones por la cola de lavabo", explicó.
Francia aseguró que estaba "en contacto con la Comisión Europea" para encontrar una solución para los cerca de 500 migrantes de los dos barcos.
Justo antes de la primera operación de salvamento del Open Arms a principios de agosto, el ultraderechista Salvini firmó un decreto prohibiendo al barco humanitario entrar en aguas territoriales italianas.
Según el ministro, se trata de una cuestión de orden público. En caso de infracción, la ONG se arriesgaba a ser multada con hasta un millón de euros y a la confiscación del barco. Hasta la decisión judicial del miércoles.
"Es un éxito: no se puede ir en contra del derecho marítimo internacional", se congratuló Camps.
Según la prensa italiana, el tribunal reconoció "un exceso de poder" y una violación del derecho internacional en materia de rescates en el mar.
"¡Qué país extraño!", reaccionó Salvini durante un mitin en una playa de Liguria (noroeste). "El tribunal administrativo de Lacio (región de Roma) quiere autorizar el desembarco en Italia a un barco extranjero cargado de migrantes extranjeros".
En este contexto, el hombre fuerte del gobierno italiano rompió su coalición con el Movimiento 5 Estrellas y pidió elecciones anticipadas.
El miércoles por la mañana, el Partido Demócrata pidió al jefe del gobierno, Giuseppe Conte, que hiciera desembarcar lo antes posible a los migrantes del Open Arms.