El narcotráfico, las pandillas, los asesinatos, están causando preocupación en Ámsterdam y Marsella, al punto que muchos expertos se preguntan si se encuentran camino a un punto sin retorno.

En Países Bajos, la sociedad aún se encuentra digiriendo la sentencia de tres cadenas perpetuas impuestas la semana pasada en el megajuicio penal contra el narcotraficante Ridouan Taghi y su banda “máquina asesina bien engrasada”. Se trata del caso “Marengo”, el mayor proceso judicial ocurrido en la sociedad holandesa, donde una banda criminal de 17 pandilleros fue condenada tras seis años de investigación, donde cometieron importantes asesinatos a civiles en el país.

Según los jueces que condenaron a cadena perpetua al traficante de cocaína holandés-marroquí Taghi y a dos de sus principales secuaces, la organización fue responsable de cinco “liquidaciones”, dos intentos de asesinato y preparativos para muchos. Durante los seis años de juicio, Taghi ordenó tres asesinatos relacionados con el proceso: el de un abogado, un periodista de televisión y el hermano de un testigo de la banda, según reportó The Telegraph.

El juicio ha obligado a la sociedad holandesa a preguntarse si su país se está deslizando por el mismo camino oscuro que naciones latinoamericanas devastadas por las drogas como Colombia y Ecuador, señala el diario británico The Times Lo anterior, porque se teme que Taghi esté dirigiendo su imperio desde la prisión mientras cumple la sentencia, al controlar un tercio de toda la cocaína introducida de contrabando en los puertos europeos.

Los agentes de policía aseguran la zona después de que la policía holandesa arrestara a un sospechoso después de un tiroteo en Rotterdam, Países Bajos, el 28 de septiembre de 2023. Foto: Reuters

En tanto, el alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, ha exigido a las autoridades que adopten una línea más dura contra el consumo de cocaína. Según Aboutaleb, una actitud “negligente” hacia el uso recreativo de drogas, incluida la aceptación de la cocaína como el narcótico preferido de la clase media, fue lo que llevó a la violencia y la corrupción desbordada en los barrios más pobres de Europa, según información de The Guardian.

Su postura discrepa con la de la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, quien considera que debe regularizarse la venta y el consumo de cocaína como medio para afectar los beneficios de los traficantes. “Nuestro enfoque actual en la lucha contra las drogas es como trapear con el grifo abierto. (...) Los esfuerzos por alinearse con las tendencias mundiales de prohibición de las drogas pueden tener resultados contraproducentes”, escribió la alcaldesa en una columna para The Guardian.

Junto con dicha propuesta de enfoque, la alcaldesa de Ámsterdam advirtió que “sin un cambio fundamental de rumbo, los Países Bajos corren el peligro de convertirse en un narcoestado”. También destacó la tendencia de niños trabajando como “recolectores de cocaína” y la creciente violencia asociada con el tráfico de drogas, como el asesinato de figuras clave involucradas en casos penales contra sindicatos internacionales de drogas.

Una ventana apedreada durante los disturbios después de que un policía matara al adolescente Nahel Merzouk, en Marsella, Francia, el 30 de junio de 2023. Foto: Archivo

Rotterdam, hogar del puerto más grande de Europa, es una de las principales puertas de entrada del noroeste del continente para los narcotraficantes, junto con Amberes y Le Havre. Pero Marsella, una ciudad también portuaria al sur de Francia, también se ha convertido en el centro de operaciones para los narcotraficantes. En 2023, 49 personas murieron en batallas entre bandas de narcotraficantes en competencia, y tanto las víctimas como los perpetradores son jóvenes, de acuerdo con el medio alemán Der Spiegel.

“Soy plenamente consciente de que muchas de las cosas que estamos introduciendo ahora no producirán resultados inmediatos. Haremos lo mejor que podamos, pero no puedo prometer éxito”, había dicho Macron en 2021, consciente de que la batalla contra las redes de narcotraficantes en la ciudad no sería fácil, durante el anuncio del plan “Marsella en Grande”, en el que invirtió 5.000 millones de euros. Sin embargo, muchos marselleses no perciben cambios, según Radio France International.

En Marsella miles de personas participan en el tráfico de drogas, y los traficantes en los puntos de venta más lucrativos pueden generar ingresos de hasta 80.000 euros al día. En los primeros meses del año pasado, una sola unidad policial del barrio norte confiscó 1,3 millones de euros en efectivo. Quienes están detrás del comercio ilegal en realidad no viven en Francia, sino en Dubái, Colombia o el norte de África.

El Papa Francisco ora frente a la estela dedicada a los marineros y migrantes perdidos en el mar en presencia de representantes de Marseille Esperance, como parte de los encuentros del Mediterráneo en Marsella, Francia, el 22 de septiembre de 2023. Foto: Reuters

“Si se mira la situación desde un punto de vista puramente económico, entonces los esfuerzos de Macron en Marsella se parecen mucho a un intento de destruir al mayor empleador de la ciudad”, dice un artículo de Der Spiegel. Sumado a eso, muchos de los jóvenes que participan en el narcotráfico son reclutados a través de TikTok y Snapchat, donde publican sus videos que incluyen asesinatos a sueldo.

En 2021 ya se había denunciado un aumento de jóvenes contratados por bandas criminales en la ciudad portuaria de Rotterdam, cuyo trabajo era sacar la droga de los cargamentos provenientes desde América Latina, alejarla de los muelles y transportarla hacia Ámsterdam, Berlín y Londres. Así, los “recolectores de cocaína” han constituido un eslabón vital en la cadena de suministro de narcóticos europea, según señala un reportaje de la cadena BBC.