Pocos conocían su nombre en 2012. En el pequeño distrito de Nuevo Cuscatlán, a 13 kilómetros de San Salvador, Nayib Bukele, entonces de 31 años, se presentaba como el nuevo alcalde del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Desde ese momento se supo que Bukele no era cualquiera. Buen conocedor de la publicidad política, tres años después arrasó en las elecciones en la capital de El Salvador y se convirtió en el edil, en 2015.
¿Su mayor logro? En poco tiempo, el centro histórico de la ciudad —que yacía bajo la violencia y sombra de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13)— se transformó en un lugar seguro, donde los ciudadanos podían caminar con tranquilidad a altas horas de las noches y los niños jugar sin temor en los parques.
Los datos oficiales entregados por el gobierno salvadoreño y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito muestran que los homicidios en el país pasaron de 106,3 por cada 100.000 habitantes en 2015 a 2,4 en 2023. A esa altura, Bukele ya llevaba cuatro años como Presidente.
Pero cuando los aplausos se detuvieron, se asomó la duda: ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo logró que una pandilla peligrosa se retirara sin más?
Varios periodistas de El Salvador denunciaron que Bukele, fiel a la estrategia del FMLN —que ya había sido acusado de pactar no solo con la Mara Salvatrucha, sino también con Barrio 18— había negociado con los líderes pandilleros para entrar a las comunidades y ganarse su voto.
“Lo replicó como alcalde y como Presidente. Él aprendió esa forma de hacer política, porque desde que llegó a la alcaldía capitalina, la más importante del país, pactó con los pandilleros”, dice a La Tercera el jefe de redacción de El Faro, Óscar Martínez.
El pacto con las pandillas tenía un precio. Pero un obstáculo desconocido provocó una de las más grandes masacres que tuvo El Salvador en su historia.
El arribo al poder
“Confiamos en Dios y en Bukele”. Con esas palabras, un integrante de la Mara Salvatrucha aseguró a la Revista Factum en 2019 que tenían puesta la fe en Bukele, para que pudiera ser “el Presidente que trate el problema de la raíz y no con esa política absurda de las medidas extraordinarias, grupos de exterminio y querer armar a la gente para matar pandilleros”. En la entrevista, el pandillero negó que existiera una negociación con el entonces candidato presidencial.
Mientras tanto, Bukele fue expulsado del FMLN por disputas internas y se presentó a las presidenciales con el partido derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), cuyos miembros eran conocidos por tener tolerancia cero con las pandillas.
Por mayoría absoluta, el 3 de febrero de 2019, Bukele se convirtió en el Presidente de El Salvador, con la promesa de restaurar la tranquilidad del país. Fue en ese mismo año que retomó las negociaciones secretas con la MS-13.
La evidencia es contundente: en uno de varios informes, un inspector del Complejo Penitenciario de Izalco reportó una serie de “anomalías” entre miembros de la MS-13 y personal del gobierno. “Son documentos carcelarios de la misma inteligencia de cárceles que le reporta a sus superiores que entran funcionarios públicos de Bukele a negociar con los líderes de MS-13. Después encontramos más evidencias e imágenes de cómo entraron estos encapuchados que, según los reportes policiales del mismo gobierno de Bukele, eran funcionarios”, dice el periodista salvadoreño.
“En concreto, uno de ellos era Carlos Marroquín (un alto funcionario de Bukele)”, dice Martínez, autor de Los muertos y el periodista (Anagrama).
En otro documento se estableció que Osiris Luna entró al penal de máxima seguridad de Zacatecoluca y ordenó que ya no mezclaran a los pandilleros presos, sino que cada pandilla tuviese celdas exclusivas.
“Después el gobierno de Estados Unidos incluyó en la lista Engel (donde se encuentran ‘actores corruptos y antidemocráticos’) a los dos funcionarios: Carlos Marroquín y Osiris Luna”.
El Crook
En junio de 2021, Élmer Canales Rivera, alias “El Crook”, fue detenido por las autoridades salvadoreñas y puesto en prisión de máxima seguridad, donde debía cumplir 40 años de condena. El hombre es el segundo jefe al mando de la cúpula de la MS-13.
Pero las cuatro décadas se le hicieron cortas: fue puesto en libertad a los pocos meses, por razones desconocidas.
El delincuente vivió en un lujoso departamento en la capital hasta que “algo” lo hizo escapar a México. Fue ahí donde las autoridades estadounidenses lo encontraron y extraditaron a Nueva York, donde se encuentra detenido.
“La Fiscalía de Nueva York está acusando a 27 líderes de la Mara Salvatrucha. Asegura que negociaron con el gobierno de Nayib Bukele y llegaron a acuerdos, entre otras cosas, para no ser extraditados del país”, plantea Martínez. Con todas estas pruebas, el periodista dice que “quien no quiera creer o entender que Bukele negoció con la Mara Salvatrucha es una persona necia o ciega”.
Las declaraciones que puedan hacer el ‘El Crook’ y los demás líderes detenidos serían la “prueba viviente” de las negociaciones secretas de Bukele. La audiencia del líder pandillero, eso sí, fue reprogramada esta semana para el próximo 11 de septiembre, tras una solicitud de prórroga.
¿Se rompió el acuerdo?
La negociación habría funcionado por dos años y medio: los homicidios durante 2019 y 2021 bajaron frenéticamente, se respiraba más tranquilidad en las calles, hasta que, según relata Martínez, en marzo de 2022 ocurrió una masacre.
Entre el 25 y el 27 de marzo, la Mara Salvatrucha asesinó a 87 salvadoreños. Muchas de las víctimas no tenían relación alguna con las pandillas, según estableció la policía local.
“(Se rompió el acuerdo) porque ellos (el gobierno) hicieron cosas que no tenían que hacer. Desde ahí es por lo que se levantaron esos 80 muertos que pasaron en esas fechas, ¿me explico? Incumplieron, hicieron capturas que no tenían que hacer, donde ellos dijeron ‘lleguen a tal lugar, vamos a dialogar’, en lugar de dialogar, capturaron”, dijo un líder de la MS-13 a El Faro.
Martínez explica que “en ese momento, todo apunta a que Bukele decide romper el pacto y empieza con el régimen de excepción”.
“Esta era la tercera masacre durante el gobierno de Bukele que la Mara Salvatrucha perpetuó para exigirle algo a Bukele. Es decir, el Presidente aguantó tres masacres de la organización criminal con la que negociaba”, agrega.
Hasta este punto es que se tendría certeza de la cronología de los hechos. Martínez revela que desde entonces “comienzan las dudas. El régimen de excepción inició justamente a las once de la noche del domingo 27 de marzo de 2022. No hemos vuelto a ver ni una imagen de ninguno de los líderes pandilleros ni de la MS-13 ni de las dos facciones de la Pandilla 18″.
“Todos esos pandilleros que ustedes (el resto del mundo) han visto en fotos no son los líderes. No sabemos dónde están, si están libres, si están presos o si han sido trasladados a otro tipo de recinto”.
La reducción de homicidios desde el inicio del régimen de excepción se ha mantenido con la declaración de la guerra a las pandillas, porque las mismas medidas extremas lo permiten: “Cualquier soldado puede restar a una persona que le dé la gana y meterlo en una cárcel, sin ninguna carga probatoria judicial”.
“El Salvador tiene más de 80.000 personas encarceladas. Todos los juicios son secretos. Según la organización Cristosal, al menos 300 personas han muerto dentro de las cárceles y muchos de los cadáveres que han salido tenían señales de tortura”, dice Martínez. Para el periodista, esto convirtió a El Salvador “en uno de los países con un régimen autoritario más violatorio de los derechos humanos”.
El silencio de Bukele
“Bukele era publicista antes de ser alcalde. Él entiende las reglas de la publicidad. Una de ellas es que uno solo habla de lo que uno quiere hablar, y él no quiere hablar porque sabe que perdería esa conversación”, dice Óscar Martínez.
El Presidente salvadoreño no ha dado entrevistas a ningún medio que haya publicado algo sobre sus negociaciones. “Nos ha acusado de lavar dinero, nos ha mandado auditorías de todo tipo, porque no le conviene hablar del tema”, dice el reportero.
Pese a la evidencia, Bukele fue reelecto con una aplastante mayoría el 5 de febrero de 2024 y continuará en su mandato hasta 2028.
Pero, ¿qué consecuencias tiene la negociación fallida de Bukele? ¿Qué pasaría si los líderes pandilleros mencionan el pacto?
“Toda la evidencia que el Crook aporte, toda la evidencia que otros testigos aporten (pandilleros de MS-13 pero también de Barrio 18), podría desembocar en que Estados Unidos acuse a un Presidente cuando ya no esté en el poder”, dice Martínez.
El periodista salvadoreño recuerda así el caso del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien en julio de 2021 fue incluido en la misma lista Engel de “corruptos y antidemocráticos” y que, después de ser extraditado por Estados Unidos, fue condenado por narcotráfico y vínculo con narcotraficantes. El 26 de junio de 2024, fue sentenciado a 45 años de prisión.