La nueva ofensiva de Trump

El Presidente Donald Trump saluda a sus partidarios después de arribar al Valley International Airport, el martes en Harlingen, Texas. FOTO: Denise Cathey/The Brownsville Herald via AP


Ya sean demócratas o republicanos, los Presidentes de Estados Unidos suelen ser figuras moderadas, en especial en la recta final de sus mandatos. En medio de crisis, guerras o conflictos internos, el inquilino de turno en la Casa Blanca suele caracterizarse por sus mensajes de unidad, de paz e incluso de trabajo bipartista. Todo esto ha estado ausente en los últimos días de Donald Trump como Presidente.

Desde que perdió las elecciones del 3 de noviembre, Trump se empecinó en denunciar un fraude electoral sin presentar prueba alguna. En vez de aquello, presionó a las autoridades estatales para “encontrar” votos -como quedó en evidencia en un audio filtrado días atrás- y cuando el Congreso debía certificar el legítimo triunfo de Joe Biden, no encontró mejor cosa que llamar a sus partidarios a rebelarse después de señalar que jamás reconocería el resultado de los comicios. Esa particular “arenga” derivó en un violento asalto al Capitolio por parte de sus seguidores, acción que dejó seis muertos, además de provocar un severo daño a la democracia estadounidense.

Desde entonces, Trump fue silenciado de las principales redes sociales -entre estas Twitter, su favorita-, y ha mantenido un tono belicoso en sus más recientes declaraciones. En los últimos días señaló que no asistirá al cambio de mando el próximo 20 de enero y ayer se mostró desafiante al señalar que no existe posibilidad alguna de que se active la Enmienda 25, medida que depende del Vicepresidente y del gabinete, y que permite remover a los mandatarios. “No es un riesgo para mí”, dijo desde El Alamo, Texas, en una visita para supervisar el muro con México que prometió construir, pero que quedará a medio camino. Además, no ha aceptado su responsabilidad por lo ocurrido en el Capitolio el miércoles pasado.

Los demócratas han presionado a Mike Pence para que invoque la Enmienda 25, pero parecería muy poco probable que aquello dé los frutos que esperaban. En paralelo, la oposición demócrata espera votar hoy miércoles un pedido de impeachment contra Trump en la Cámara de Representantes, donde tienen mayoría. Eso sí, de aprobarse, el juicio político por “incitación a la insurrección” sería enviado al Senado recién en abril, una vez que Joe Biden cumpla sus primeros 100 días como Presidente.

La apuesta demócrata es no ensuciar los primeros días de mandato de Biden con el impeachment a Trump. A partir del 20 de enero, los demócratas tendrán mayoría en ambas Cámaras, aunque para que Donald Trump sea condenado se necesita el voto de dos tercios del Senado. Por muy disgustados que estén algunos republicanos con su Presidente, parece poco probable que Trump sea condenado, aunque en el escenario actual que enfrenta el país nada puede descartarse.

Al mismo tiempo, los demócratas están buscando resquicios legales para que en una votación paralela, se apruebe una sanción con el objetivo de que el actual mandatario no pueda presentarse a cargos públicos. Así, podría quedar fuera de carrera para 2024. Sin embargo, para que aquello ocurra debe votarse primero el impeachment.