La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó el domingo que tanques israelíes habían irrumpido por la fuerza en las puertas de una base de su cuerpo de mantenimiento de la paz en el sur de Líbano, la última acusación de violaciones y ataques israelíes denunciada por sus propios aliados.
La fuerza de mantenimiento de la paz UNIFIL dijo que dos tanques Merkava israelíes destruyeron la puerta principal de una base y entraron forzosamente antes del amanecer del domingo. Después de que los tanques se marcharan, unos proyectiles explotaron a 100 metros de distancia, liberando humo que se extendió por toda la base y enfermó al personal de la ONU, según un comunicado.
En su versión de los hechos, el Ejército israelí dijo que militantes del grupo Hezbolá, respaldados por Irán, habían disparado misiles antitanque contra las tropas israelíes, hiriendo a 25 de ellas. El ataque se produjo muy cerca de un puesto de la UNIFIL y un tanque que ayudaba a evacuar a los heridos que estaban bajo fuego enemigo retrocedió hacia el puesto de la organización de la ONU, se defendieron.
“No se trata de asaltar una base. No es un intento de entrar en una base. Fue un tanque bajo fuego intenso, con un gran número de víctimas, que retrocedió para ponerse fuera de peligro”, declaró a la prensa Nadav Shoshani, portavoz internacional del Ejército.
En un comunicado, el Ejército afirmó que utilizó una cortina de humo para cubrir la evacuación de los soldados heridos, pero que sus acciones no supusieron ningún peligro para la fuerza de paz de la ONU.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo en un comunicado dirigido al secretario general de la ONU, António Guterres: “Ha llegado el momento de que retire la UNIFIL de los bastiones de Hezbolá y de las zonas de combate”.
“Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lo han solicitado en repetidas ocasiones y se han encontrado con una negativa reiterada, que tiene como efecto proporcionar a los terroristas de Hezbolá escudos humanos”.
Guterres rindió homenaje a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la UNIFIL, las cuales “permanecen en todas sus posiciones”, dijo el portavoz de la ONU Stephane Dujarric en un comunicado emitido más tarde el domingo, añadiendo que “la bandera de la ONU sigue ondeando”.
El secretario general reiteró la advertencia de que no se debe atacar a las fuerzas de mantenimiento de la paz.
“Los ataques contra el personal de mantenimiento de la paz infringen el derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario. Pueden constituir un crimen de guerra”, afirmó Dujarric.
La UNIFIL ha declarado que anteriores ataques israelíes contra una torre de vigilancia, cámaras, equipos de comunicaciones e iluminación habían limitado su capacidad de vigilancia. Fuentes de la ONU afirman que temen que sea imposible vigilar cualquier violación del derecho internacional en el conflicto.
El conflicto se recrudece
Hezbolá, al que Israel combate sobre el terreno en el sur del Líbano desde que lanzó una incursión a principios de este mes, niega la acusación de Israel de que utiliza la presencia cercana de las fuerzas de paz para protegerse.
El conflicto entre Israel y Hezbolá se reanudó hace un año, cuando el grupo respaldado por Irán comenzó a disparar cohetes contra posiciones israelíes en apoyo de Hamás al inicio de la guerra de Gaza, y se ha recrudecido bruscamente en las últimas semanas.
El domingo, Hezbolá afirmó haber atacado con un “enjambre de drones” un campamento de la Brigada Golani del Ejército israelí en Binyamina, en el norte de Israel. La televisión israelí N12 News dijo que al menos 67 personas resultaron heridas y el jefe del servicio de ambulancias dijo al mismo medio que cuatro personas se encontraban en estado crítico.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, habitualmente una de las más firmes defensoras de Israel entre los líderes de Europa Occidental, habló el domingo por teléfono con Netanyahu y denunció los “inaceptables” ataques israelíes, según informó su gobierno.
Italia cuenta con más de mil soldados en los 10.000 efectivos de la UNIFIL, lo que la convierte en uno de los mayores contribuyentes de personal. Francia y España, con cerca de 700 soldados cada una, también han condenado los ataques israelíes.
La presencia de la UNIFIL coloca a fuerzas de mantenimiento de la paz de 50 países distintos en situaciones de peligro, en el marco de un contingente establecido inicialmente en el sur del Líbano en 1978.
Israel invadió la zona en 1982, ocupó el sur del Líbano hasta 2000 y volvió a librar una gran guerra de cinco semanas contra Hezbolá en 2006, que terminó con un alto el fuego supervisado por la UNIFIL.
El asalto de Israel contra Hezbolá durante las últimas tres semanas ha desplazado a 1,2 millones de libaneses y ha infligido un golpe sin precedentes al grupo al matar a la mayoría de sus altos dirigentes.
El gobierno libanés afirma que más de 2.100 personas han muerto y 10.000 han resultado heridas en más de un año de combates, principalmente en las últimas semanas. La cifra no distingue entre civiles y combatientes, pero incluye decenas de mujeres y niños.
La región en vilo
Funcionarios israelíes afirman que la UNIFIL ha fracasado en su misión de cumplir la Resolución 1701 de la ONU, aprobada tras la guerra de 2006, que exige que la zona fronteriza del sur de Líbano esté libre de armas o tropas que no sean las del Estado libanés.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, en una llamada telefónica con el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, expresó el sábado su “profunda preocupación” por los informes de que las fuerzas israelíes habían disparado contra posiciones de las fuerzas de paz. Instó a Israel a garantizar su seguridad y la del ejército libanés, que no participa en el conflicto de Israel con Hezbolá.
Mientras tanto, Oriente Próximo sigue en alerta máxima ante la posibilidad de que Israel tome represalias contra Irán por la descarga de misiles de largo alcance lanzada el 1 de octubre en respuesta a los ataques israelíes contra Líbano.
Irán afirmó el domingo que no tiene ”líneas rojas” a la hora de defenderse. Los comentarios del ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi, parecían destinados a contrarrestar las sugerencias de que Irán aceptaría un ataque israelí sin una respuesta, como hizo a principios de este año, cuando Israel golpeó por última vez a Irán tras una andanada de misiles iraníes.