"Esta victoria no nos la quita nadie", aseveró ayer Nicolás Maduro entre aplausos , luego que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo proclamara como Presidente reelecto. Ello, pese a que durante la misma jornada el Parlamento, único poder controlado por la oposición en Venezuela, lo calificara de "usurpador" y tildara de "farsa" los comicios del 20 de mayo.

En su discurso de aceptación, Maduro desestimó nuevamente las denuncias sobre ilegitimidad del proceso -convocado por la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC)- y sobre las numerosas irregularidades que reportaron durante la jornada electoral sus contrincantes Henri Falcón y Javier Bertucci. Incluso, en un gesto a la oposición, dijo que hoy iniciará un diálogo con todos los sectores del país y aseguró que las puertas del Palacio presidencial de Miraflores están "abiertas" para aquellos con los que tiene diferencias políticas. Incluso, pidió a la ANC revisar los casos de los opositores que se encuentran en prisión para concederles beneficios procesales, y caminar así hacia "un gobierno de reconciliación".

Sin embargo, el diputado opositor Juan Pablo Guanipa, dijo que "Maduro no tiene ninguna autoridad para convocar a un diálogo". "En la Unidad (MUD) debemos rechazar esos llamados. Las cosas en Venezuela no van a cambiar", agregó.

Sumándose a la sanciones anunciadas por EE.UU. y la fuerte condena del Grupo de Lima, la Unión Europea (UE) acusó ayer que las elecciones del domingo no cumplieron "con los estándares internacionales mínimos para un proceso creíble". "La UE y sus estados miembro considerarán la adopción de medidas adecuadas", dijo el bloque en referencia a su decisión de abril de imponer sanciones contra algunos funcionarios venezolanos de alto rango.

Por su parte, la Asamblea Nacional decidió ayer "desconocer los supuestos resultados (...) y en especial la supuesta elección de Nicolás Maduro como Presidente, quien debe ser considerado como un usurpador", según un acuerdo aprobado por el pleno. El acuerdo legislativo fue respaldado por diputados del partido del disidente chavista Henri Falcón, quien se había desmarcado del boicot de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a las votaciones.

Ante las fracturas opositoras, el Parlamento convocó a la unidad a "todos los actores políticos" y "representantes de la sociedad civil" para "promover un cambio político". La cámara, además, pidió a la comunidad internacional mantener la presión contra Maduro para "restablecer la democracia".

Pero los analistas se preguntaban ayer si la oposición lograría capitalizar el alto nivel de abstención en los comicios, que algunos interpretaron como una victoria del sector. "La MUD se anota un pequeño éxito, porque ella fue la que llamó a la abstención. Sin embargo, es un éxito relativo", dijo a La Tercera el analista político y exrector del CNE, Luis Salamanca.

"El gran tema de la oposición es cómo se construye una estrategia para luchar por el cambio político después de haber dicho no a las elecciones", comentó Salamanca. A juicio del experto, "hay un vacío estratégico muy grande. No hay cómo proponerle a la gente un camino a seguir".

"La gente no tiene disposición de salir a la calle. Una intervención extranjera no puede proponerse. Entonces yo creo que se está confiando en la tesis de la implosión, en que el régimen se pueda fracturar internamente y que la presión internacional lo asfixie. En ambos casos se necesita un actor con poder que pueda canalizar esos eventos y la MUD no lo es en este momento", comenta Salamanca. "Para mí la MUD perdió el último tren al cambio democrático y no sabe cuándo pasará el próximo tren y está a 1.000 km de distancia del punto de llegada que es el cambio democrático", concluyó.