En un presente nublado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cumple sus “bodas de brillante”. Este jueves, la alianza militar cumplirá 75 años, y lo hace en un momento de expansión, con la incorporación de Finlandia y Suecia, y de tensión, por la guerra en Ucrania y el espectro de Donald Trump por su posible regreso a la Casa Blanca.
La alianza militar surgida en la Guerra Fría para enfrentar a la Unión Soviética se revitalizó con la invasión de Rusia a Ucrania, y tiene más tropas que nunca antes en su flanco oriental, destaca EFE. Con el ingreso de Suecia y Finlandia, la alianza que en 2019 estaba en “muerte cerebral”, según el presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuenta ahora con un número récord de 32 países miembros.
De esa forma, la alianza militar reencauzó sus objetivos al volver a centrarse en Moscú, su adversario original, aunque la Rusia actual esté lejos de la ya extinta Unión Soviética y sus aliados.
Una de las razones esgrimidas por el presidente ruso, Vladimir Putin, para invadir Ucrania, fue precisamente el temor a que una futura incorporación de Ucrania llevara a la Alianza Atlántica a las puertas de Rusia. Pero la OTAN le ha prometido a Kiev “todo el apoyo necesario” en su guerra con Moscú y le ha invitado a adherirse “cuando cumpla las condiciones”.
En medio del apoyo a Ucrania en su guerra con Rusia, la OTAN debe decidir quién será el secretario general que suceda a Jens Stoltenberg en el cargo. Se espera que la decisión este tomada esta semana, considerando que el 30 de septiembre se acaba del mandato de Stoltenberg. El noruego lleva 10 años liderando la Alianza, después de que su mandato original se extendiera cuatro veces.
Para julio, el presidente estadounidense, Joe Biden, recibirá a todos los líderes de los países miembros de la OTAN en Washington, donde se espera que se firme un tratado de financiamiento de la coalición. La idea del pacto sería comprometer más dinero en la posible defensa de los estados miembros, en caso de una hostilidad rusa.
Pero aún en el frente ucraniano, la OTAN está mirando a largo plazo. Stoltenberg propuso este miércoles un fondo de cinco años, que llegaría a totalizar 100.000 millones de euros, para ayudar a Ucrania. Tal monto, de todos modos, ha sido recibido de distintas maneras por los miembros de la Alianza.
La propuesta de dar apoyo militar a Kiev a largo plazo también daría a la OTAN un papel más directo en la coordinación del suministro de armas, municiones y equipos a Kiev mientras lucha contra la invasión rusa. Según los planes, la Alianza asumiría parte del trabajo de coordinación de una coalición que hoy es liderada por Estados Unidos, conocida como el grupo Ramstein. La medida fue diseñada en parte para protegerse contra cualquier recorte en el apoyo estadounidense, considerando el caso de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
“Necesitamos cambiar la dinámica de nuestro apoyo”, aseguró Stoltenberg al llegar a una reunión de cancilleres de la OTAN en Bruselas. “Debemos garantizar una asistencia de seguridad fiable y predecible a Ucrania a largo plazo, de modo que dependamos menos de contribuciones voluntarias y más de los compromisos de la OTAN. Menos de ofertas a corto plazo y más de compromisos plurianuales”, afirmó.
Hasta el momento, la OTAN se había concentrado en enfocar su apoyo en ayuda “no letal” para Ucrania. Esto, para no mostrarse directamente implicada en la guerra, y así evitar tensiones con Moscú. La ayuda militar más conflictiva la han dado, hasta el momento, los países de manera bilateral, como es el caso de Estados Unidos, Alemania y Polonia, que han dado millones de dólares en armas a Ucrania.
Citando a diplomáticos, el Wall Street Journal asegura que hay una opinión cada vez mayor dentro de la OTAN de que es hora de poner la ayuda militar a Ucrania sobre una base más sostenible. Pero no es claro si se aceptará la cifra de 100.000 millones de euros, y las decisiones de la OTAN requieren consenso entre sus 32 miembros.
Uno de los obstáculos a esta decisión, como ya es costumbre, viene desde Budapest. El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, declaró firmemente que “Hungría no respaldará ninguna propuesta de la OTAN que pueda acercar a la Alianza a la guerra o hacer que pase de una coalición defensiva a una ofensiva”, dijo el portavoz del gobierno, Zoltan Kovacs, en X.
Más a favor, la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, calificó el plan de “correcto e importante”. El ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Krisjanis Karins, también lo acogió con satisfacción, sugiriendo que las contribuciones podrían ser un porcentaje del PIB de cada miembro.
“Si la ayuda disminuye y Ucrania está bajo presión para negociar y aceptar una mala paz, eso aumentaría el peligro de una Rusia agresiva. Por eso es esencial apoyar a Ucrania ahora. Es una inversión para la OTAN del mañana”, dijo James Black, de la empresa estadounidense RAND Corporation.
El factor Trump
Pero Rusia no es la única amenaza que se cierne sobre la OTAN. El otro gran factor de incertidumbre es el eventual retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.
Su paso por la presidencia estadounidense, recuerda EFE, provocó una tempestad en la OTAN, y en su campaña para un nuevo mandato ya ha generado una grave crisis con apenas una frase. A inicios de este año, en un acto de campaña Trump aseguró que en el caso que resulte reelecto, alentaría a Rusia a “hacer lo que le dé la gana” con aquellos países de la OTAN que no están al día con sus obligaciones financieras.
Por ello, la OTAN ha iniciado un fuerte empeño en hacer que aumente el número de países que cumplen el objetivo de invertir en Defensa el equivalente el 2% del PIB. En 2014 solamente tres países de la alianza alcanzaban ese nivel, y la OTAN espera que al cerrar este año el número ascienda a 20.
Rutte como sucesor de Stoltenberg
En los últimos 75 años, la OTAN ha crecido desde ser una alianza de 15 países, todos al lado occidental de la Cortina de Hierro de la Guerra Fría, a la actual coalición de 32 países. La diversidad de puntos de vista que trajo tal expansión ha complicado muchas decisiones. Los cambios políticos en otros miembros, especialmente Turquía, han disminuido su disposición a seguir la línea estadounidense.
La carrera por la presidencia de la OTAN ya está en pie, y el primer ministro en funciones de los Países Bajos, Mark Rutte, parece el más cerca de conseguir el puesto. En un giro poco esperado a principios de este año, el presidente rumano, Klaus Iohannis, también indicó su interés en el cargo, lo que generó que casi de inmediato, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia expresaran su apoyo a Rutte. Iohannis declaró públicamente su deseo de ocupar el puesto en la OTAN en marzo, diciendo que su región necesitaba más representación. El momento del anuncio molestó a muchos diplomáticos de la Alianza.
Hungría casi al mismo tiempo se opuso públicamente a Rutte, pero no expresó su apoyo a Iohannis. Hungría fue el último país en ratificar la adhesión de Suecia el mes pasado. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, se ha opuesto al apoyo de la OTAN a Ucrania y habitualmente discute con otros miembros de la UE sobre una variedad de cuestiones. Sólo un puñado de miembros no ha expresado su apoyo a Rutte, han señalado distintos diplomáticos al Wall Street Journal.