La otra cara de la guerra: trata de personas, un “riesgo exponencial” para los refugiados
Esclavitud, prostitución, mendicidad y hasta tráfico de órganos son los riesgos que enfrentan los ucranianos, especialmente mujeres y niños, al llegar a otros países.
El masivo éxodo de los ucranianos levantó la alerta en todo el mundo y los europeos van hacia las fronteras para ofrecer transporte y alojamiento a los migrantes, un arma de doble filo debido a que las mafias y las redes de prostitución se aprovechan de la situación y se hacen pasar por voluntarios para poder captar víctimas, según denuncian distintas organizaciones humanitarias.
“Las mafias de trata se están organizando en ambos lados de la frontera de Ucrania con el objetivo de captar mujeres y niños”. “No tenemos datos concretos todavía, pero sí hay señales de que ya está pasando”, explica Noelia de Pablo, responsable del programa Mujer, Trata y Prostitución de Cáritas España, al diario digital 20minutos.
Producto de la guerra muchas familias se han separado y tanto mujeres como niños llegan solos a las fronteras, lo que aumenta el riesgo de caer en la prostitución. “Conflictos como el de Ucrania multiplican los riesgos de la trata de personas, especialmente para niñas y jóvenes, que suelen ser víctimas en mayor medida del tráfico con fines de explotación sexual”, señala en un comunicado la directora de Plan Internacional, Concha López, una ONG enfocada en la infancia que ha prestado ayuda humanitaria en zonas de guerra, emergencias y zonas de conflicto con refugiados y refugiadas.
Según el Grupo de Expertos contra la Trata de Seres Humanos del Consejo de Europa, alrededor de 3,5 millones de personas han huido de la guerra, y el 90% corresponde a mujeres y niños que llegan a las distintas fronteras de Polonia, Moldavia, Eslovaquia, Hungría y Rumania, principalmente. Entre los riesgos que corren al llegar a sus nuevos destinos se encuentran la esclavitud, prostitución, mendicidad y hasta tráfico de órganos, menciona Virginia Álvarez, miembro de Amnistía Internacional, en declaraciones a 20minutos.
Hasta el momento ha llegado más de medio millón de refugiados a Rumania, un país que desde hace años es “el centro de la esclavitud moderna de la Unión Europea”, según la ONG Walk Free. Además, es la puerta de entrada y salida hacia la UE de miles de víctimas de explotación sexual, muchas de ellas provenientes de Ucrania. Por ello, las autoridades y asociaciones locales reforzaron la lucha contra la trata de personas, por lo que aconsejan a mujeres y niños sobre los peligros de algunas ofertas de alojamiento o transporte.
De hecho, la semana pasada dos ucranianas denunciaron que una persona las había contactado por teléfono haciéndose pasar por un voluntario de la Cruz Roja ofreciéndose a recogerlas una vez llegadas a España. Más tarde se demostró que la persona no pertenecía a la institución, ya que no es el proceso implementado para ayudar a los refugiados.
Muchas de las personas que llegan a las fronteras con la esperanza de encontrar un mejor futuro fuera de su país no tienen un lugar a donde llegar. “Esta segunda ola de refugiados viene sin contactos, sin tener a donde ir”, menciona Arianne Martín, de la ONG Alianza por la Solidaridad, a RTVE.
Martín cuenta el caso de una mujer que llegó con sus cuatro hijos y su mamá a Rumania, únicamente con el dinero de su último sueldo y con la intención de permanecer cerca de la frontera y volver pronto. “Nos decía que si esto no acababa pronto ella necesitaría trabajar y no sabía en qué”, comentó.
El riesgo que corren las mujeres al quedarse en Rumania es mayor. Al pasar el tiempo, el dinero comienza a disminuir y con la necesidad de alimentar a sus hijos optan por medidas desesperadas. “Para mantener a sus familias, recurren desesperadamente a prácticas no seguras”, explica Martín.
“A medida que la vulnerabilidad de las mujeres aumenta, lo hace también el abuso, y esta vulnerabilidad está creciendo exponencialmente. Llegan solas, a un país extraño, sin saber el idioma, tal vez sin dinero y desesperadas por encontrar un lugar en el que pasar la noche”, asegura Edgar Sandoval, el presidente de la organización World Vision, que se encuentra en Rumania.
Pero este tipo de situaciones se pueden dar en cualquiera de los países que han recibido a refugiados. En Polonia, el país que más ucranianos ha acogido hasta ahora, la policía de Breslavia detuvo a un hombre de 49 años acusado de agredir sexualmente a una refugiada de 19. La había engañado ofreciendo alojamiento gratuito a través de internet.
En un comunicado, Europol, la agencia de la Unión Europea en materia policial, advirtió que el uso de las redes sociales es una fuente ideal para que los grupos delictuales obtengan información de las víctimas tales como fotos, números telefónicos y su ubicación. También da cuenta que los refugiados que llagan a la UE corren el riesgo de ser explotados por el tráfico de personas.
La trata de personas con el fin de explotación sexual afecta mayoritariamente a las mujeres y niñas, quienes constituyen el 90% del flujo de refugiados provenientes de Ucrania.
Rocío Mora, directora de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida de España, indicó a 20minutos que muchas mujeres ucranianas están recurriendo a desconocidos para salir del país. El problema es que muchas veces esas personas suelen ser tratantes, quienes las obligarán a prostituirse, a contraer matrimonio de forma forzada si son jóvenes o, en el caso de los niños, pertenecer a grupos armados.
El Grupo de Expertos contra la Trata de Seres Humanos del Consejo de Europa dio aviso del alto riesgo de ser víctima de trata en este momento debido al flujo de refugiados en Europa.
El organismo también advirtió que hay informes de traficantes que se enfocan en los niños que huyen de Ucrania sin sus padres, y muchos de ellos son actualmente imposible de rastrear después de la precipitada evacuación de orfanatos y hogares de acogida.
Europol llamó a que todas las autoridades implicadas permanezcan en alerta para identificar rápidamente los intentos delictivos de explotar la crisis y la situación de vulnerabilidad de las personas que llegan de Ucrania.
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