La primera fase del acuerdo de alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamas el pasado 19 de enero acaba este sábado sin que ninguna de las dos partes hayan avanzado en lo más mínimo para continuar el cese de hostilidades, en lo que podría suponer el final del crucial respiro que ha tomado la población del enclave.

Estos 42 días de alto el fuego han sido testigos de una serie de intercambios de rehenes israelíes por prisioneros palestinos en cumplimiento de la premisa fundamental de esta primera etapa: restaurar la confianza entre Israel y Hamás a través de esta serie de canjes con vistas a una segunda fase que implicaría tanto la finalización de estos procedimientos como la retirada de Israel del enclave.

Sin embargo, de dos semanas a esta parte el panorama se ha ensombrecido en cuanto ha aparecido sobre la mesa una cuestión fundamental como es el futuro político de la Franja de Gaza, un tema reservado en principio para una hipotética tercera fase del alto el fuego pero de importancia tan crucial que la discusión era inevitable.

El Gobierno israelí, con el primer ministro Benjamin Netanyahu a la cabeza, comenzó a insistir por entonces que no toleraría que Hamas mantuviera el control (ni político ni de seguridad) del enclave palestino, una posibilidad que el movimiento islamista no contemplaba en lo más mínimo.

Mientras tanto, ambas partes comenzaron a recrudecer sus acusaciones sobre el maltrato a los rehenes y a los prisioneros conforme avanzaba el procedimiento de intercambio hasta el punto de que Israel se negó la semana pasada a excarcelar a la partida correspondiente de prisioneros palestinos tras criticar las “humillantes” ceremonias de liberación de Hamás.

A su vez, el movimiento palestino denunció el precario estado de salud de los prisioneros liberados, muchos de los cuales tuvieron que ser ingresados de urgencia al presentar señales de malnutrición y abusos físicos.

La semana pasada, el enviado para Oriente Próximo de la Casa Blanca, Steve Witkoff, propuso abiertamente la posibilidad de prorrogar la primera fase del acuerdo, es decir, proseguir con los intercambios sin tratar ninguna otra cuestión.

Este sábado, Hamas ha rechazado categóricamente esta posibilidad al entender que se trata de un retorno al punto de partida y una táctica dilatoria orquestada junto a Israel para que mantenga su presencia en el enclave. Su portavoz, Hazim Qasem, también ha confirmado que ahora mismo no hay progresos de cara a una segunda parte aunque mediadores internacionales han confirmado a medios israelíes que las negociaciones, especialmente en El Cairo, continuarán hasta el último momento.

Mientras tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha realizado un llamado este viernes a Israel y Hamas para que mantengan como sea el alto el fuego. “Los próximos días son cruciales. Las partes no deben escatimar esfuerzos para evitar que este acuerdo se rompa. Las insto a que cumplan sus compromisos y los apliquen íntegramente”, declaró Guterres desde Nueva York.

Por su parte, las agencias de Naciones Unidas han pedido en las últimas horas a ambas partes que aprecien los logros conseguidos hasta el momento, sobre todo en materia humanitaria.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), recuerda que desde el restablecimiento parcial de la llegada de ayuda humanitaria con el alto el fuego, la agencia ha llegado a un millón de gazatíes, y que ha conseguido reanudar el funcionamiento de puntos de distribución, reabierto panaderías y ampliado una crucial ayuda en efectivo a la población.

“El impacto del acceso humanitario seguro y sostenido es evidente. El alto el fuego debe mantenerse. No puede haber vuelta atrás”, añade el PMA en un comunicado publicado en su cuenta de la red social X.