Los legisladores israelíes dieron el martes un visto bueno inicial a un proyecto de ley que limita el poder de la Corte Suprema para fallar en contra del gobierno después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu anunciara que seguiría adelante con cambios polémicos en el sistema de justicia.
En una acalorada sesión, el Comité de Constitución del Parlamento, dominado por la coalición gobernante nacionalista-religiosa de Netanyahu, votó a favor del proyecto de ley que limita la “razonabilidad” como estándar de revisión judicial.
En la actualidad, la Corte Suprema puede fallar en contra de las decisiones del gobierno y de los funcionarios electos si las considera irrazonables.
“Ha dado el primer paso hoy y, con la ayuda de Dios, seguirán más pasos para fortalecer la democracia israelí”, dijo el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich.
La coalición espera impulsar el proyecto de ley a través de los tres votos requeridos antes de que la Knesset comience su receso de verano a fines de mes. Se espera que la primera de esas votaciones tenga lugar el próximo lunes.
El domingo, dijo el diario Haaretz, se informó que el proyecto de ley se suavizaría ligeramente para que los tribunales conservaran el derecho de revocar las decisiones de los alcaldes que consideren irrazonables, pero no podrían revocar las decisiones de los funcionarios electos a nivel nacional por esos motivos.
El impulso judicial-legislativo del gobierno, revelado poco después de que Netanyahu recuperó el poder a fines de diciembre en la cima de un gabinete de extrema derecha, desató protestas sin precedentes, despertó preocupaciones por la salud democrática de Israel y afectó la economía.
El lunes, miles de manifestantes antigubernamentales se congregaron en el aeropuerto Ben Gurion de Israel y algunos se pelearon con la policía.
Netanyahu puso pausa a la legislación en marzo y mantuvo conversaciones de compromiso con la oposición. Esas negociaciones resultaron infructuosas, y ahora está buscando lo que considera una versión reducida de la revisión, indicó Reuters.
Washington ha instado a Netanyahu a buscar un amplio acuerdo sobre las reformas judiciales, pero la oposición dice que los cambios que busca siguen siendo un peligro para la democracia y le pidieron que no siga adelante con el proyecto de ley que, según dicen, abre la puerta a la corrupción.
Después de la votación, el líder de la oposición, Yair Lapid, y el presidente del Partido de Unidad Nacional, Benny Gantz, pidieron al primer ministro Netanyahu que detuviera la legislación. “Los votos de hoy en el Comité de Constitución son un movimiento unilateral flagrante que daña a los ciudadanos de Israel y destroza a la nación”, dijeron los dos.
“Podría haber sido diferente. Podemos llegar a un acuerdo, se pueden hacer cambios en el sistema de justicia por el bien de los israelíes… Abolir el estándar de razonabilidad sin los equilibrios apropiados, que debería haberse discutido en la residencia del Presidente, es una introducción a la corrupción”, agregaron.
Netanyahu ha defendido los cambios como el restablecimiento del equilibrio entre las ramas del gobierno y la reparación de lo que sus aliados de la coalición ven como una extralimitación judicial.
El fiscal general adjunto de Israel, Gil Limon, advirtió a los miembros de la Knesset en el panel que la legislación “daña el Estado de Derecho”, y agregó que “en un Estado democrático, todos están sujetos al Estado de Derecho. Entre otras cosas, el gobierno está sujeto al escrutinio de la oposición. La obligación del gobierno de actuar razonablemente quedaría anulada de facto si se aprobara la legislación propuesta”.
Operación en Yenín
En tanto, las fuerzas militares de Israel comenzaron el martes por la noche a retirarse de la ciudad cisjordana de Yenín, dando aparentemente por concluida una operación que arrancó el lunes y que se ha saldado hasta el momento con al menos 12 palestinos muertos y más de un centenar de heridos.
El inicio de este repliegue, confirmado por fuentes militares a Europa Press, tuvo lugar apenas unas horas después de que Netanyahu se desplazara hasta un puesto de control cercano a Yenín para justificar la necesidad de “completar la misión” en la zona, con el objetivo de “erradicar el terrorismo” de las milicias palestinas.
Netanyahu había avisado que las Fuerzas Armadas seguirían “mientras fuese necesario”. “No permitiremos que Yenín vuelva a ser un bastión del terrorismo”, señaló el primer ministro, que ha defendido la importancia de este tipo de ofensivas frente a atentados como el ocurrido este martes en Tel Aviv, donde tuvo lugar un nuevo atropello intencional.
Un palestino embistió con una camioneta a varios peatones en Tel Aviv y, tras apuñalarlos, hirió a ocho personas, en un ataque reivindicado por el grupo militante Hamas. El palestino, de 20 años y originario de Cisjordania, fue abatido por un civil armado, según informó la policía. La agencia de seguridad israelí Shin Bet señaló que entró en Israel sin permiso y no tenía antecedentes por delitos contra la seguridad. Hamas lo reivindicó como miembro suyo y afirmó que había atentado en la capital comercial de Israel en represalia por la incursión militar en curso en Yenín.
“Quien piense que este ataque nos impedirá seguir combatiendo el terrorismo se equivoca. No conocen el espíritu de Israel, de su gobierno, de sus ciudadanos, de sus combatientes”, afirmó Netanyahu, según el diario The Times of Israel.
Por su parte, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, sostuvo que Yenín se había convertido “en los últimos dos años” en una “factoría de terrorismo”, acabada ahora “en dos días”. En este sentido, dio por eliminado el proceso de fabricación de armas con la destrucción de “decenas” de laboratorios y la incautación de “miles de bombas”.
La embajadora palestina en Chile, Vera Baboun, dijo en un comunicado que Israel “continúa aplicando una mentalidad colonial racista, basada en la lógica de la fuerza, en una demostración sangrienta de poder militar contra los civiles palestinos en Yenín y su campamento de refugiados”.
“Estas acciones han resultado en masacres y numerosos crímenes, incluyendo asesinatos, vandalismo y destrucción de infraestructura, como consultorios, hospitales, viviendas y lugares sagrados. Hoy hemos sido testigos de una nueva Nakba en Yenín, en la que las familias palestinas fueron obligadas a abandonar sus hogares, de la misma manera que fueron expulsadas en 1948″, añadió.
El Ministerio de Salud palestino confirmó el martes por la noche en Facebook el deceso de una duodécima persona por la operación israelí, horas después de anunciar la muerte de un joven que había resultado herido por un disparo en la cabeza. Las autoridades no descartan que el balance de fallecidos aumente, ya que hay heridos en estado crítico.
El Ejército israelí descartó que haya civiles entre las víctimas, pese a que sí habría menores de edad, y ha identificado a algunas de ellas como miembros de Yihad Islámica y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas). La Autoridad Palestina anunció la suspensión de todos los contactos y la mantención de la suspensión de la colaboración en materia de seguridad con Israel en protesta por la ofensiva.
La operación ha generado críticas de la ONU y también de ONG que trabajan sobre el terreno y que han denunciado problemas para brindar asistencia humanitaria. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) consideró “fundamental” respetar y proteger la vida de los civiles y de las infraestructuras de carácter civil ante la “alarmante escalada de la violencia armada”.
“Cada minuto durante el cual se prolonga esta violencia representa un peligro para la vida de los habitantes, las viviendas, los servicios esenciales y la infraestructura”, advirtió la organización, que ha reclamado un acceso sin trabas de los servicios sanitarios a todos aquellos que lo necesiten.
Asimismo, alertó del “preocupante” deterioro de la situación humanitaria en Cisjordania tras los incidentes de estos últimos meses. “Es imprescindible tomar medidas de inmediato para poner fin a la violencia”, sostuvo en un comunicado.