El pasado 1 de enero, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, fue el único representante de los mandatarios bolivarianos que participó en la investidura de Jair Bolsonaro, luego que el nuevo mandatario brasileño le "retirara la invitación" a sus pares de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ese fue el primer gesto de Brasilia con La Paz. El mismo que dos semanas más tarde el inquilino de la Casa Grande del Pueblo retrucó con la sorpresiva extradición del exterrorista de izquierda italiano Cesare Battisti, horas después de su arresto en Santa Cruz de la Sierra. Battisti, que vivía en Brasil desde 2004 gracias a un indulto de Lula, se convirtió así en un "regalo" de Bolsonaro para el ministro del Interior italiano Matteo Salvini, un guiño entre ultraderechistas. Y Evo ayudó a ello.
Seis meses después, Morales volvió a hacer un gesto a Bolsonaro. Pese a haber asistido en el pasado a casi todas las reuniones del izquierdista Foro de Sao Paulo, esta vez el mandatario boliviano no viajó a la cita organizada en Caracas a fines de julio. En su lugar, envió una delegación encabezada por la secretaria de Relaciones Internacionales del Movimiento al Socialismo (MAS).
La decisión de Evo Morales de ausentarse de la cita organizada por el Presidente venezolano, Nicolás Maduro, según el diario cruceño El Deber se produjo días después de la "sugerencia" de Bolsonaro para que se alejara del foro izquierdista. El propio gobernante brasileño lo había reconocido en la reciente Cumbre del Mercosur, realizada en la ciudad argentina de Santa Fe. "Bolivia está dando señales de querer apartarse del Foro de Sao Paulo", dijo Bolsonaro, citado por O Globo.
Y la semana pasada, en una entrevista con el mismo diario carioca, el Presidente brasileño confirmó que está "en franca aproximación" con su par de Bolivia, como se vio durante la Cumbre del Mercosur en Santa Fe. Bolsonaro, según O Globo, dijo que Morales le sonrió, lo que no había sucedido cuando estuvo en su asunción en enero. También señaló que los dos países están buscando un "acercamiento" y que Evo incluso mostró interés en comprar un avión KC-390 de Embraer. Cuando se le preguntó si el cambio de Evo era solo muestra de un carácter pragmático, que se adapta de acuerdo con las circunstancias, Bolsonaro defendió a Morales. "No. Como dije, todo el mundo evoluciona", respondió el mandatario brasileño ante la consulta.
Para el diario argentino La Nación, lejos de sus declaraciones antiimperialistas, pareciera que Evo Morales, quien llamó "hermano" a Bolsonaro en su cuenta de Twitter, podría cambiar de bando, ahora que Brasil es su "socio estratégico", tal como lo manifestó en un tuit publicado el 1 de enero pasado, con ocasión de la asunción del inquilino del Palacio de Planalto.
Algunos analistas, sin embargo, cuestionan este supuesto giro de Morales y apuntan más bien a razones estratégicas de La Paz. "Bolivia necesita asegurar el tema del negocio de gas con Brasil y también el control de su frontera aérea por el tema narcotráfico, apoyo para ingresar como miembro pleno al Mercosur y tender puentes para que el tren bioceánico al final pueda pasar por este país", dijo a La Tercera Marcelo Arequipa, cientista político boliviano.
Y el caso del gas parece ser una de las claves de este "acercamiento" del que habla Bolsonaro. El contrato de suministro termina justo a fines de año y Brasil es el cliente más importante que tiene Bolivia. Pero el politólogo paceño Carlos Cordero advierte que las reuniones que ambos vienen "propiciando" para tratar asuntos comunes, "vienen precedidas de una brecha entre ellos cada vez más profunda".
"Bolsonaro está conduciendo a Morales a una mesa de negociación en condiciones ventajosas para Brasil y de enorme desventaja para Evo. Bolivia necesita conservar y ampliar el mercado brasileño, sobre todo ahora que Bolivia, por boca del ministro de Hacienda, Luis Arce, ha sufrido una disminución significativa en sus ingresos por la venta de gas. Simultáneamente, Brasil viene superando la dependencia del gas boliviano", explica Cordero a La Tercera. "Por lo tanto, cualquier aproximación entre Bolsonaro y Morales que derive en una mesa de negociación sobre el gas, fronteras y narcotráfico, se efectuará en un escenario desfavorable a Evo", dice.
"La parte económica es sin duda el talón de Aquiles en esta particular coyuntura", coincide Renzo Abruzzese, sociólogo y columnista del diario paceño Página Siete. Con todo, cree que la decisión de Evo Morales de no asistir al Foro de Sao Paulo en Caracas, por ejemplo, tiene a lo "electoral" como "principal función". "Morales ha de hacer absolutamente todo, así sacrifique parte de su imagen externa para mostrarse lo más distante posible de todo régimen radical, particularmente porque las elecciones (de octubre) tanto para él, como para la oposición, las definirá un 20% del electorado que aún no tiene definido su voto, y ese 20% es en su totalidad clase media, conservadora en todos los flancos", comenta Abruzzese a este medio.
"Al gobierno de Evo le conviene muchísimo tener buenas relaciones con el gobierno de Bolsonaro, pese a todas las diferencias ideológicas que tienen", señala Paulo Afonso Velasco Júnior, analista de la U. del Estado de Río de Janeiro. Y concluye: "En un momento en que los gobiernos más a la izquierda pierden presencia, le conviene tener posiciones más amplias, relacionándose con todos en Sudamérica. Eso es algo que incluso puede usar a su favor en las elecciones de octubre".