Ese día bastaban apenas segundos -lo que cualquiera demoraría en pulsar un par de botones para cambiar de un canal a otro- para advertir de qué lado estaba cada uno.
Cuando el pasado 14 de abril la pandemia del Covid-19 arreciaba en su fase más agresiva sobre Estados Unidos, el presidente Donald Trump ofrecía una conferencia acerca del tema enfrascándose en descalificaciones cruzadas con algunos medios, como CBS, CNN y The New York Times, a quienes tildó de poco honestos y de difundir fake news.
En la emisión en vivo, la propia CNN se servía del hecho para rotular en su pantalla –lo que en términos técnicos se llama GC- lo equivocado que según ellos estaba el mandatario en el manejo de la crisis sanitaria: “Trump utiliza la reunión con la prensa para tratar de reescribir la historia sobre la respuesta al coronavirus”; “Trump se muestra enojado durante su sesión de propaganda” y “Trump se niega a reconocer cualquier error”, fueron algunas de las frases exhibidas por la cadena informativa.
Su competencia FOX News hacia un ejercicio similar, pero concluyendo que los responsables estaban del otro lado: según se podía deducir de su transmisión, los errados eran los medios.
“Trump dice: quiero que la prensa sea honesta”; “Trump le dice a reportero: tú sabes que lo tuyo es fake” y “Trump: el reportaje de The New York Times es totalmente falso”, fueron los extractos escogidos.
Solo ese momento dejaba de manifiesto el ya histórico gallito en términos ideológicos, de influencia y de sintonía que han librado ambas cadenas en los últimos 25 años, acentuado aún más desde el triunfo electoral del empresario en 2016: Trump, hechizado desde siempre por el poder de los medios, ha usado a FOX News como su brazo televisivo más fiel y efectivo.
La voz más alta
Un vínculo cimentado antes de su arribo a la Casa Blanca. La señal de cable salió al aire en 1996 bajo la creación de Rupert Murdoch, magnate de la prensa que contrató como CEO fundador a Roger Ailes, ex estratega de medios del Partido Republicano – trabajó para Richard Nixon, Ronald Reagan y George H.W. Bush- y ex ejecutivo de NBC.
El propósito era precisamente llegar a una audiencia conservadora y republicana que, según declararon sus mentores en esos días, no se sentía representada por lo que aparecía en TV ni menos por la línea editorial más liberal de CNN.
La idea también era destronar a CNN como la marca hegemónica del negocio, casi una estrella de peso global que había alcanzado su cima estelar en 1991, para la cobertura de la Guerra del Golfo, el primer conflicto bélico emitido en vivo y en directo para los más diversos rincones del globo.
Quizás donde mejor quedaron retratados los cimientos editoriales de FOX News fue en “La voz más alta” (“The loudest voice”), la miniserie de 2019 que retrata el ascenso y caída del mismo Ailes como jerarca de Fox News, encarnado por Russell Crowe.
Ahí, el personaje, para definir el estilo que guiará a la cadena, sostiene: “La gente quiere ver sus problemas y sus creencias reafirmados y amplificados, no confrontados. La gente no quiere estar informada, quiere sentir que está informada”.
Boom de sintonía
Quizás fue ese credo el que rápidamente convirtió a FOX News en un éxito y en trinchera republicana para sucesos tan definitivos como los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, el triunfo presidencial de Barack Obama en 2008 y, naturalmente, la irrefrenable irrupción de Trump.
Según publica el medio financiero Business Insider, FOX News es desde 2002 el canal de noticias de TV pagada más visto de EE.UU., gracias a una fórmula centrada en presentadores de personalidad fuerte y con opinión polarizada (Shepard Smith, Sean Hannity, Tucker Carlson) más que en la mera entrega informativa. En ese camino, ha dejado sin muchas opciones a CNN, de perfil más moderado y que en los últimos años ha oscilado entre el segundo y tercer puesto de rating en el rubro informativo.
“En algún sentido, el negocio para FOX News nunca había estado mejor”, es la sentencia lanzada a mediados de año por The New York Times, para exhibir un escenario aún más auspicioso para la estación conservadora: en junio y julio, fue el canal más visto de toda la televisión de EE.UU. –tanto abierta como pagada- en el horario de mayor audiencia, el bloque prime de 20 a 23 horas, superando a ABC, CBS o a gigantes deportivos como ESPN (ayudados además por la falta de eventos deportivos en plena pandemia).
Y por supuesto, doblegando una vez más a CNN.
Según el periódico, el encierro como consecuencia del coronavirus ha aumentado el interés de la población por estar informada, a lo que se suma una agenda de alta urgencia en los últimos meses, marcada por los disturbios raciales y la mismas elecciones presidenciales. Pero, ¿por qué la gente se vuelca a FOX News más que a cualquier otra cadena?
El enemigo
El Times postula que la aún numerosa base de seguidores de Trump se informa casi exclusivamente en FOX News, por un asunto de lealtad, por las pocas opciones de una línea más conservadora que existen en el resto de la TV –Newsmax y One America News son alternativas, pero de menor arrastre- y porque tratan de hallar contenidos que reafirmen sus dogmas partidistas o ideológicos; no necesariamente que los informen de manera objetiva.
En ese sentido, para el gobernante ha sido fácil demonizar a CNN y empujar durante años la sensación de que sus profesionales supuestamente faltan a la ética. La mayor controversia sucedió en 2018, cuando la Casa Blanca le retiró su credencial al periodista Jim Costa luego que se trenzara en una discusión con Trump en pleno encuentro con la prensa.
“Deja el micrófono. Te diré una cosa: la CNN debería estar avergonzada de sí misma por tenerte a ti trabajando para ellos. Eres un maleducado, una persona terrible”, le lanzó el magnate, mientras una asistente intentaba quitarle el micrófono.
Por su lado, como los telespectadores de FOX News sólo giran en torno a la realidad presentada por sus voces, la mayoría de ellos ignorarían las miradas más criticas que existen sobre el presidente. E incluso, ignorarían los reproches que muchos especialistas hacen al propio canal –calificándolo de “sesgado”, de “alentar teorías conspirativas” o de una “máquina de propaganda derechista”-, y la seguidilla de escándalos y acusaciones de índole sexual que han sacudido en los últimos años a algunos de sus principales rostros y ejecutivos.
Fue el caso de una de sus estrellas, Bill O’Reilly, despedido de la estación en 2017, y del propio Roger Ailes, acusado un año antes de acoso sexual por más de una decena de profesionales. Él, el hombre que llevó a FOX News hacia su era de esplendor, también debió salir de la compañía. Al poco tiempo falleció.
Sean Hannity, uno de los comentaristas más célebres del canal, en vez de cubrir en detalle las series acusaciones que cayeron sobre el ejecutivo, sólo lanzó una serie de discursos editoriales que más de alguna vez terminaron con una amenaza a quienes lo llevaron al exilio mediático: “Ojalá que Roger los espere en el otro mundo para patearles el culo”.
Por enésima vez se cumplía la frase del personaje de Russell Crowe interpretando al mismo Ailes en televisión: al parecer, la gente no quiere estar informada. “Quiere ver sus problemas y sus creencias reafirmados y amplificados”.