Playas fantasmas, restaurantes sin público y hoteles cerrados es el negro panorama que enfrenta la industria turística en Nicaragua. El país centroamericano, otrora uno de los más seguros de esa región, sufre una de sus mayores crisis de su historia reciente luego de casi tres meses de protestas contra el gobierno de Daniel Ortega y enfrentamientos armados que han dejado al menos 351 muertos.
"Hemos perdido más del 50% de los turistas en comparación al año pasado. Tenemos 37 habitaciones en el hotel y lo que más se ha utilizado son cinco. Muchos hoteles están cerrando y despidiendo al personal por la situación política", señaló a La Tercera una trabajadora del Hotel Colonial, en Granada, que no quiso dar su nombre por seguridad.
El Banco Central de Nicaragua había previsto que este año el país recibiría 1,9 millones de turistas, los que generarían US$ 924 millones. Pero esa realidad cambió completamente después del 18 de abril, cuando estallaron las masivas manifestaciones en Nicaragua contra la reforma al sistema de pensiones propuesta por el gobierno de Ortega y que después anuló. La represión ordenada por el Ejecutivo sandinista hizo estallar un descontento acumulado por años entre la ciudadanía, que exige adelantar las elecciones previstas para 2021 o bien la salida inmediata del mandatario y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, que gobiernan desde 2007.
El turismo en Nicaragua conquistó durante los últimos años a los extranjeros, después de años en que las autoridades intentaron cambiar la imagen de país violento mediante el eslogan "destino seguro". Pero ahora aquello se perdió, según el diario nicaragüense La Prensa.
Olas perfectas, volcanes y ciudades coloniales convirtieron al país en un atractivo turístico importante. En 2017, el turismo generó ingresos por US$ 840,5 millones y la actividad más común en los extranjeros fue el surf. Las playas en San Juan del Sur y Tola, Popoyo -una de las cinco mejores del mundo para hacer surf- fueron las más visitadas para torneos nacionales e internacionales de surf.
De esta manera, Nicaragua estaba en alza: el año pasado recibió 1,7 millones de turistas superando las cifras de 2016 (1,5 millones). Los turistas en 2017 gastaron en promedio US$ 45 diarios.
Así, durante los últimos años, muchos medios internacionales recomendaron rutas turísticas en país centroamericano.
Pero todo cambió en abril. Los turistas que estaban en las principales ciudades (Granada y León) adelantaron su salida apenas estalló el conflicto. Las reservas en los hoteles y hostales fueron canceladas de manera masiva, al igual que los cruceros que tenían planeado atracar en puertos nicaragüenses.
La llegada de extranjeros vía aérea en mayo disminuyó 37% en comparación con cifras del año pasado. La aerolínea low cost Volaris Costa Rica suspendió temporalmente sus operaciones en Managua desde el 1 de julio, mientras que American Airlines pasó de tener tres vuelos diarios a uno. También United Airlines bajó de dos vuelos a uno, y otras empresas decidieron dejar de tener vuelos diarios debido a la baja venta de pasajes según El Nuevo Diario de Nicaragua.
Los hoteles y restaurantes registraron las mayores pérdidas durante abril, según el Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE). Ambas áreas tuvieron una baja del 25,6% en abril en comparación con cifras de 2017. "La mayoría de los restaurantes en Managua han cerrado. Los que están en la costa peor. Esos son los hoteles y restaurantes más afectados porque no hay ningún turista. Yo atiendo solo durante el día no en horario nocturno, pero casi no hay afluencia de clientes", explicó a La Tercera, el dueño del restaurante El Buzo.
El resort turístico de lujo Mukul, visitado por Morgan Freeman, Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, entre otros, anunció el cierre de sus operaciones sencillamente porque no hay huéspedes en el resort.
La Cámara Nicaragüense de Restaurantes y Similares (Canires) informó que el 25% de los restaurantes de Nicaragua cerraron por el aumento de violencia y delincuencia en los últimos meses. El principal temor de los extranjeros es la violencia. En las calles hay constantes enfrentamientos con armas, los que aumentan durante la noche. Algunas calles y carreteras están con barricadas lo que dificulta el transporte terrestre.
Incluso, algunos países emitieron una alerta para evitar viajes de turismo a Nicaragua, como el caso de Argentina, Estados Unidos, Costa Rica y España.