El proceso de transición democrática en Sudán sufrió un duro golpe durante la noche del domingo, cuando un grupo de militares liderados por el comandante del Ejército, Abdelfatah al Burham, comenzó a tomar detenidos a los miembros civiles del Consejo Soberano del país africano, estando entre ellos el primer ministro Abdalá Hamdok. Este último fue llevado a un lugar cuya ubicación se desconoce, luego de que se negase a apoyar el golpe de Estado.
Esta mañana los militares se apoderaron de los medios de comunicación estatales, desde donde se declaró disuelto el Consejo Soberano, que era el organismo mixto a cargo del proceso de transición. Las redes de internet y de telefonía móvil fueron cortadas inmediatamente después del golpe. En tanto, las calles de Jartum y otras ciudades empezaron a vivir sus propios disturbios, luego de que el primer ministro detenido hiciera un llamado a “defender la revolución” que empezó en 2019, con la caída del mandatario Omar al Bashir.
A continuación, las claves del conflicto en Sudán.
Guerras civiles
Luego de obtener su independencia en 1956, Sudán ha vivido más de cuatro décadas de guerras y conflictos étnicos. Entre 1983 y 2005, la segunda guerra civil sudanesa enfrentó al gobierno central con rebeldes del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, formada principalmente por no árabes y no musulmanes, a diferencia de la población de la República del Sudán.
Con el acuerdo de paz en 2005 y el referéndum de independencia de 2011, Sudán del Sur obtuvo su autonomía total, con su capital en Yuba, y siendo los idiomas oficiales del nuevo Estado el inglés y el suajili. En tanto, en la República del Sudán con capital en Jartum, el árabe tiene prioridad entre las lenguas habladas. Actualmente, tanto Jartum como la ONU reconocen a Sudán del Sur como un Estado soberano e independiente.
Gran parte de la guerra civil, desde Jartum, fue dirigida por Omar al Bashir, que llegó al poder el año 1989, luego de un golpe de Estado.
Además del conflicto entre Jartum y Yuba, al Bashir protagonizó el conflicto de Darfur el año 2003, cuando distintas milicias rebeldes intentaron tomar el poder en la región del oeste de Sudán. A esta insurgencia, al Bashir respondió con extrema dureza, bombardeando el territorio y empezando una “limpieza étnica” que dio muerte a 300 mil personas, siendo considerada el primer genocidio del siglo XXI.
Protestas de 2018
A partir de diciembre 2018, cientos de sudaneses comenzaron a manifestarse en contra de la decisión tomada por el gobierno central de triplicar el precio del pan, en medio de una grave crisis económica que afectaba al país, uno de los más pobres del cuerno de África. En esta ocasión, en dos localidades se incendiaron sedes del partido de al Bashir.
Las protestas continuaron durante meses, y culminaron en un golpe de Estado el 11 de abril de 2019, en el que el general del Ejército se hizo con el poder, declarando el inicio de un proceso de transición. Al Bashir resulta destituido después de 30 años en el poder, y en su lugar el gobierno es reemplazado por un Consejo Militar de Transición.
Tres meses después, partes civiles y militares llegaron a un acuerdo: el Consejo Soberano de Transición. Compuesto por once miembros, se reservarían cinco puestos a las Fuerzas Armadas, cinco a civiles, y una presidencia rotativa, que durante todo este tiempo estuvo ocupada por al Burham. La idea, desde un principio, era convocar a elecciones a más tardar en 2024.
Mientras, se definió un gobierno, presidido por Abdallah Hamdok como primer ministro.
Tensión entre civiles y militares
Entre 2019 y 2021, diversas tensiones respecto al proceso de transición han tenido lugar en Jartum.
Uno de los primeros puntos de conflicto fue la conferencia de “normalización de relaciones”, que protagonizaron al Burham, y el primer ministro israelí Benjamin Netayahu en 2020, sin consultar el primero anteriormente al poder Ejecutivo.
Al final, el mismo al Burham tuvo que reconocer que se había excedido en sus competencias, y al final del año, tanto él como el primer ministro Hamdok sellaron un acuerdo con Netanyahu. En este pacto tomó parte Donald Trump, retirando a los meses a la República de Sudán de su lista de países patrocinadores del terrorismo.
La tensión entre la sección civil y militar del Consejo Soberano siguió en aumento, ya que las funciones de cada parte no estaban del todo claras cuando se formó el organismo, y en febrero de 2021 se remodeló el gobierno en miras a darles un lugar a los grupos armados con los que se había llegado a un acuerdo de paz.
Intento de golpe
El 21 de septiembre, un intento de golpe de Estado profundizó estas disputas. Mientras el Ejército anunció haber interrumpido el intento, el primer ministro Hamdok lo atribuyó a “remanentes del régimen” de Omar al Bashir, presentes aún en las Fuerzas Armadas. Esto último provocó la molestia dentro de los líderes militares presentes en el Consejo de Transición.
En octubre, dos manifestaciones tuvieron lugar: una primera, de personas a favor de un gobierno militar, que se sentaron frente al palacio presidencial, y una segunda, en las calles, a favor de un gobierno civil.
Finalmente, este 25 de octubre, con la detención y destitución de Hamdok y la mayoría de los dirigentes civiles, se oficializa un golpe de Estado que dificultará mucho más la llegada a elecciones del país africano. Al Burham declaró en un comunicado que “las Fuerzas Armadas continuarán completando el proceso de transición democrática, hasta que tengan que traspasar el poder a un liderazgo civil y electo”. Entre sus anuncios, habló de reescribir la Constitución y formar un nuevo cuerpo legislativo.
En tanto, las reacciones internacionales coinciden en una “profunda inquietud” de parte de Estados Unidos, con la ONU tachando de “inaceptables” los arrestos a los integrantes civiles del Consejo Soberano. Por su parte, el presidente de Francia “condena con la mayor firmeza” el intento de golpe, y la Liga Árabe se mostró “preocupada” por el desarrollo de la situación en el país. Además, desde Washington se anunció una suspensión de la ayuda financiera prestada a Jartum.