
Las claves tras la elección presidencial de Ecuador que proclamó a Daniel Noboa como el Presidente reelecto
La violencia en las calles y la gobernabilidad política son algunos de los temas que deberá enfrentar Noboa. Pero la oposición también tendrá sus propios problemas. Con tres derrotas electorales consecutivas, el correísmo de Luisa Correa -que denunció un supuesto fraude- deberá analizarse a sí mismo para intentar rearticularse nuevamente, desde la oposición.

El resultado de la elección presidencial de Ecuador, este domingo 13, proclamó nuevamente a Daniel Noboa como el mandatario del país sudamericano y, rápidamente, deberá hacerse cargo de los problemas que se vienen arrastrando por años. En tanto, el correísmo, encarnado por la candidata Luisa Correa, deberá hacer frente a una tercera derrota consecutiva del movimiento izquierdista cumpliendo un papel opositor desde el Congreso, luego de denunciar un supuesto fraude electoral.
Problemas como el repunte de la violencia, la gobernabilidad y una eventual nueva Constitución emergen como claves a superar, mientras que la oposición deberá rearticularse luego de tres elecciones consecutivas cayendo ante la derecha.
Una victoria holgada
Con más del 97% de las mesas escrutadas y una amplia distancia de más de 11 puntos, Noboa y Acción Democrática Nacional (ADN) se hicieron con la reelección tras un gobierno corto y de emergencia. Ahora, el “Presidente milenial”, como apodaron en su primera gestión de un año y medio al mandatario de 37 años, gobernará tras imponerse por un amplio margen a su rival, Luisa González.
Pero su potencial camino político recién se inicia. Según la Constitución de Ecuador, un mandatario se puede reelegir solo una vez, por lo que uno podría pensar que Noboa estará en el poder solo hasta 2029. Sin embargo, al ser su gestión anterior la continuación de la de Guillermo Lasso -que comenzó en 2021, pero se vio interrumpida por la crisis política de hace dos años-, el derechista podrá optar por una nueva reelección a fines de la década.

De todos modos, una serie de desafíos aparecen en su camino. Uno de ellos es la gobernabilidad, cree Héctor Muñoz, analista político que dijo al medio ecuatoriano El Universo que el país está “partido por la mitad”, por lo que llegar a mínimos comunes será clave para lograr gobernar a Ecuador.
En esa línea, si Noboa concreta su promesa de un cambio constitucional frente a la aprobada por Rafael Correa, expresidente condenado por un caso de corrupción, podría acercarse a ese objetivo, dijo Muñoz. “La expectativa de una constituyente puede mantener a la economía del país en la crisis, porque, hasta no conocer cuáles son las reglas del juego, es difícil atraer inversión nacional o extranjera”, aseguró.
¿Cómo podría sustentar esto? En el holgado triunfo del domingo. Los más de 11 puntos porcentuales que separan al candidato derechista de su rival izquierdista posicionan esta carrera presidencial como una de las más amplias desde el retorno a la democracia, sin contar los triunfos en primera vuelta de Rafael Correa. Se trata de la cuarta mayor distancia entre dos candidatos, superado, curiosamente, por la de Correa ante el padre de Daniel, Álvaro Noboa, en 2006.
Con el resultado del domingo, el mandatario parece haber superado el plebiscito a su corta gestión, pero desafíos como el control de la violencia siguen presentes.
Más poder presidencial
Otro factor será el renovado poder de Noboa. Si bien carecerá de mayorías parlamentarias propias, su partido, ADN, cosechó una bancada ampliada de al menos 66 asambleístas, de 151 que componen el órgano legislativo.
Adrián Castro, asambleísta del partido de gobierno, dijo a BBC Mundo que eso se traduce en que las opiniones del bloque oficialista “van a tener mucho más peso dentro del Legislativo”.
Este poder podría crecer aun más de concretarse la Asamblea Constituyente que planea echar por tierra la creada por Rafael Correa. “Creo que (Noboa) va a jugar un papel relevante en lo que podría ser un proceso de concentración del poder”, dijo al citado medio el analista político Santiago Cahuasquí.
En tanto, Héctor Muñoz planteó a El Universo que “Ecuador necesita un acuerdo de convivencia, en donde se respete la legitimidad que tiene el otro 50 % del país de pensar diferente que uno, y que eso no lo convierte necesariamente en el enemigo. Debe empezar esa madurez por el sector político para que den el ejemplo, pero sobre todo es la sociedad civil la que tenemos que acabar con radicalismos absurdos que nos impiden avanzar”, añadió.
Según Primicias, el correísmo “apenas supera al oficialismo por un legislador, por lo que ambas bancadas dependerán de los 16 votos de las minorías. Y si no hay deserciones masivas, ninguna tendrá los votos para fiscalizar al próximo gobierno”.
Crisis de seguridad
Cuando Noboa llegó al poder, lo hizo bajo la promesa de controlar la inseguridad y violencia que afectaban las calles ecuatorianas. Recordado fue el momento en 2023 en que autoridades admitieron que se cometieron casi 47 homicidios por cada 100.000 habitantes en el país.
Fue en ese contexto en el que Noboa, una vez en la presidencia, decretó un “conflicto armado interno”, declarándole la “guerra” al narcotráfico. Y si bien en un principio las cifras disminuyeron, a principios de 2025 se registró un repunte en la cantidad de muertes. En enero de este año se registraron 793 homicidios, según cifras oficiales, mientras que en febrero hubo 736 asesinatos.
De todos modos, nada de eso pareció afectar a la base de votantes que se decantó por el joven Presidente. El uso de militares en defensa de la población también mostró evidentes problemas, como el ocurrido en diciembre del año pasado, cuando cuatro menores de edad que jugaban fútbol en Guayaquil fueron detenidos por efectivos del Ejército, para luego ser encontrados carbonizados y con signos de torturas. Como respuesta a ello, un juez envió a 16 militares a prisión preventiva hasta que se esclarezca de manera definitiva el caso.
Otra respuesta del mandatario derechista fue traer al país a Erik Prince, un exmilitar con experiencia en asesorías de seguridad, buscando internacionalizar su batalla contra la violencia.
En el programa de gobierno, Noboa prometió “diseñar y aplicar políticas públicas de seguridad de acuerdo al escenario actual de riesgo y amenaza”, pero no detalla las estrategias para conseguirlo.
Giuseppe Cabrera, analista político, dijo a El Universo que el derechista “seguirá apoyándose en sus aliados, especialmente EE. UU.”, en materia de seguridad, pero advierte que los resultados “van a tardar en hacerse visibles”.
El correísmo, el gran perdedor
Luisa González fue, por mucho tiempo, sinónimo de Rafael Correa, el exmandatario que hoy vive en Bélgica, bajo condición de asilo político, luego de ser declarado culpable de un delito de cohecho pasivo agravado por una trama de corrupción ocurrida en su gobierno.
La delfín ya había perdido ante Noboa, en el cargo de vacancia que dejó Guillermo Lasso en 2023, y esta vez el resultado terminó siendo el mismo. Con ello ya son tres las ocasiones consecutivas en que el movimiento de Correa, Revolución Ciudadana, cae ante sus rivales en las urnas. La cifra se podría ampliar, considerando que Lenin Moreno, sucesor de Correa, terminó dándole la espalda y se convirtieron en enemigos enfrentados de manera pública.

Luego llegó 2021, donde Andrés Arauz, candidato de la coalición Unión por la Esperanza (UNES), obtuvo el primer lugar en la primera vuelta. Sin embargo, en el balotaje fue derrotado por Guillermo Lasso, del movimiento CREO, quien había llegado en la segunda posición al momento definitorio.
Para 2023 se repitió la historia. Si bien González obtuvo el primer lugar en la primera vuelta, con el 33,61% de los votos, en la segunda creció poco, y el propio Noboa la desplazó al conseguir el 51,83% de los sufragios, convirtiéndose en el Presidente más joven de la historia ecuatoriana.
Alexis Moncayo, cercano al correísmo, dijo al periódico local El Comercio que el sector de González no pudo responder ni con claridad ni con consistencia a los grandes temores sembrados durante la elección, como convertirse en una “nueva Venezuela”. “Revolución Ciudadana nunca consolidó una respuesta clara que garantice que Ecuador no será Venezuela”, planteó al medio ecuatoriano.
Acusación de fraude
No pasaron muchos minutos desde que se confirmó la victoria de Noboa para que la oposición se levantara en bloque a denunciar un supuesto fraude electoral. Fue la propia Luisa González quien llegó a la sede de su partido, cerca de las 20:00 hora local, a señalar que desde el bloque “no reconocemos los resultados” del domingo.
Mientras sus simpatizantes gritaban “fraude, fraude”, la candidata aseguró que pedirán “el reconteo de votos y que se abran las urnas”. Y añadió: “Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la violencia y la mentira”.
Sin nombrar a Noboa, aseguró que “hemos presenciado el abuso del poder (...) nunca pidió licencia, usó al CNE y al TCE a su antojo (...) y luego los estados de excepción, para probablemente garantizar el más grotesco fraude electoral”.
¿Podría ser una estrategia política de cara a enfrentarse a la oposición? Lo concreto es que Noboa no dejó pasar la acusación, respondiendo que le parecía “penoso que no acepten la derrota”. Para el mandatario, “una victoria de más de 10 puntos, una victoria de más de un millón de votos donde no queda ninguna duda de quién es el ganador”.
También respondieron desde el Consejo Nacional Electoral. Su presidenta, Diana Atamaint, admitió que es posible hacer el recuento, siempre que los reclamos se apeguen a lo contemplado en el Código de la Democracia.
“Es posible hacer el recuento siempre y cuando se cumpla con los requisitos que la ley claramente determina, en qué condiciones se establece un recuento”, dijo a la prensa local. “Respetamos su opinión y la Función Electoral, haremos cumplir la ley y hemos proclamado los resultados irreversibles con responsabilidad”, cerró.
Otro que se sumó a la jugada fue Rafael Correa, quien, a la distancia, escribió en X: “Pueblo ecuatoriano: Ustedes saben que, a diferencia de nuestros adversarios, siempre hemos aceptado la victoria del oponente cuando ha sido limpia. Esta vez NO lo es. Estadísticamente es IMPOSIBLE el resultado. Luisa sacaría prácticamente los mismos votos que en la primera vuelta. Hicieron un megafraude, pero cometieron un error: se les pasó la mano”.
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