Decenas de palestinos que han estado privados de libertad en cárceles y centros de detención israelíes desde el comienzo de la guerra en Gaza, tras el ataque de Hamas el 7 de octubre pasado, describen haber sufrido tortura, abuso sexual, violencia, humillación, hambre y negación de tratamiento médico adecuado. Así lo dio a conocer un nuevo informe publicado el lunes por la organización israelí de derechos humanos B’Tselem, que da cuenta de testimonios acumulados que apuntan a una política en tal sentido.
En una investigación que duró varios meses, B’Tselem recogió el testimonio de 55 palestinos recluidos en cárceles y centros de detención. Treinta de ellos son residentes de Cisjordania y Jerusalén, 21 de Gaza y cuatro son ciudadanos israelíes. La organización afirma que la mayoría de los testigos fueron puestos en libertad sin acusación. La ONG con sede en Jerusalén concluyó que las cárceles de Israel deberían ahora ser etiquetadas como “campos de tortura”.
Según datos del Servicio Penitenciario proporcionados a HaMoked, el Centro para la Defensa del Individuo, hasta el 1 de agosto, 9.881 palestinos estaban presos en cárceles israelíes, de los cuales 3.432 eran detenidos administrativos recluidos sin acusación ni juicio. Otros 1.584 estaban detenidos en virtud de la Ley de Combatientes Ilegales, que permite al Estado retenerlos sin acusación y prohibirles reunirse con un abogado durante períodos especialmente largos.
“Cuando iniciamos el proyecto pensamos que encontraríamos evidencia esporádica y casos extremos aquí y allá, pero el panorama que ha surgido es completamente diferente”, dijo a The Guardian, Yuli Novak, director ejecutivo de la organización de derechos humanos con sede en Israel. “Nos sorprendió la magnitud de lo que escuchamos. Es incómodo para una organización israelí-palestina decir que Israel está dirigiendo campos de tortura, pero nos dimos cuenta de que eso es lo que estamos viendo”, añadió.
En el informe, indicó el diario Haaretz, se enumeran al menos 60 casos de muerte de prisioneros palestinos desde el comienzo de la guerra, incluidos 48 prisioneros de Gaza que fallecieron en centros de detención del Ejército y 12 que murieron bajo custodia del Servicio Penitenciario. Algunas de las circunstancias suscitan preocupación por los abusos y la falta de tratamiento médico.
Haaretz indicó que muchos de los testimonios del informe hacen referencia a la unidad Keter del Servicio Penitenciario, que funciona como una fuerza especializada para controlar motines. Según los testimonios del informe, sus miembros usan uniformes negros sin etiquetas con su nombre y llevan el rostro cubierto. El reporte afirma que, según los testimonios, la unidad tiene un papel central en la tortura y el abuso físico, sexual y psicológico de los presos.
Uno de los testimonios más duros del informe trata de la agresión sexual y los actos de sodomía cometidos por funcionarios de prisiones contra un preso en la prisión de Ktzi’ot en octubre, indicó el diario. Según el testimonio de “AH” (cuyo nombre y datos de identificación no se incluyen en el informe), padre de un niño del distrito de Hebrón, en Cisjordania, los miembros de la unidad de primera intervención del Servicio Penitenciario (conocida por su acrónimo hebreo Keter) echaron agua al suelo y ordenaron a los detenidos que salieran de sus celdas para limpiarlo.
Según su testimonio, los guardias obligaron a los prisioneros a maldecir a sus propias madres, a Hamas y a su líder Yahya Sinwar, a besar la bandera israelí y a cantar el himno nacional de Israel.
“Nos ataron las manos a la espalda con correas y luego nos arrastraron a la fuerza hasta el pasillo. Desde la celda oí los gritos y llantos de los detenidos que fueron llevados ante mí y golpeados”, dijo. “Cuando llegué al comedor, vi a los otros prisioneros de mi celda allí. Todos estaban completamente desnudos y sangrando. Los tiraron uno sobre otro”.
El informe, titulado Bienvenidos al infierno, incluye testimonios adicionales que describen palizas en los genitales, uso de palos y herramientas de metal, fotografías de prisioneros desnudos, agarrones de sus genitales e inspecciones corporales completas.
Sami Khalili, de 41 años, que estuvo preso en la prisión de Ktzi’ot, describe en el informe uno de esos violentos incidentes: “Nos llevaron a una habitación en la que había un montón de ropa, zapatos, anillos y relojes esparcidos por todas partes. Nos desnudaron y hasta tuvimos que quitarnos la ropa interior. Nos registraron con un detector de metales de mano. Nos obligaron a abrir las piernas y luego a sentarnos medio agachados. Luego empezaron a golpearnos en nuestras partes íntimas con el detector. Nos dieron una lluvia de golpes. Luego nos ordenaron que saludáramos a una bandera israelí que colgaba en la pared”, dijo.
Agregó que cuando se negó a saludar a la bandera, dos guardias de la unidad Keter lo golpearon y le dieron rodillazos en el estómago hasta que cayó y vomitó. Luego lo golpearon en sus partes íntimas.
Este reporte coincidió con otro de Naciones Unidas que señaló que “innumerables testimonios de hombres y mujeres hablan de detenidos encerrados en jaulas, atados a camas con los ojos vendados y pañales, desnudos, privados de atención médica adecuada, comida, agua y sueño, electrocuciones incluso en los genitales, chantajes y quemaduras de cigarrillos. Además, las víctimas hablaron de música a todo volumen hasta que les sangraban los oídos, ataques de perros, ahogamiento simulado, suspensión de techos y violencia sexual y de género grave”.
“Las acusaciones de violación en grupo de una detenida palestina, que ahora cuentan con el respaldo sorprendente de voces de la clase política y la sociedad israelíes, constituyen una prueba irrefutable de que se ha perdido la brújula moral”, afirmaron los expertos consultados por la ONU. En febrero de 2024, varios expertos también expresaron su profunda preocupación por los informes sobre violencia sexual y otras formas de violencia de género cometidas contra mujeres y niñas palestinas detenidas en Israel.
Base militar
Este informe se conoce después de otra denuncia de la base militar de Sde Teiman, ubicada en el sur de Israel, donde se encuentran varios detenidos de Gaza capturados desde el ataque de Hamas el 7 de octubre.
Según The New York Times, Sde Teiman, que en su día fue un oscuro cuartel, es ahora un improvisado lugar de interrogatorio y un importante foco de acusaciones de que el Ejército israelí ha maltratado a los detenidos, incluidas personas de las que más tarde se determinó que no tenían vínculos con Hamas ni con otros grupos armados. En entrevistas, exdetenidos describieron palizas y otros abusos en las instalaciones.
A fines de mayo, aproximadamente 4.000 detenidos de Gaza habían pasado hasta tres meses en el limbo en Sde Teiman, incluidas varias docenas de personas capturadas durante los ataques terroristas liderados por Hamas contra Israel en octubre, según los comandantes del sitio que hablaron con The Times.
Según los comandantes, después de los interrogatorios, alrededor del 70% de los detenidos fueron enviados a prisiones construidas especialmente para su posterior investigación y procesamiento. Se determinó que el resto, al menos 1.200 personas, eran civiles y fueron devueltos a Gaza sin cargos, disculpas ni compensación.
El Ejército está investigando 48 muertes de gazatíes, de las que 36 han tenido lugar en Sde Teiman, según el diario israelí Haaretz.
En este sentido, en una publicación del diario The Times of Israel, se señaló que “el Estado ha reconocido que algunos terroristas palestinos detenidos han sido mantenidos inmovilizados y con los ojos vendados durante largos períodos de tiempo en el ahora tristemente célebre centro de detención de Sde Teiman, pero ha insistido en que dicho tratamiento es legal debido a las necesidades de seguridad del personal penitenciario”.
En respuesta a una petición al Tribunal Superior de Justicia exigiendo el cierre de Sde Teiman, el Estado no abordó los numerosos informes de graves abusos contra los detenidos en la instalación, diciendo simplemente que cualquier evidencia o informe de abuso estaba siendo investigado adecuadamente.
El Estado insistió, sin embargo, en que las condiciones en Sde Teiman estaban de acuerdo con la ley y que la construcción de nuevas instalaciones en el lugar permitiría mejorar aún más las condiciones.
Según el reporte de la ONU, “los expertos denunciaron el silencio de los Estados miembros tras la aparición de testimonios e informes de presuntos malos tratos y torturas y pidieron que se presionara a Israel con vistas a la aplicación de un sistema coherente de acceso, vigilancia y protección de los detenidos palestinos. El Consejo de Derechos Humanos, en particular, debe exigir urgentemente el despliegue de titulares de mandatos de procedimientos especiales y de la Comisión de Investigación en las instalaciones donde se encuentran detenidos palestinos”.
“Lo que se necesita ahora es nada menos que una presencia internacional independiente de observadores de los derechos humanos. Deben convertirse en los ojos del mundo ante el descarado fracaso de Israel a la hora de prevenir y abordar las atroces violaciones de los derechos de los prisioneros y detenidos”, dijeron los expertos.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel respondió a Haaretz que “las FDI actúan de conformidad con la ley israelí y el derecho internacional, protegiendo los derechos de las personas detenidas en sus centros de detención. Todo abuso de los detenidos, ya sea durante su arresto o interrogatorio, es una violación de la ley y de las directrices de las FDI y está estrictamente prohibido. Las FDI se toman muy en serio estos actos, ya que contradicen sus valores, e investigan a fondo las denuncias específicas de abuso de detenidos. Las FDI rechazan categóricamente las denuncias de abuso sistemático de detenidos en sus instalaciones”.
Además, las FDI declararon que “cuentan con diversos mecanismos de supervisión para garantizar que el centro de detención de Sde Teiman se gestione de acuerdo con las órdenes de las FDI y la ley. Estos incluyen visitas de inspección por parte de oficiales superiores no asignados a las instalaciones, quienes posteriormente publican informes de inspección, monitoreo continuo a través de circuito cerrado de televisión, discusiones periódicas de revisión en la Dirección de Operaciones de las FDI, supervisión del comandante de las instalaciones y más. Las quejas específicas sobre mala conducta o condiciones de detención inadecuadas se remiten a las autoridades pertinentes de las FDI y se abordan como corresponde”.
El Servicio Penitenciario de Israel respondió diciendo que “es parte del sistema de seguridad y cumplimiento de la ley de Israel, opera bajo la ley y está sujeto a la supervisión constante del Contralor del Estado y otros supervisores oficiales. Todos los prisioneros están detenidos legalmente y sus derechos básicos son garantizados por guardias y comandantes capacitados y profesionales”.
El comunicado añade: “Las denuncias citadas no han sido presentadas oficialmente al Servicio Penitenciario y se cree que carecen de fundamento. Sin embargo, todo preso tiene derecho a presentar una denuncia oficial a través de los canales adecuados y sus denuncias serán investigadas por las autoridades correspondientes”.
El Servicio Penitenciario de Israel señaló que “desde el estallido de la guerra, bajo la dirección del Ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, las condiciones para los presos de seguridad se han endurecido, y las condiciones previamente mejoradas para los terroristas ahora han sido revocadas”.
“Para procedimientos y asuntos legales dentro de los centros de detención militares, se debe contactar a los organismos pertinentes”, concluye el comunicado.