Cuando ha pasado más de tres meses de los ataques en Israel, el 7 de octubre pasado, aumenta la evidencia del uso sistemático de abusos contra los rehenes por parte de Hamas. Naciones Unidas ha exigido la rendición de cuentas por la violencia sexual contra civiles señalando que las crecientes pruebas de violaciones y mutilaciones genitales apuntan a posibles crímenes contra la humanidad.
Según explicó el diario británico The Guardian, el caos que se vivió durante los ataques significó que se produjeran fallas significativas en la preservación de pruebas de violencia de género. La principal unidad de investigaciones policiales de Israel, Lahav 433, todavía está estudiando más de 50.000 pruebas visuales y 1.500 testimonios de testigos, y dice que no puede dar una cifra sobre cuántas mujeres y niñas sufrieron violencia de género.
El periódico citó la declaración de la portavoz de la policía Mirit Ben Mayor, quien señaló que inmediatamente después del ataque las morgues se encontraban abrumadas por el gran número de víctimas y el estado quemado o desfigurado de algunos de los cuerpos, por lo que se preocuparon de la identificación y no tenían el tiempo ni la capacidad para realizar pruebas de agresión sexual utilizando kits de violación. La falta de personal capacitado también fue un problema: según el diario israelí Haaretz, en todo el país solo hay siete patólogos forenses.
Al comparar testimonios dados a la policía, entrevistas publicadas con testigos y secuencias de fotografías y videos tomadas por sobrevivientes y socorristas, The Guardian tiene conocimiento de al menos seis agresiones sexuales para las cuales existen múltiples pruebas que las corroboran. Dos de las víctimas asesinadas tenían menos de 18 años, señaló el diario.
“El creciente conjunto de pruebas sobre la violencia sexual denunciada es particularmente desgarrador”, dijeron dos expertos independientes designados por la ONU en un comunicado. La declaración hacía referencia a acusaciones de tortura sexual, incluidas violaciones individuales y en grupo, así como mutilaciones y disparos en las zonas genitales.
“Estos actos constituyen graves violaciones del derecho internacional, equivalentes a crímenes de guerra que, dado el número de víctimas y la amplia premeditación y planificación de los ataques, también pueden calificarse como crímenes contra la humanidad”, añadieron los expertos.
“Todas y cada una de las víctimas merecen ser reconocidas, independientemente de su origen étnico, religión o sexo, y nuestro papel es ser su voz”, afirmaron.
Israel ha criticado anteriormente al organismo mundial por no hacer lo suficiente para abordar la cuestión como parte de un intento por obtener un mayor reconocimiento de los presuntos crímenes.
El Ministerio de Justicia de Israel ha dicho que “las víctimas fueron torturadas, abusadas físicamente, violadas, quemadas vivas y desmembradas”. Hamas niega enérgicamente las acusaciones de agresión sexual o mutilación por parte de miembros de su brazo armado, las Brigadas Izz el-Deen Al-Qassam, el 7 de octubre o después de esa fecha.
Al menos siete mujeres que fueron asesinadas también fueron violadas en el ataque, basado en un estudio hasta ahora de la profesora israelí Ruth Halperin-Kaddari, especialista en derecho y defensora internacional de los derechos de las mujeres, citado por el diario The Guardian.
El diario The New York Times y la cadena NBC News han identificado a más de 30 mujeres y niñas asesinadas cuyos cuerpos presentan signos de abuso, como genitales ensangrentados y ropa faltante, y según el Ministerio de Bienestar israelí, cinco mujeres y un hombre se han presentado en busca de ayuda para abuso sexual en los últimos meses.
En noviembre, el grupo Médicos por los Derechos Humanos Israel publicó un informe sobre la violencia sexual ocurrida el 7 de octubre basado en declaraciones abiertas, fotos originales, videos, información y entrevistas propias. El grupo documentó incidentes de este tipo en el festival de música Nova cerca de la frontera sur de Israel, en casas alrededor de la Franja de Gaza y en una base militar israelí.
“Cada vez es más evidente que la violencia perpetrada contra mujeres, hombres y niños también incluye crímenes sexuales y de género generalizados”, indicó el informe.
El gobierno de Israel también presentó pruebas ante las Naciones Unidas a principios de diciembre, basándose en testimonios de voluntarios y policías sobre las brutalidades que habían visto.
Zaka, la organización de respuesta a emergencias de Israel, normalmente trabaja en cooperación con la policía en los lugares de los ataques terroristas para que las autoridades puedan reunir pruebas antes de que Zaka retire los cuerpos. Muchos han dicho desde el ataque que desearían haberse dado cuenta en ese momento de que, aunque intentaban tratar a los muertos con respeto, también estaban contaminando las escenas del crimen. La mayoría de los trabajadores del Zaka son hombres conservadores ultraortodoxos: varios han dicho que “no pensaron en la violación en absoluto”.
Los cuerpos de las víctimas también fueron entregados lo más pronto posible desde las morgues a sus familias para el rápido entierro requerido por la tradición judía, y pruebas cruciales resultaron enterradas con ellos, indicó The Guardian. Todavía es posible realizar algún examen forense póstumo, pero es poco probable que alguna vez se conozca el alcance total de la violencia de género cometida el 7 de octubre.
En el derecho penal israelí, la violencia sexual incluye la violación, pero también los actos indecentes, el acoso y la degradación sexual de una persona -incluida la desnudez forzada-, entre otros delitos. Una condena puede basarse en testimonios y pruebas circunstanciales incluso sin pruebas forenses, dijeron a Reuters tres expertos legales.
Pero entre los obstáculos que enfrentan los investigadores de la policía, dijeron, está el hecho de que muchas víctimas están muertas o traumatizadas.
Se estima que “unas pocas docenas” de víctimas y testigos sobrevivientes ya han buscado ayuda, dijo a la agencia Orit Soliciano, directora de la Asociación de Centros de Crisis por Violación de Israel, y se negó a nombrar a ninguna para proteger su privacidad. Pueden pasar años antes de que una víctima o un testigo se presente, indicó.
“Todas las mujeres que fueron asesinadas y que pudieron haber sufrido violencia sexual no pueden decírnoslo”, dijo a Reuters, Hila Neubach, directora de asuntos legales de la Asociación de Centros de Crisis por Violación en Israel. “Quizás los testigos tampoco sobrevivieron.”