De cara a la próxima ofensiva rusa que podría ocurrir en los meses venideros, antes de que comience el verano boreal -como advirtió el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, el pasado domingo-, tanto Kiev como Moscú están preparando soldados, con estrategias muy distintas. En Ucrania, los esfuerzos por incrementar el personal de guerra contra la invasión rusa están adoptando un enfoque más personalizado, mientras que en Rusia el tono es más coercitivo.
Mientras la guerra entró en su tercer año, los reclutadores civiles en Kiev están ofreciendo nuevas oportunidades de voluntariado en el Ejército, permitiendo a los candidatos elegir sus unidades y roles -que se adapten a sus habilidades- y la duración del servicio en un intento desesperado por reponer a sus agotadas fuerzas, ampliamente superadas en número y armas por Rusia en el frente de 1.000 kilómetros.
En las calles de la ciudad Dnipro, por ejemplo, hay carteles con soldados ucranianos implorando a los ciudadanos que se unan y defiendan su patria, ofreciendo códigos QR para mayor comodidad. En línea, una campaña de video de la 93ª Brigada Mecanizada asegura a sus compatriotas que “¡Todos pueden hacerlo!” y muestra a civiles, como un chef y un conductor de tractor, cambiando a roles militares análogos como cocinero en el campo de batalla y conductor de tanque, según cuenta Reuters.
Natalia Kalmykova, viceministra de Defensa, dijo que los planificadores militares reconocían que, en un país democrático, dar a la gente algunas opciones podría ser clave para atraerlos al Ejército. “Las personas que vienen a defender nuestro país ahora no son aquellas que eligieron el Ejército como carrera: son civiles. Y los civiles están acostumbrados a poder elegir”, dijo durante una entrevista en Kiev.
La avalancha patriótica inicial de voluntarios que acudieron en masa al Ejército tras la invasión de febrero de 2022 se ha reducido notoriamente. El gobierno ha reconocido que su campaña de reclutamiento ha tropezado con dificultades: miles de personas han evadido el reclutamiento y cientos de miles de ucranianos en edad militar han escapado al extranjero en lugar de arriesgarse a las trincheras. Para quienes han huido, Ucrania suspendió este martes los servicios consulares, excepto para aquellos que buscan ayuda para regresar al país, con el objetivo de intensificar así los esfuerzos para imponer el servicio militar obligatorio.
El esfuerzo extraordinario se da tras la advertencia de que las tropas rusas atacarán en partes inesperadas del frente cuando lleven a cabo su ofensiva de verano boreal en el país. Según dijo el martes el comandante de la Guardia Nacional, Oleksandr Pivnenko, las tropas rusas podrían intentar avanzar hacia la ciudad nororiental de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, y que ha sido atacada por misiles y drones en las últimas semanas. Pero las fuerzas de Kiev estarán preparadas para frustrar cualquier ataque, afirmó Pivnenko. “Nos estamos preparando. Sí, el enemigo nos dará sorpresas desagradables. Operará en zonas donde no lo esperamos. Pero no logrará su objetivo”, dijo al medio ucraniano Liga.net.
No obstante, la ayuda estadounidense podría estar a favor de Ucrania, ya que el sábado la Cámara de Representantes aprobó un paquete legislativo de 95 mil millones de dólares que brinda asistencia de seguridad a Ucrania, Israel y Taiwán. El esperado proyecto de ley contó con un amplio apoyo bipartidista y podría convertirse en ley esta semana, después de que pase por el Senado y llegue al escritorio del Presidente Joe Biden para su firma.
En concreto, el proyecto de ley destina 60.840 millones de dólares para abordar el conflicto en Ucrania, distribuidos en reposición de armas y existencias estadounidenses (23.000 millones), asistencia a la seguridad de Ucrania (14.000 millones), operaciones militares estadounidenses en la región (11.000 millones) y asistencia no militar, incluyendo apoyo salarial (8.000 millones), según detalla el medio Al Jazeera.
El domingo, tras la aprobación del paquete, el Presidente Zelensky afirmó que la ayuda exterior “tiene que terminar en sistemas de armas tangibles”, específicamente en artillería crucial de largo alcance, para darle a Ucrania una oportunidad de victoria. Y el senador demócrata de Virginia, Mark Warner, que encabeza el Comité de Inteligencia del Senado, dijo en una entrevista que los envíos deberían salir rápidamente una vez que el paquete de ayuda del Congreso pase por el Senado y llegue a Biden, este martes o miércoles, según información recopilada por CBS News.
En Moscú, en cambio, la estrategia para incrementar el grueso de las tropas ha involucrado el reclutamiento de prisioneros para que luchen en el Ejército, junto con otras estrategias que no necesariamente requieren movilización masiva, de acuerdo con el medio ruso Vajnie Istorii. Tal fue el caso de Oleg Orlov, un conocido defensor de derechos humanos en Rusia, de 70 años y opositor a la guerra, a quien la administración penitenciaria le ofreció a mediados de marzo -pocos días después de su condena por “descrédito del Ejército”- alistarse para luchar en el frente ucraniano en lugar de cumplir su condena de dos años y medio de prisión.
Eso está permitido bajo la ley aprobada por la Duma el pasado 19 de marzo, que concede a las personas sospechosas de haber cometido delitos escapar de la condena uniéndose al frente ucraniano. Aunque la práctica se ha formalizado con nuevas leyes, ya no se trata de un indulto presidencial, sino de una “libertad condicional anticipada” sujeta a la duración de la guerra, lo que puede resultar en la suspensión inmediata del proceso judicial o de la investigación, según detalla el periódico francés Le Monde.
Esta práctica comenzó con el grupo mercenario Wagner, liderado por Yevgeny Prigozhin, quien había sido conocido por su participación en conflictos internacionales y su especialización en el reclutamiento de personal penitenciario. Sin embargo, su desaparición no detuvo esta práctica. Antes de la muerte de Prigozhin en agosto de 2023, el Ministerio de Defensa ruso ya había asumido esta estrategia, y desde entonces se han implementado varios textos normativos para formalizarla.
Un problema con las tropas de exprisioneros es que no ha habido transparencia sobre cuántos de ellos han sido enviados al frente para luchar contra los soldados ucranianos. Olga Romanova, fundadora de Rus Sidiachaïa (“Rusia en las sombras”), una ONG que defiende los derechos de los prisioneros, estima la cifra de expresos en 150.000, un número acorde con los pocos datos publicados por las autoridades penitenciarias. En agosto de 2022 (tras los primeros reclutamientos llevados a cabo por Yevgeny Prigozhin), Rusia tenía 349.000 prisioneros; en octubre de 2023 eran 266.000. Estas cifras no incluyen a las personas –más de 100.000– en prisión preventiva, de acuerdo con Le Monde.
Adicionalmente, la ley de reclutamiento aprobada en marzo también afectaría a las mujeres, que representan aproximadamente el 10% de la población carcelaria. Aunque las mujeres suelen ser asignadas a roles como enfermeras, francotiradoras u operadoras de drones, algunas también son alistadas para unirse a unidades de asalto, según testimonios recopilados por el sitio de periodismo de investigación ruso en exilio Vajnie Istorii, que identificó al menos seis colonias penitenciarias donde actúan reclutadores, aunque aún no se han enviado efectivos al frente.
Otra forma en que el Ejército ruso ha mantenido una alta movilización de sus tropas es obligando a los reclutas a firmar contratos con el Ministerio de Defensa, utilizando tácticas de persuasión y, en algunos casos, presión psicológica y física. Además, se reclutan voluntarios, aunque hay preocupaciones sobre la manipulación de cifras y la presión ejercida sobre ciertos grupos, como inmigrantes y deudores. Además, los soldados movilizados en 2022 no son liberados del frente y se espera que permanezcan en servicio hasta que se complete una operación militar especial, de acuerdo con Vajnie Istorii.