Los incendios que azotan California han generado pánico tanto en el norte como en el sur del Estado. Mientras el Camp Fire, el siniestro forestal más letal y devastador de la historia de EE.UU., ha destruido más de 50.000 hectáreas, en el sur el Woolsey Fire ha quemado más de 38.000 hectáreas. Ambos han dejado un saldo de 44 fallecidos y 228 desaparecidos.
Uno de estos últimos era Herb Wilson, que vivía en Magalia. Su casa fue consumida por el fuego. Al evacuar el que era su hogar, el hombre de 90 años perdió los números de sus familiares y no recordaba cómo llegar a la casa de su nieta. Estuvo cuatro días durmiendo en su camioneta en el estacionamiento de un supermercado en el Condado Chico. El lunes, María Hernández Cuevas, de 22 años, fue a comprar provisiones y vio a Herb. "Le pregunté si estaba bien y él llorando me dijo 'perdí todo, incluida a mi familia'", relató María a La Tercera. Tras publicar la foto del anciano en redes sociales, en menos de una hora logró contactarse con familiares de Herb. Finalmente se reunieron el lunes.
Herb tuvo suerte, ya que las condiciones climáticas no han colaborado con la labor de los bomberos para extinguir los focos y encontrar a los desaparecidos. "Estos incendios son tan difíciles de controlar porque los bosques se secan después del verano y se debilitan por la mega sequía. Las altas velocidades del viento, la baja humedad y la zona montañosa dificultan la contención", explicó a La Tercera Kirsten Thonicke, experta en incendios forestales del lnstituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
Los bomberos de California están trabajando en conjunto con antropólogos, expertos en ADN, perros sabuesos y morgues móviles para encontrar e identificar a las víctimas fatales. Según The Associated Press, cientos de familiares visitan refugios, van a los hospitales y llaman a la policía en busca de desaparecidos.
Esa es la cruzada de la familia de la estudiante Olivia Lamb. Si bien ella vive en New York, dos de sus tíos residen en California y buscan desesperadamente a Julian Binstock, el abuelo de Olivia. El hombre de 88 años y su perro Jack fueron evacuados del centro para ancianos Feather Canyon Gracious, en Paraíso. Sin embargo, se desconoce el paradero de Julian. "Todavía tenemos esperanzas de encontrarlo", dijo Olivia a La Tercera. La joven de 25 años relató que el jueves los sheriffs realizaron la evacuación del lugar. No obstante, cuando hicieron el recuento de los damnificados, se percataron que Julian no había llegado al nuevo centro de acogida. "Mis tíos han buscado en docenas, si es que no cientos de centros de evacuación, hospitales e iglesias, pero no hemos tenido suerte", comentó la nieta de Julian.
Paradise, la localidad de 27.000 habitantes, en su mayoría pensionados, desapareció casi por completo tras el paso del fuego. El lunes encontraron 13 fallecidos en esa zona, la mayor cifra hasta ahora en un sólo lugar y se teme que el número aumente.
A pesar del dolor por las víctimas fatales y las pérdidas millonarias, la comunidad organiza ayuda para los afectados. Tracy y Josh Grant, de la ciudad de Oroville, fueron evacuados el jueves por los bomberos debido a la cercanía del Camp Fire. Ese día conocieron a Lee Brundige, de 93 años, que vivía solo en el centro de la ciudad y que también había sido evacuado. "Lo convencí durante 24 horas para que nos acompañara", dijo Tracy a La Tercera. Finalmente, el anciano fue "adoptado" por la familia tras comunicarse con su único hijo.