El gobierno de Rusia anunció este miércoles que abriría durante la jornada un corredor humanitario para la evacuación de civiles de una planta química en la ciudad ucraniana de Severodonetsk, situada en la provincia de Luhansk (este) y escenario de una intensa ofensiva por parte de las fuerzas rusas durante los últimos días.
Rusia subrayó que “garantiza la preservación de la vida y el cumplimiento de todas las normas de la Convención de Ginebra sobre el tratamiento a prisioneros de guerra, como pasó con los que se rindieron previamente en Mariupol”, según explicó el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de Rusia, coronel Mijail Mizintsev.
En el caso de Mariupol, más de 1.000 soldados ucranianos capturados fueron trasladados a Rusia para ser investigados, según reveló la semana pasada la agencia rusa de noticias Tass, citando fuentes oficiales.
Ucrania ha dicho que trabaja para que todos los prisioneros de guerra sean devueltos al país, pero algunos legisladores rusos plantean que deberían ser juzgados. Las autoridades de la autoproclamada república de Donetsk adelantaron que algunos de los prisioneros de la planta siderúrgica de Azovstal, incluidos aquellos que se rindieron, serían condenados a la pena de muerte.
El artículo 4 de la Tercera Convención de Ginebra, que se centra en los prisioneros de guerra, los define como cualquier miembro de las Fuerzas Armadas o milicias, incluidos los movimientos de resistencia organizados, en un conflicto que “ha caído en poder del enemigo”.
Los Convenios de Ginebra establecen requisitos para garantizar que los prisioneros de guerra sean tratados con humanidad. Incluyen cuestiones tales como dónde pueden retenidos; el socorro que deberían recibir, incluida la ayuda médica para los excombatientes heridos, y procedimientos legales que podrían enfrentar.
Al respecto, solo bajo ciertas condiciones, especialmente si un combatiente individual es acusado de cometer uno o más crímenes de guerra, pueden ser juzgados. Tal acusación debe basarse en evidencia publicada, dijo a The Associated Press Marco Sassoli, profesor de derecho internacional en la Universidad de Ginebra. “Ciertamente, no pueden ser castigados por haber participado en las hostilidades, porque ese es privilegio de los combatientes y de los prisioneros de guerra”, aseguró.
“Pero obviamente, la potencia que los detiene puede privarlos de su libertad hasta el final del conflicto armado internacional y puede retenerlos, a diferencia de los civiles, en sus propios territorios. Para que puedan ser llevados a Rusia”, dijo Sassoli.
Según el portal Ukrinform, los soldados ucranianos capturados en Mariupol fueron trasladados al centro de detención preventiva en Donetsk y la colonia correccional 20120. Eventualmente, terminaron en los centros de detención preventiva de Taganrog y Voronezh, en territorio ruso. Durante estos traslados, los prisioneros de guerra tenían los ojos sellados con cinta adhesiva, la cabeza cubierta con bolsas y las manos atadas. Los guardias los golpeaban, humillaban y amenazaban con matarlos repetidamente, detalla el sitio.
“Durante los interrogatorios, ponían de rodillas a los prisioneros de guerra ucranianos, los golpeaban con las culatas de los rifles en los dedos de los pies y abrían heridas, usaban alicates, les hacían un nudo alrededor del cuello y los estrangulaban”, relató la ahora exdefensora del pueblo de Ucrania, Liudmyla Denisova. “Además, los torturaban con descargas eléctricas, los golpeaban con lumas y lo pateaban. Los militares ucranianos informaron que los ocupantes rusos habían inyectado una sustancia desconocida, cuyo nombre comienza con la letra ‘M’, después de lo cual se desmayaron y experimentaron pérdida de memoria”, dijo Denisova.
Agregó que los ocupantes obligaron a los soldados ucranianos a aprender el poema “Perdónennos, nuestros queridos rusos”, el himno ruso, la historia del escudo de armas y la bandera rusos, o de lo contrario los sometían a tortura.
“Las prisioneras de guerra ucranianas detenidas en el centro de detención preventiva con sede en Donetsk dijeron que había al menos 17 a 20 de ellas en celdas diseñadas para dos o tres reclusas. Usaron un balde como taza de inodoro. Las mujeres se vieron privadas de productos de higiene y de la oportunidad de ducharse. Fueron sometidas a presión psicológica: los prisioneros de guerra ucranianos fueron brutalmente golpeados frente a ellas. Los cautivos también fueron forzados a tener relaciones sexuales”, detalló Denisova.
También dijo que no se brindó atención médica vital a los militares ucranianos heridos. El médico los examinó solo antes de que fueran trasladados al campo de prisioneros de guerra en Sebastopol, donde los representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja les brindaron asistencia. “A los ucranianos no se les dio agua, solo 1,5 litros para 30 a 40 personas, además de alimentos limitados; los detenidos en las áreas ocupadas de la región de Donetsk tenían su dieta diaria que consistía en un trozo de manteca de cerdo con pan. A veces, mientras les ofrecían carne, los ocupantes rusos los humillaban, diciéndoles que era ‘humana’”, dice el comunicado.
Infracciones de ambos bandos
Pero en el conflicto de Ucrania, “ambos bandos están infringiendo la ley sobre los prisioneros de guerra”, según escribió Christoph Bluth, profesor de Relaciones Internacionales y Seguridad de la Universidad de Bradford, en el sitio The Conversation.
Si bien algunos informes aseguran que a los prisioneros de guerra rusos se les ha permitido llamar a sus familias y las autoridades ucranianas también instalaron una línea directa para que las familias rusas pregunten sobre sus hijos desaparecidos, también ha habido violaciones a las normativas de tratamiento a los prisioneros de guerra, sostiene el portal.
En particular, las autoridades ucranianas celebraron conferencias de prensa en las que se pidió a los prisioneros de guerra rusos que discutieran sus acciones durante la invasión militar. Las autoridades ucranianas también han publicado videos en las redes sociales y aplicaciones de mensajería que muestran cómo humillan a los soldados rusos capturados y los obligan a decir sus nombres y otra información, incluidas las direcciones de sus casas y los nombres de sus padres.
Estas acciones, destaca The Conversation, son una violación de los derechos de los prisioneros de guerra en virtud del artículo 13 de la Tercera Convención de Ginebra. Mostrar la vergüenza de los soldados rusos sirve para resaltar las atrocidades de las fuerzas de Moscú en Ucrania, tanto para el público internacional como para los rusos en casa, y muestra a los jóvenes soldados rusos como víctimas y perpetradores, agrega.
Anton, un militar ruso de 21 años, fue tomado cautivo por las fuerzas ucranianas cerca de Mykolaiv el 2 de marzo, con otros cinco soldados de su unidad. El uniformado pasaría los próximos 45 días bajo arresto por los ucranianos. Finalmente, fue liberado a mediados de abril, después de que Moscú organizara un intercambio de prisioneros con Ucrania. En entrevista con The Guardian desde territorio ruso, Anton, que pidió no ser identificado con su nombre real, contó detalles de su cautiverio.
Al principio, la vida en cautiverio estuvo dominada por el miedo. “Te estremeces ante el menor de los ruidos. Todos los días esperas que este no sea el último y que no te maten”, recordó Anton. Dijo que no fue agredido físicamente durante su tiempo en cautiverio, pero alegó que los guardias ucranianos los atormentaban mentalmente a él y a otros soldados rusos. “Constantemente nos decían que Rusia estaba acabada, que pertenecíamos al fondo de la sociedad. Nos amenazaban con matarnos de hambre”.
“La mayoría de los días nos quedábamos mirando las paredes frente a nosotros”, dijo, y agregó que lo movieron tres veces durante su cautiverio. En un momento, se le pidió que grabara una entrevista sobre su captura con un destacado vlogger ucraniano. Según The Guardian, los funcionarios ucranianos han dado acceso a periodistas y vloggers para entrevistar a sus prisioneros de guerra rusos. Estos videos han sido vistos por cientos de miles de personas en YouTube, pero también han enfrentado críticas por violar las convenciones de Ginebra.
Finalmente, a principios de abril, le dijeron a Anton que lo intercambiarían por un soldado ucraniano. Si bien Rusia y Ucrania se han involucrado en varios intercambios de prisioneros, ambos países casi no han publicado detalles sobre los mecanismos detrás de estas operaciones. El 4 de abril, Kiev dijo que tenía alrededor de 600 prisioneros de guerra rusos. Moscú no publica cifras exactas, pero a finales de marzo su defensora del pueblo de derechos humanos dijo que había más de 500 prisioneros de guerra ucranianos en Rusia.