El debate no fue muy largo, y la oposición a la medida tampoco fue amplia. Este miércoles, el por ahora Congreso unicameral de Perú decidió que retornaría a la bicameralidad a partir de 2026, año de las próximas elecciones generales en el país vecino. La iniciativa fue respaldada por 91 votos a favor contra 28 rechazándola y una abstención, luego de una discusión de cerca de dos horas, pero también repusieron la reelección inmediata.
La decisión abre preguntas sobre por qué se llegó a modificar constitucionalmente este tema, pese a que en 2018 la población se mostró en contra de esta moción tras un referéndum tanto al retorno de las dos cámaras parlamentarias, como de la reelección inmediata de congresistas.
La votación del miércoles confirmó la creación de una Cámara del Senado, la que contará con 60 nuevos parlamentarios, en adición a los 130 que componen la de Diputados. Se trata de la segunda sesión parlamentaria que trata este tópico, ya que, según demanda la Carta Magna actual, se debía votar en dos instancias distintas al tratarse de una reforma constitucional. La primera, en noviembre de 2023, ya lo había aprobado con 93 votos positivos, 28 en contra y una abstención.
Sin embargo, también se da cuando el Parlamento goza de muy malos índices de aprobación ciudadana. Una encuesta de la firma Datum publicada en febrero de este año señaló que el 86% de los peruanos consultados rechazaba el actual Parlamento.
En conversación con La Tercera, Fernando Tuesta, politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), señaló que no siempre fue así. De hecho, la cámara única se instauró con la llegada de Alberto Fujimori. “El Perú históricamente tuvo una bicameralidad desde el inicio de la República de 1821, hasta el golpe de Fujimori en 1992. Con la Constitución del 93 se redujo. Antes había 180 diputados y 60 senadores, pero el Perú tenía en aquel momento cerca de 12 millones de electores”.
Según el análisis del politólogo, la relación entre población y cargos legislativos se invirtió. “La Cámara única de 130 miembros en realidad representaba a un número muchísimo mayor, 25 millones de electores. Es decir, se duplicó la población en relación con la de 1992, y el Parlamento pasó a ser la mitad”.
La parlamentaria Rosselli Amuruz, coautora del proyecto, señaló a la prensa vecina que, precisamente, “fortalecer la representación parlamentaria” era uno de los objetivos. “El objeto principal de esta reforma es restituir al Senado y fortalecer nuestra representación parlamentaria. Por muchísimos años hemos contado con un Senado y, por momentos coyunturales, fue el cambio, pero hoy es necesario el retorno de esta doble cámara”, sostuvo.
Domingo García Belaúnde, constitucionalista consultado por RPP, añadió que “entre las ventajas de un sistema bicameral se encuentra la mejor representación parlamentaria, es decir, mayor número de legisladores en proporción a los votantes y las regiones. Además, se mejora la calidad de la producción de leyes porque al haber dos cámaras, las leyes ‘exprés’, las que se aprueban sin mayor reflexión, no pasan. Este modelo permite los contrapesos entre cámaras para evitar decisiones apresuradas”.
El argumento contrario fue solo respaldado en el Parlamento por la bancada de Perú Libre, el partido que llevó al poder a Pedro Castillo, expresidente ahora preso por su fallido intento de autogolpe, en diciembre de 2022.
“Es lamentable que estemos debatiendo el tema de la bicameralidad. El 9 de diciembre del 2018 se hizo un referéndum mediante la pregunta: ¿Aprueba la reforma constitucional que establece la bicameralidad en el Congreso de la República? La población rotundamente rechazó la bicameralidad”, dijo la congresista del bloque izquierdista Margot Palacios.
El periódico El Comercio planteó que el “retorno al sistema de dos cámaras (diputados y senadores) debería permitir mayor reflexión respecto a la aprobación de leyes y el control político”, en línea con lo que argumentaron la mayoría de los partidos que defendían la medida. El mismo medio aseguró que el retorno a la bicameralidad era una de las prioridades del presidente del Congreso, Alejandro Soto.
No se trata de un cambio pequeño. La modificación de 53 artículos de la Constitución forzará un cambio en aspectos como que ahora será el Senado el encargado de aprobar, modificar o rechazar las propuestas que emanen desde diputados, lo que, según El Comercio, podría frenar “medidas populistas y habrá más tiempo para meditar sobre las mismas”; elegirá a los miembros del Tribunal Constitucional y designará al contralor general que proponga el Ejecutivo, o escogerá al defensor del Pueblo -o lo removerá, en caso de faltas graves-. Otras funciones serán el autorizar o no la salida del mandatario de turno hacia el extranjero y escoger a tres directores del Banco Central de Reserva.
Su rol como ente fiscalizador permitirá al órgano del Estado acusar “ante el Senado al Presidente de la República, congresistas, ministros de Estado, magistrados del Tribunal Constitucional, miembros de la Junta Nacional de Justicia, jueces de la Corte Suprema, fiscales supremos, defensor del Pueblo y al contralor general, por infracción de la Constitución y por cualquier delito que cometan en el ejercicio de sus funciones”, detalló El Comercio. También podrá interpelar o censurar a ministros de Estado.
Para Fernando Tuesta, la conexión entre la aprobación de la bicameralidad y la reelección inmediata van de la mano, explicó a este medio. “Este Parlamento del 2021 es hijo de la no reelección presidencial, y estamos delante de un Parlamento muy pobre en cuanto a calidad, amateurs, principiantes. Pero apareció el tema de la bicameralidad, desde mi punto de vista, como una salida. ¿Por qué? Porque el diseño aparecía asociado con la reelección parlamentaria. No es que les interese mucho el diseño institucional, que mejora una bicameralidad, las relaciones ejecutivas y legislativas, la producción de leyes, o el control político, un mejor diseño, etc. Lo que les interesa es tener la posibilidad de reelegirse, y es así que han aprobado la bicameralidad con la reelección”, argumentó.
Pese “a esas circunstancias”, continuó, cree que la decisión “está en la dirección correcta”. Aunque no deja pasar la ironía de la situación. “El fujimorismo, que fue el que transformó al Parlamento en unicameral, fue confrontado por el antifujimorismo en los noventa en defensa de la bicameralidad. Hoy resulta que el fujimorismo abandonó ese diseño (Keiko Fujimori celebró la modificación) abrazando la bicameralidad, y gracias a sus votos se ha regresado a ello. Y el antifujimorismo, que antes defendió las dos cámaras, ahora critica el regreso de la misma. Bueno, en lo único que coinciden ambos es que se han olvidado de la historia”.