Las líneas rojas que enfrenta la estrategia de Ucrania de atacar objetivos en territorio ruso

El presidente estadounidense Joe Biden se reúne con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 21 de septiembre de 2023. Foto: Archivo

En medio de la escalada en los enfrentamientos entre Rusia y Ucrania, Reino Unido y Francia estarían a favor de permitir que Kiev ataque objetivos militares en las profundidades del territorio ruso, mientras que Estados Unidos y Alemania se opondrían, según detalló el Financial Times.


Cuando los enfrentamientos entre Rusia y Ucrania se acrecientan, los misiles caen de forma cada vez más regular en los territorios controlados por cada país, y la posibilidad de una eventual negociación a fin de año aparece en el mapa, Occidente se debate una vez más sobre los límites en la utilización de armas que ellos mismos entregaron al país invadido el 24 de febrero de 2022.

Así lo afirmó el periódico británico Financial Times (FT), que asegura que el tema ha dividido a los aliados de Kiev: Reino Unido y Francia están ansiosos por permitir que Ucrania ataque objetivos militares en lo profundo del territorio ruso, mientras que Estados Unidos y Alemania se oponen.

Según el periódico, Reino Unido estaría presionando a su aliado del otro lado del Atlántico, Estados Unidos, pero también a Alemania, para que permitan el uso de armamento de mayor potencia y alcance. Puntualmente, los británicos quieren que Ucrania pueda utilizar los misiles Storm Shadow o el ATACM en territorio ruso.

No debería haber restricciones en la gama de armas para Ucrania… mientras Rusia utiliza todo tipo de armas propias, así como drones (de ataque de fabricación iraní) y misiles balísticos de Corea del Norte”, dijo el lunes el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.

“Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros socios tienen el poder de ayudarnos a detener el terror. Necesitamos decisiones”, continuó.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne con el canciller alemán, Olaf Scholz, en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, el 9 de febrero de 2024. Foto: Reuters

Se trata de equipamiento de guerra de largo alcance, que puede lanzar misiles hasta a 300 kilómetros de distancia y caer con precisión, pero que, pese a estar en manos de Kiev, no pueden ser utilizados para atacar objetivos en Rusia por directriz de sus proveedores. Especialmente, de Estados Unidos, quien ve con especial preocupación una escalada regional -o incluso con la OTAN- de involucrar sus armas en un ataque a suelo ruso.

Mientras EE.UU. entregó a principios de año la versión de largo alcance del Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACM), que se dispara desde tierra, Reino Unido y Francia dispusieron del misil de crucero lanzado desde el aire Storm Shadow, denominado Scalp-EG por París.

Pero a Zelensky no le gustan las restricciones. De hecho, en Kiev han mostrado interés porque Alemania les haga llegar el Taurus, de fabricación germana, y que tiene un alcance aún más grande que los ya entregados: 500 kilómetros. Pero, además, cuenta con una ojiva todavía más potente que sus pares de confección americana o franco-británica. Pese a las intenciones ucranianas, el canciller alemán, Olaf Scholz, se ha negado a pasárselos.

Lo mismo ha ocurrido con los recién llegados cazas F-16. De fabricación estadounidense, pero suministrados por Dinamarca y los Países Bajos, y se espera que prontamente también por Noruega y Bélgica, en Kiev ya presionan para que les permitan utilizarlos para bombardear objetivos bélicos en tierras rusas. “Derribamos algunos misiles con la ayuda de los F-16″, dijo Zelensky durante el martes.

¿Para qué necesitan las armas?

En sus más recientes intervenciones públicas, Zelensky ha abogado por el levantamiento de las restricciones en el uso de armas occidentales. Según FT, se ha convertido en la principal prioridad diplomática de Ucrania, pues requiere de ellas para atacar bases aéreas o sitios militares ocultos en lo profundo de Rusia, desde donde se lanzan las andanadas contra la nación invadida.

La guerra está entrando en un punto en que los ataques se suceden en intensidad y ritmo. La reciente incursión sorpresa de Ucrania en la región occidental rusa de Kursk -primera acción de este tipo desde la Segunda Guerra Mundial-, tuvo un “acto de represalia” este lunes y martes, aseguraron blogueros militares rusos en redes sociales, según Reuters.

A inicios de semana, Moscú llevó adelante los mayores ataques aéreos de la guerra, los que fueron calificados por Zelensky como “viles”. Tras lanzar un bombardeo de más de 100 misiles y un número similar de drones, consignó The Associated Press, en una andanada que comenzó la noche del lunes y finalizó al amanecer, al menos siete personas murieron y decenas resultaron heridas, dijo el jefe de la Fuerza Aérea ucraniana. La acción bélica también daño instalaciones energéticas del país invadido.

Tras el ataque, el mandatario ucraniano nuevamente pidió a los países que lo respaldan que “consideren operaciones conjuntas de defensa aérea y proporcionen capacidades de largo alcance”, aseguró Reuters.

La necesidad de aprobación de armas, sin embargo, no responde exclusivamente a la coyuntura de los recientes ataques cruzados. Según Zelensky, Ucrania necesita poder atacar en la profundidad del territorio ruso para “defender a Ucrania de los misiles rusos y las bombas aéreas guiadas, impedir el traslado de tropas rusas y contrarrestar la presión del ocupante en las principales líneas del frente”. Esto se traduce en apuntar a bases aéreas, nodos logísticos, centros de mando y control y formaciones de tropas, explicó Financial Times.

Rescatistas trabajan en el lugar de un ataque con misiles rusos en Kryvyi Rih, Ucrania, el 27 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Si bien Ucrania ya ha logrado impactar algunos aeródromos, almacenes de armas, depósitos de combustible y complejos de defensa antiaérea rusos utilizando drones de fabricación local con alcance de hasta 1.000 kilómetros, lo cierto es que los occidentales son más rápidos y más difíciles de interceptar.

Por otro lado, el gobierno ucraniano estaría intentando recuperar la mayor cantidad de territorio en manos rusas previo a las posibles negociaciones que tendrían lugar a finales de este año, según ambas partes han insinuado. Obviamente, la postura también corre para Rusia. De hecho, Reuters aseguró este miércoles que Vladimir Putin impulsará una contraofensiva para intentar retomar el territorio en la región de Kursk capturado por tropas ucranianas, pero el subdirector de la CIA, David Cohen, cree que las tropas rusas se toparán con “una lucha difícil”.

Durante una conferencia de la industria de seguridad nacional, el también exespía estadounidense señaló que “podemos estar seguros de que Putin montará una contraofensiva para tratar de recuperar ese territorio”, pero su “expectativa es que esa será una lucha difícil para los rusos”, dijo a la prensa local.

“Tenemos un plan para obligar a Rusia a poner fin a la guerra por la vía diplomática”, dijo este martes el mandatario ucraniano durante una rueda de prensa posterior a los ataques de su vecino del este. También añadió que le planteará aquello a la Casa Blanca en septiembre, así como a los dos candidatos presidenciales estadounidenses, Kamala Harris y Donald Trump.

La guerra terminará inevitablemente en diálogo, pero necesitamos entrar en ese diálogo desde una posición de fuerza”, declaró.

En las últimas semanas, y según un alto funcionario ucraniano citado por FT, Kiev ha facilitado a Washington una lista de objetivos específicos que le gustaría atacar con misiles estadounidenses, británicos y franceses. En ella se incluyen aeródromos, depósitos de municiones, almacenamiento de combustible y centros de mando y control.

La razón del rechazo

Cuando consultaron al portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, este señaló que las peticiones de Ucrania se repiten desde hace un tiempo, pero que no se ha producido “ningún cambio” en la política estadounidense respecto a las restricciones armamentísticas.

“No se trata de un nuevo deseo del presidente Zelensky”, dijo el lunes a la prensa. “Mantendremos las conversaciones con los ucranianos, pero las mantendremos en privado”, añadió.

La reticencia no es únicamente del país norteamericano. Alemania también está en la misma línea. Su temor es que escale el enfrentamiento bélico debido al uso de armas occidentales en territorio ruso.

Un tanque de batalla Leopard de fabricación alemana en una exposición de vehículos blindados y equipos capturados por el Ejército ruso, de manos de las fuerzas ucranianas, en el museo al aire libre Victory Park en Poklonnaya Gora en Moscú, el 1 de mayo de 2024. Foto: Reuters

“Por supuesto, nos preocupa la escalada”, dijo a inicios de agosto Sabrina Singh, portavoz adjunta del Pentágono. Respondía a las críticas de que, por el momento, cada vez que Occidente ha entregado una nueva arma a Ucrania, el Kremlin amenaza con tomar represalias, pero nunca ocurre nada.

“Así que el hecho de que Rusia no haya respondido a algo no significa que no pueda o no lo haga en el futuro”, fue la réplica de Singh.

Por su parte, Reino Unido ha presionado insistentemente en los últimos meses para aumentar los permisos de usos en las armas proporcionadas, aseguró FT. De hecho, personas con conocimiento de las negociaciones dijeron al periódico que el gobierno británico envió una petición en esas líneas tanto a Washington como a París a principios del verano en el hemisferio norte.

Comparte la mirada de Londres el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dijo tiempo atrás: “Deberíamos permitir (a los ucranianos) neutralizar los emplazamientos militares desde donde se ataca a Ucrania”, pero acotó que “no se les debería permitir atacar otros objetivos o instalaciones civiles”.

Sin embargo, en Downing Street, sede del poder político británico, no están dispuestos a saltarse el apoyo de importantes aliados en esta materia, y apuntan a un consenso del bloque occidental.

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