Las razones detrás del fallido plan de Corea del Sur para aumentar la jornada laboral a un máximo de 69 horas semanales
Mientras varios países intentan reducir la jornada laboral, Corea del Sur pretendía elevar el máximo actual de 52 horas semanales, bajo la idea de que esto daría flexibilidad a los trabajadores y las empresas. Sin embargo, los jóvenes protestaron contra la medida, por lo que el gobierno tuvo que retroceder.
En los últimos años, la práctica de reducir la jornada laboral ha sido una tendencia que se ha repetido en varios países, como Reino Unido, España y ahora Chile, donde se está tramitando el proyecto de las 40 horas laborales. Sin embargo, hay una nación que parece querer ir en sentido contrario.
El gobierno de Corea del Sur, tras una oleada de críticas, dio marcha atrás al proyecto que pretendía elevar la jornada laboral a un máximo de 69 horas semanales, desde el actual tope de 52 horas -correspondiente a 40 horas regulares y 12 extraordinarias-. La propuesta generó el rechazo de gran parte de la población laboral joven, que se opuso fuertemente al plan.
“El núcleo de la política laboral (del gobierno) es proteger los derechos e intereses de los trabajadores más desfavorecidos, como la Generación MZ (millennials y Generación Z), los que no están sindicalizados y los que trabajan en pequeñas y medianas empresas”, declaró en una conferencia Kim Eun-hye, secretaria de prensa del Presidente surcoreano Yoon Suk-yeol.
Por su parte, el mandatario ordenó a los organismos públicos reexaminar las medidas y realizar los cambios que consideraran las peticiones y las críticas de los trabajadores más jóvenes. Así, un día después de la solicitud de Yoon, el ministro del Trabajo, Lee Jung-sik, se reunió con varios representantes sindicales.
Las razones
El proyecto fue presentado por el Ministerio de Empleo y Trabajo el día 6 de marzo, que aumentaría el límite de las horas laborales a un máximo de 69 semanales, planteando un alza de hasta 29 horas extras, frente a las 12 que establece la jornada actual, aprobada en 2018. Ese año, el gobierno anterior redujo la jornada laboral de 64 semanas a 52.
El gobierno explicó que una de las razones detrás de esta medida era permitir a los empresarios gestionar las horas laborales extras de forma mensual, trimestral y anual, con el fin de que los empleados pudieran gestionar su jornada acorde a sus necesidades, creando un sistema flexible tanto para los trabajadores como para las empresas.
Respecto de lo anterior, el ministro del Trabajo comentó a The Korean Herald los aspectos positivos del proyecto: “El plan beneficiará a los trabajadores con diversos sistemas de horarios, como la semana laboral de cuatro días y el mes sabático, al tiempo que ayudará a las empresas a gestionar su plantilla”, afirmó Lee.
El nuevo plan, además, daba la opción a los trabajadores de realizar jornadas más extensas o de mucha ocupación a cambio de acumular horas extras, las cuales podían “canjearse” por tiempo libre en períodos más relajados, o usarse para extender las vacaciones. Lo anterior, según Lee, ayudaba a tratar problemas como la baja tasa de natalidad de Corea del Sur.
“Podemos resolver graves problemas sociales, como el rápido envejecimiento de la población y la baja natalidad, permitiendo a las mujeres elegir con mayor flexibilidad su horario de trabajo”, expresó el ministro durante el anuncio del proyecto.
Por otro lado, la propuesta se vio impulsada por las exigencias de las empresas del país, incluida la Federación de Empresas Surcoreanas, quienes pedían mayor flexibilidad por la escasez de mano de obra y las dificultades para cumplir con los plazos de trabajo.
El rechazo al plan
A pesar del apoyo del mundo empresarial, que argumentaba que el proyecto ayudaría a la competitividad y a la creación de empleos, el sector laboral joven de Corea del Sur, junto a varios sindicatos, mostraron su molestia y rechazo hacia la medida.
Los trabajadores explicaron que el aumento de la jornada laboral era excesivo, y que solo generaría efectos negativos en la salud de la población laboral. A estas críticas se sumaron las de la Asociación de Sindicatos Surcoreanos, que apuntó a que el proyecto era “tóxico” y que tenía el fin de “obligar a los trabajadores a realizar jornadas intensivas ultralargas”
“Hará que sea legal trabajar de nueve de la mañana a medianoche durante cinco días seguidos. No se tiene en cuenta la salud ni el descanso de los trabajadores”, comentó la entidad a The Guardian.
Todo ello se plantea en un contexto en el que Corea del Sur tiene de las jornadas laborales más extensas dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Con 1.915 horas por trabajador al año, según datos de 2021, solo está por detrás de México (2.128 horas), Costa Rica (2.073), Colombia (1.964) y Chile (1.965). Es decir, acumula casi 600 horas más que Alemania, el país que se encuentra en el lado opuesto del ránking, con 1.349 horas al año
A esto se añade el fenómeno del trabajo excesivo asociado a la cultura asiática, donde incluso existe el concepto “kwarosa” para referirse a la “muerte por exceso de trabajo”, fenómeno que se cree que mata a decenas de personas cada año.
En una entrevista con CNN, Jung Junsik, estudiante universitario de 25 años, expresó su tristeza frente a la situación: “Mi propio padre trabaja en exceso cada semana y no hay límites entre el trabajo y la vida. Desafortunadamente, esto es bastante común en la fuerza laboral. Los inspectores del trabajo no pueden vigilar todos los lugares de trabajo las 24 horas al día, siete días a la semana. Los surcoreanos (seguirán siendo) vulnerables a las horas extraordinarias mortales”.
Experiencias en otros países
La propuesta inicial del gobierno surcoreano resulta extraña frente a la tendencia mundial de reducir la jornada laboral, con el fin de mejorar el bienestar de los trabajadores y, con ello, la productividad. En ese escenario, varios países experimentaron con medidas como la de los “cuatro días laborales” y que dieron resultados positivos, como es el caso de Reino Unido.
El proyecto de la fundación “4 Day Week Global”, asesorado por investigadores de las universidades de Cambridge, Oxford y Boston, puso a prueba durante seis meses a 61 empresas bajo el modelo de “cuatro días de trabajo”. Finalmente, los resultados fueron positivos, registrando una mejora en la salud mental de los trabajadores, menor estrés y un alza en la productividad.
Otros países también han probado la jornada laboral de cuatro días. El pasado mes de diciembre, el gobierno de España anunció ayudas para las empresas que decidieran implementar este régimen, donde los empleados cobrasen el mismo sueldo, pero trabajando menos horas.
Un proyecto piloto en Portugal comenzará en junio de 2023 y durará seis meses. La participación de las empresas será voluntaria y el gobierno no ofrece ninguna compensación económica ni subvención. Por esto, las empresas pueden decidir cuántas horas hay que trabajar en esos cuatro días: pueden ser 32, 34 o 36 horas.
En febrero, en tanto, los empleados belgas ganaron el derecho a realizar una semana laboral completa en cuatro días, en lugar de los cinco habituales, sin pérdida de salario. La ley entró en vigor el 21 de noviembre y permite a los empleados decidir si quieren trabajar cuatro o cinco días a la semana.
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