Este lunes, una noticia inaudita alteró la agenda de todos los políticos británicos: Reform UK, el partido de extrema derecha de Nigel Farage, apareció por primera vez liderando una encuesta de intención de voto. La alarma corrió a ambos lados del sistema: tanto entre los laboristas, que llevan seis meses en el poder, como para los conservadores, que después de años gobernando están particularmente debilitados.

En tanto, en Alemania, de cara las elecciones legislativas anticipadas del próximo 23 de febrero, el partido Alternativa para Alemania (AfD) marcha segundo en las encuestas, y en Berlín cientos de miles de personas tomaron parte la semana pasada en una manifestación contra la extrema derecha. En un contexto en que una gran parte de la población está “enojada y desilusionada”, indican los expertos, los votos empiezan a radicalizarse.

Nigel Farage, líder de Reform UK. Foto: Reuters

La alarma sonó en Londres: Por primera vez, Reform UK de Nigel Farage superó a todos los demás partidos británicos en una encuesta importante. Según YouGov, si ese día se hubieran celebrado elecciones generales, la colectividad fundada en 2018 habría cosechado el 25% de los votos, dos puntos más que en la última encuesta de enero, superando a los laboristas y los conservadores.

Así, el Partido Laborista cayó al 24% en las intenciones de voto (bajando tres puntos porcentuales respecto del último mes), mientras que el Partid Conservador continuó su descenso, hasta el 21% (un punto menos).

Desde Roma, el analista político Emanuele Bobbio, director de investigaciones en Autonomie Locali Italiane (ALI), comenta el escenario en Reino Unido: “Reform UK y Nigel Farage están sacando partido de las dificultades a las que se enfrenta el Partido Laborista, que ganó las elecciones con grandes expectativas, pero ahora tiene que entregar resultados en muy poco tiempo. A la vez, Farage ya se ha beneficiado del colapso del Partido Conservador tras años de gobiernos desastrosos, que han empujado a una gran parte de sus votantes hacia él. En cierto modo, este cambio es también lo que permitió al Partido Laborista ganar con unas cifras tan abrumadoras”.

Ya esta semana, el laborismo intenta contraatacar, y de hecho tienen un “equipo de trabajo anti-Farage” para detener su crecimiento: su estrategia principal es la de atacar la propuesta de gestión del NHS, el sistema nacional de salud británico, que lleva años en crisis y que Farage ha propuesto reemplazar por un servicio de salud basado en seguros privados. Para el ministro de Salud británico, Wes Streeting, la visión de Nigel Farage del país es “triste y derrotista”.

Curiosamente, el crecimiento del movimiento de Farage se cruza sin detenerse con la caída en desgracia del Brexit, que cada vez es visto por más británicos como “un error”. Siendo el líder de Reform UK uno de los mayores abanderados de la ruptura con la Unión Europea, su alza en las encuestas parece contradecirse con la percepción de los votantes sobre sus iniciativas.

Para Bobbio, sin embargo, el atractivo de Farage es claro: “Ahora está atrayendo una vez más el voto de protesta (ese mismo que ganó el Brexit), y especialmente el de los votantes blancos de clase trabajadora. Existe una profunda desconfianza hacia los partidos tradicionales, y no me sorprende que Farage esté ganando popularidad mientras que el Brexit está perdiendo popularidad. Ahora representa una protesta, ya no contra Bruselas sino contra Londres. El voto antisistema se ha convertido en la fuerza impulsora del ascenso de la derecha”.

Alice Weidel, líder de AfD, en un evento con Elon Musk en Halle. Foto: Reuters

En tanto, en Alemania, la campaña para las elecciones legislativas ya empezó, renovando su Parlamento en tres semanas más. Una encuesta de ARD DeutschlandTrend publicada este jueves da la victoria a los dos principales partidos conservadores del país, la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), con el 31% de los votos, pero en segundo lugar, el crecimiento de AfD, con un 21%, inquieta al sistema político germano.

En tanto, los socialdemócratas (SPD) marcan un 15% de las preferencias, mientras Los Verdes caen al 14% y el partido liberal FDP registra un 4%. De momento, la posibilidad de que la coalición semáforo (liberales, socialdemócratas y verdes) vuelva a ostentar el poder parece imposible. Así, los partidos hermanos CDU y CSU, llamados juntos la “Unión”, aparecen con la ventaja para formar gobierno.

Sin embargo, el crecimiento de AfD desafía cada vez más la estabilidad del “cordón sanitario”, y hay políticos de derecha tradicional que ya están adoptando medidas cercanas a este partido. El líder de la CDU, Friedrich Merz, permitió que se aprobara una moción antiinmigración con los votos de AfD, sólo para verla colapsar más tarde cuando la facción de la CDU alineada con la excanciller Angela Merkel se opuso a la legislación final.

Vassilis Ntousas, cientista político y jefe de Operaciones Europeas en la Alliance for Securing Democracy (ASD) del German Marshall Fund en Bruselas, indica sobre Alternativa para Alemania: “Es uno de los partidos más extremos, hasta el punto de que otros dentro del bloque de extrema derecha más amplio, como la Agrupación Nacional de Marine Le Pen (en Francia), han tratado de distanciarse de él”.

De todos modos, indica el experto, el problema no es que gobiernen o no –matemáticamente, no podrían–, sino el hecho de que terminan haciendo que partidos de derecha tradicional estiren sus posturas. “La verdadera prueba será si las fuerzas de centroderecha deciden adoptar aspectos de la retórica y la agenda de AfD en un intento de ganarse a los votantes. Sin embargo, hemos visto una y otra vez que, a largo plazo, esto sólo fortalece a la extrema derecha, ya que ayuda a legitimar posiciones extremistas”, señala Ntousas.

Bobbio, por su parte, señala sobre las elecciones en Alemania: “Parece casi seguro que la CDU volverá a ser el partido líder y probablemente formará una coalición con los socialdemócratas, reviviendo el modelo de Gran Coalición que funcionó bien bajo Merkel. Sin embargo, la verdadera pregunta es cuánto crecerá la extrema derecha y cómo se posicionarán los socialdemócratas como socios de coalición”.

Según el experto italiano, el surgimiento de AfD viene impulsado por un sentimiento que protesta contra las políticas ecológicas, profundamente vinculadas con el descontento económico: “La economía está atravesando una importante reestructuración y, mientras los sectores industriales tradicionales luchan, la extrema derecha está posicionada para lograr un resultado histórico en las próximas elecciones”.

Nigel Farage en un evento en Londres. Foto: Reuters

A juicio de Bobbio, cambios económicos ligados al declive de la producción industrial están entre los motivos que impulsan las extremas derechas en Europa. “En los últimos años, hemos sido testigos de una tendencia global. Lo vimos en Francia el año pasado, en varias elecciones regionales en Italia, y el fenómeno se hizo aún más evidente en Estados Unidos después de la victoria de Donald Trump, que no fue del todo inesperada, pero sí sin precedentes en su escala”, considera.

“Para comprender el cambio en todo el continente, debemos considerar múltiples factores, porque no hay una única explicación para el ascenso de estos partidos de extrema derecha. El declive de la producción industrial, un empobrecimiento general (tanto real como percibido, ya que por primera vez las generaciones más jóvenes de hoy están en peor situación que sus padres) y un sistema de narrativas, a veces impulsado deliberadamente por ciertos actores, han contribuido a este cambio. Muchos votantes de la clase trabajadora se sienten abandonados por los partidos progresistas, que a menudo se han centrado demasiado en determinadas causas y parecen más vinculados al establishment que al pueblo”, explica Bobbio.

Ntousas, en tanto, indica: “La extrema derecha está aumentando en toda Europa, y esto es un hecho. Aprovechando la ola de sentimiento anti-gobernante y anti-sistema, explotando las inseguridades sociales (particularmente económicas), capitalizando fallas o insuficiencias sistémicas y empleando una inteligente estrategia en las redes sociales, los partidos de extrema derecha como Reform UK están logrando cada vez más presentarse como defensores de la gente común”.

“Pero su ascenso no se debe sólo a sus hábiles maniobras políticas: también es resultado de la incapacidad de los partidos más establecidos para contrarrestar eficazmente su retórica”, considera Ntousas.