Reino Unido vivió este miércoles una de sus huelgas más grandes en más de una década, donde según el Congreso de Sindicatos (TUC en inglés), cerca de medio millón de trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo y salieron a las calles a protestar por mejores salarios y condiciones laborales, lo cual provocó el cierre masivo de escuelas y la paralización en gran parte del transporte público.
Entre los trabajadores que se declararon en huelga se encontraban como protagonistas los profesores, con 300.000 docentes paralizados, según las cifras de los propios sindicatos. Seguidos de ellos estaban los conductores de trenes y buses, funcionarios y agentes fronterizos.
Este período de huelga corresponde a la mayor jornada de acción sindical en Reino Unido desde 2011, año en el que más de un millón de funcionarios realizaron una huelga masiva en contra de la reforma al sistema de pensiones del país.
Se estima que unas 23.000 escuelas en Inglaterra y Gales se vieron afectadas por el paro de más de 100.000 profesores, según el Sindicato Nacional de Educación (NEU), ya que se proyectaba que el 85% de los establecimientos cerraría parcial o totalmente, debido a la falta de personal, junto con la paralización de gran parte de las redes ferroviarias.
El personal de 150 universidades, incluidos profesores ayudantes, bibliotecarios y empleados, se unió a las protestas, que iban mucho más allá del ámbito de la educación. En torno a 100.000 funcionarios pertenecientes a 124 departamentos gubernamentales y otros estamentos oficiales no acudieron al trabajo, incluidos miembros del personal del Museo Británico, que tuvo que cerrar sus puertas. El transporte también se vio alterado por un paro que afectó a la mayoría de los trenes en Inglaterra, complicando enormemente los desplazamientos de los usuarios.
La huelga masiva, que planea extenderse durante una semana, se suma a las múltiples paralizaciones y protestas que han acontecido en Reino Unido desde diciembre del año pasado, en un ambiente tenso para el sector laboral y el gobierno británico, donde varios sectores profesionales paralizaron sus actividades para protestar en contra de los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo.
En diciembre se llevó a cabo la primera huelga de enfermeras en Reino Unido en más de 100 años, quienes exigieron un reajuste de sueldo del 19%. A esto se sumó el paro realizado por miles de miembros del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS). La relación entre los sindicatos y el gobierno se tensó, lo que llevó a los líderes sindicales a advertir al Ejecutivo que la disputa y los conflictos escalarían si sus demandas no eran escuchadas.
“Si el gobierno no hace algo al respecto, creo que veremos más días como hoy, con más y más sindicatos uniéndose”, declaró a Reuters Mark Serwotka, secretario general de PCS.
Bajos salarios e inflación
Entre los motivos detrás de la huelga y las movilizaciones se encuentra como exigencia principal de los trabajadores el aumento de los salarios, como medida frente a la crisis del costo de la vida que enfrenta Reino Unido, vinculada al alza de la inflación que azota a la economía del país, la cual llegó al 10,5% en diciembre, la cifra más alta en 40 años.
Los líderes sindicales indicaron que, aun cuando el gobierno ofreció aumentar en un 5% los salarios de los docentes, los sueldos del sector público se quedaban muy atrás en comparación al paso acelerado de la inflación en el país, resultando en la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
En relación a ello, el TUC declaró que, en promedio, el salario de un trabajador público bajó 203 libras (US$ 250) desde 2010, a causa de la inflación. Las estadísticas proporcionadas por el Instituto de Estudios Fiscales indican que los profesores han visto caer sus salarios entre un 9% y un 10% en términos reales entre 2010 y 2022.
Junto a esto, se añade el alza constante del costo de los alimentos, el gas y la electricidad, consecuencia directa de la inflación, unido a los pronósticos negativos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que advirtió que es probable que este 2023 Reino Unido sea la única gran economía que sufra una recesión, con una contracción del 0,6% de su producto interior bruto.
Este fenómeno afectó especialmente al área docente que, en conjunto a una crisis de retención y contratación dentro de las escuelas y universidades, ha generado que un tercio de los nuevos profesores renuncie en un período de cinco años, según datos del NEU.
La “Ley de Huelgas”
Otra de las razones detrás de la huelga masiva es el rechazo al proyecto “Ley de Huelgas”, propuesto por el gobierno del primer ministro Rishi Sunak, y que actualmente se encuentra en proceso de tramitación parlamentaria. La ley establece como obligación para los trabajadores en paralización el prestar “servicios mínimos” en sectores claves, como salud y transporte, y que, en caso de no cumplirse tal mínimo, la huelga se consideraría ilegal, lo que daría facultad a las empresas para despedir a los trabajadores involucrados y demandar a los sindicatos.
“Además de proteger la libertad de huelga, el gobierno también debe proteger la vida y los medios de subsistencia”, expresó el secretario de Negocios, Grant Shapps, a CNN.
Al contrario de lo expresado por Shapps, el Congreso de Sindicatos expresó su molestia frente a la medida, la cual consideran que atenta contra el derecho a huelga de los trabajadores: “Cuando los trabajadores voten democráticamente a favor de la huelga, pueden ser obligados a trabajar y ser despedidos si no lo hacen. Esto es incorrecto, impracticable y, casi con seguridad, ilegal”, declaró el TUC a través de Twitter.
Debido a esto, el Congreso de Sindicatos enviará una carta firmada por 200.000 miembros de la organización al gobierno, con el fin de frenar la aprobación definitiva del proyecto.
Por parte del gobierno, Rishi Sunak no se refirió en detalle a las huelgas, pero mostró su preocupación por los cierres de las escuelas, durante una sesión de control en la Cámara de los Comunes: “La educación de nuestros hijos es muy valiosa. Hoy merecerían estar en el colegio, y la oposición debería condenar la huelga y apoyar a los alumnos”, afirmó el primer ministro. Junto a eso, añadió que el aumento del salario de los profesores en un 5% era “el mayor reajuste salarial en 30 años”.
En tanto, la ministra de Educación, Gillian Keegan, señaló a la BBC que el gobierno no puede ceder a las demandas de los manifestantes, ya que aceleraría la inflación: “Lo que no podemos hacer es aprobar aumentos salariales para beneficiar a una parte de la fuerza laboral y empeorar la inflación para todos. Eso no es algo económicamente sensato”, aclaró Keegan.
La de este miércoles no será la única huelga de los profesores. Ya están previstos otros siete paros entre febrero y marzo si no hay acuerdo antes. A pesar de las molestias, la mayoría de los padres (54%) los apoyan, frente a un 36% que está en contra, según el sondeo realizado por la asociación Parentkind.
Aunque hay esperanzas de avances en el sector ferroviario, este viernes está prevista una nueva huelga, a la que por primera vez en 20 años se unirían los bomberos. Las enfermeras y los empleados de ambulancias también volverán a acciones sindicales en el curso de este mes.
“Nada me gustaría más (...) que tener una varita mágica y pagarles a todos más”, dijo el lunes el primer ministro británico durante una visita a los trabajadores de la salud. Pero, según él, aumentos salariales alimentarían la inflación y deteriorarían aún más las finanzas públicas.