"No estoy sorprendiendo a nadie, hago lo que dije que haría", declaró el Presidente francés, Emmanuel Macron durante su primer año de mandato en 2017 para recalcar que llevaría a cabo todas sus promesas de campaña.

Y así es como Macron pretende seguir implementando la extensa agenda de reformas estructurales que inició durante sus primeros meses en el Palacio del Elíseo, la misma que ha suscitado un creciente descontento social que hoy lo tiene con una aprobación de 23%, según la última encuesta de Ifop, del 15 de diciembre.

Por eso, la pregunta de cómo podrá mantener aquel ritmo de reformas teniendo en cuenta la revuelta de los "chalecos amarillos" -que se reunieron por 8° vez el sábado congregando a 50.000 personas lo que volcó a Macron nuevamente a Twitter para denunciar "una extrema violencia que atacó a la República"- es compleja de responder. Las violentas manifestaciones de noviembre y diciembre en los alrededores del Arco del Triunfo hicieron que Macron retrocediera en algunas decisiones, afectando su objetivo de reducir el déficit, ya que le costarán al Ejecutivo entre 8.000 y 10.000 millones de euros. "En mi opinión, este año 2019 es decisivo", dijo el jefe de Estado en la víspera de Año Nuevo, en su saludo a los franceses.

Las tres primeras

Entre las reformas que Macron llevará a cabo durante los primeros meses del año se cuenta la del seguro de desempleo, uno de los puntos centrales dentro de su programa social. Fue lanzada oficialmente en noviembre y su objetivo es promover el acceso y el "regreso al empleo sostenible y de calidad". Con ella el Ejecutivo busca ahorrar entre 3 y 3,9 mil millones de euros en tres años para reducir la deuda de Unedic, el sistema de prestación por desempleo, que es de casi 35.000 millones de euros.

Pero tras la crisis de los "chalecos amarillos", Macron decidió conceder más sesiones de negociación con los interlocutores sociales. Además, un acuerdo entre estos interlocutores y el gobierno no parece cosa fácil: los sindicatos rechazan categóricamente cualquier reforma que conduzca a una disminución de los derechos de los desempleados (duración o nivel de compensación). Por su parte, los empleadores se siguen oponiendo a la idea de un "bonus/malus", que significará que las empresas que abusen de los contratos a plazo fijo contribuyan más a Unedic. Por el contrario, las empresas que a menudo contraten de manera permanente tendrían derecho a un reembolso. Además, la reforma incluye una indemnización para trabajadores independientes. Si no hay acuerdo entre las dos partes es el Ministerio del Trabajo el que toma las riendas del asunto, lo que podría volver a incrementar la protesta social. Este proyecto debiera estar listo para febrero.

La reforma del Estado es la "madre de las batallas", según el propio jefe de Estado. La reforma de la función pública debería pasar a ser un proyecto de ley en febrero. El objetivo es renovar las instancias de diálogo social, eliminando algunas de ellas. El gobierno también busca hacer un mayor uso del contrato para los funcionarios públicos y aumentar su remuneración en función del mérito. Además, se ofrecerán planes de retiro voluntario para aquellos que deseen irse, incluidos funcionarios de alto rango. Sin embargo, están programados cerca de 120.000 recortes de puestos hacia 2022 (incluidos 50.000 en la administración pública) para reducir el gasto público.

La tercera reforma para los primeros meses de este año es afecta a la Ley de 1905, que establece la separación entre la Iglesia y el Estado. Esta reforma apunta especialmente a la regularización de la religión musulmana, para por ejemplo, mejorar la transparencia de las asociaciones que administran las mezquitas, garantizar que respeten los requisitos de orden público y verificar un posible financiamiento extranjero, obligando a declarar las donaciones que procedan de otros países y que superen los 10.000 euros.

Macron sabe que 2019 es decisivo para su quinquenato, ya que hay otras reformas que pretende aprobar este año pero a las que aún les dará más tiempo de discusión, puesto que se relacionan directamente con algunas de las reivindicaciones de los "chalecos amarillos", como la reforma de las pensiones y la reforma a la Constitución (ver recuadro). Esta última se vería interrumpida por el surgimiento de un referendo de iniciativa ciudadana, una de las principales demandas de los manifestantes.

Otras reformas

A la constitución

Será debatida en enero y tiene como objetivo "oxigenar" la vida política. Entre sus medidas está la no acumulación de los mandatos, la abolición del Tribunal de Justicia de la República, la reducción de un tercio del número de parlamentarios, y la aceleración del procedimiento parlamentario, entre otras.

A las pensiones

Macron busca crear un sistema por puntos y que se traducirán en una renta mensual al jubilarse a partir de los 62 años. Sin embargo, la oposición de la sociedad ya se ha hecho sentir. De hecho, los pensionados formaban parte importante de los "chalecos amarillos".