Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica: "Los déspotas tienen impunidad en nuestra región"
Chinchilla dice a La Tercera que en las crisis en Venezuela y Nicaragua "los órganos políticos llamados a aplicar las cláusulas democráticas han actuado con extrema lentitud y débil determinación".
En las elecciones presidenciales de 2010 en Costa Rica, Laura Chinchilla hizo historia al convertirse en la primera mujer costarricense elegida para ese cargo desde que se permitió el voto femenino en ese país, en 1949. Tras dejar el poder 2014 esta politóloga no ha abandonado la actividad pública. Además de Vicepresidenta del Club de Madrid y académica en varias universidades de la región, Chinchilla acaba de encabezar la primera delegación de observación electoral que envía la OEA a Brasil. De visita en Chile para participar hoy en la Conferencia Internacional "El Estado de la democracia en América Latina: 40 años desde el inicio de la tercera ola democrática", organizada por CEPAL e IDEA Internacional, la exmandataria aborda en esta entrevista con La Tercera el fenómeno de Jair Bolsonaro, la ausencia de Presidentas hoy en América Latina y las crisis en Venezuela y Nicaragua.
¿Le preocupa el triunfo de Bolsonaro en Brasil? ¿Cree que su elección puede influir en el surgimiento de más líderes ultraderechistas en América Latina?
Por la investidura como jefa de misión, la cual aún me alcanza en tanto no hemos presentado el informe final, debo abstenerme de pronunciarme sobre la calidad de los partidos políticos y los candidatos que participaron en el proceso; así como sobre el resultado electoral mismo.
Una de las razones para explicar el triunfo de Bolsonaro fue el descrédito de la clase política tradicional a raíz de escándalos de corrupción. ¿Cree que los políticos tomaron nota de esta situación? ¿Se han adoptado iniciativas para frenar el vínculo entre corrupción y política?
De acuerdo a diversas mediciones regionales (Latinobarómetro) y nacionales (encuestas de opinión), los latinoamericanos están altamente preocupados e indignados frente al tema de la corrupción. Dicha indignación ha provocado movimientos sociales que han llevado a la salida abrupta de Presidentes como lo son los casos de Guatemala y Perú; al encauzamiento judicial y condena de varios expresidentes y funcionarios públicos; y a un voto de castigo en algunas de las elecciones que han tenido lugar en los últimos meses (México y Brasil). Estas situaciones han conducido a la introducción de nuevas normas en materia de financiamiento electoral que buscan fortalecer los controles y reducir la participación del financiamiento privado. Sin embargo, desde el punto de vista normativo, la región cuenta en términos generales con un buen instrumental, siendo que el principal desafío es su aplicación de manera efectiva y oportuna. En este sentido algo positivo parece estar ocurriendo, cuando vemos que a diferencia del pasado, jueces y fiscales están respondiendo al reto de la impunidad, mediante diversas diligencias que buscan esclarecer los hechos y sancionarlos.
Hace unos años varias mujeres figuraban como Presidentas en la región. ¿Qué le parece que hoy esa tendencia se haya revertido?
Sin lugar a dudas es un punto de inflexión que nos llama a la reflexión. Por un lado refleja las dificultades que aún enfrentan las mujeres para acceder a cargos elegibles que pasan por problemas de acceso al financiamiento, la doble carga del cuido familiar, el acoso y violencia política a que se expone, y la estigmatización que aún prevalece en la región sobre la mujer en posiciones de poder. Por otro lado, lo anterior no significa que el avance en el acceso de la mujer a la política se ha detenido; cuando analizamos los resultados de las elecciones que están teniendo lugar en la región, una de las características más esperanzadoras en la mayor parte de ellas, es el crecimiento de la participación femenina en los congresos. Esto nos da la esperanza de que el liderazgo de la mujer se está forjando desde la base y serán varias las que regresarán de nuevo a ocupar las cimas del poder político.
¿Cómo observa las crisis en Venezuela y Nicaragua? ¿Considera que los organismos regionales han hecho lo suficiente al respecto?
El único organismo regional que se ha hecho sentir en ambas crisis ha sido la Organización de Estados Americanos y de manera especial el Secretario General y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Pese a ello, los órganos políticos llamados a aplicar las cláusulas democráticas han actuado con extrema lentitud y débil determinación. Esto ha hecho que las decisiones más drásticas en ambas crisis, estén siendo adoptadas por países de manera individual y por órganos extra regionales como la UE. En ambos escenarios, la peor parte la han llevado los ciudadanos. El mensaje es demoledor: los déspotas tienen impunidad en nuestra región.
¿Qué opinión tiene sobre la caravana de migrantes centroamericanos que busca ingresar a EE.UU.? ¿El fenómeno migratorio representa una falla de los gobiernos latinoamericanos? ¿Qué le parece que Donald Trump autorice el uso de la "fuerza letal" en la frontera con México?
La tragedia de los migrantes centroamericanos pone en evidencia las fallas profundas de una guerra contra las drogas en la que concurren diversos actores, entre ellos los mismos países centroamericanos, pero también EE.UU. La razón principal que mueve a esos migrantes es la violencia. Más que respuestas represivas se requiere de una revisión integral de la estrategia de seguridad y combate al narcotráfico, de la mano de acciones integrales que permitan el desarrollo sostenido en esas naciones.
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