Como un déjà vu de lo que en marzo de 2014 ocurrió en Brasil, Argentina vivió este miércoles su propio escándalo al más puro estilo del caso Lava Jato. Desde la madrugada, uno a uno comenzaron los arrestos de 12 altos exfuncionarios y empresarios ligados a los gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, presuntamente implicados en una trama de asociación ilícita que durante 10 años recolectó al menos US$ 53 millones en coimas. Con todo, lo que parecía ser una agitada jornada centrada en el próximo debate sobre el aborto en el Senado, pronto se transformó en una suerte de serie policial que remeció al mundo político.
Tras meses de investigación de parte de un grupo de periodistas del diario La Nación y la justicia argentina, se reveló el contenido de ocho cuadernos que ponen al descubierto una enorme trama de corrupción que involucra, entre muchos otros a Roberto Baratta, número dos del exministro de Planificación, Julio De Vido.
Los escritos, que en enero pasado llegaron a través de una fuente a manos de uno de los periodistas, pertenecen a Óscar Centeno, chofer de Baratta que durante una década se encargó de tomar notas de todos los detalles: días, horas, direcciones, nombres y montos de los bolsos con dinero para coimas que él mismo trasladaba en su vehículo.
Las pruebas reflejan la ruta de las coimas de empresas al Ministerio de Planificación -entonces dirigido por De Vido- que fueron recogidas desde más de 30 domicilios o escondidas en lugares calificados como "refugios".
Así, tal como ocurrió con Lava Jato en Brasil y como aborda la serie El Mecanismo de Netflix, los gobiernos kirchneristas otorgaron una serie de contratos de obras públicas a cambio del pago de coimas por parte de un grupo de empresas. La investigación también reveló el particular modus operandi: el mismo Baratta semana a semana iba a la residencia presidencial, La Quinta de Olivos, para coordinar los cobros con De Vido o con el mismísimo Néstor Kirchner.
El "doctor" K
"Del Ministerio lo llevé al licenciado Baratta y a Nelson Lazarte a la Quinta de Olivos. Llegamos aproximadamente a las 21 horas. Se reunió con el Dr. Néstor Kirchner para darle instrucciones", señala una de las tantas transcripciones de los cuadernos de Centeno con fecha 20 de mayo de 2010 y más adelante agrega: "luego, a las 21:55, salimos de la Quinta y el Licenciado Baratta nos comentó a Nelson y a mi que el Dr. Kirchner le dijo: "Que pobres estuvimos esta semana, eh!!! y Baratta dice que le contestó que era porque mucha gente se había ido afuera por el fin de semana largo que se venía. Era por la recaudación que fue la mitad de siempre. Luego lo dejé en el camino a Nelson y al licenciado en su departamento y me fui a casa".
En una medida sin precedentes, por orden del juez Claudio Bonadio, Baratta -que en 2017 estuvo preso por supuestas irregularidades en la compra de gas licuado y posteriormente consiguió su libertad- quedó detenido por su vinculación con las supuestas coimas de constructoras y energéticas.
De manera simultánea se llevó a cabo la captura de Centeno y más tarde, en múltiples operativos con 34 allanamientos -23 en la Ciudad de Buenos Aires y 11 en la provincia- cayeron Javier Sánchez Caballero, ex CEO de IECSA; Gerardo Ferreyra de Electroingeniería; Carlos Mundin de BTU; Armando Losón de Albanesi y Carlos Wagner de Esuco y ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, entre otros.
Además de la extensa lista de detenidos hay otros sospechosos sin orden de detención, como la expresidenta y ahora senadora Cristina Fernández, junto a De Vido y su secretario, José María Olazagasti. También figuran en la nómina el exjefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina y el exsecretario general de la Presidencia, Óscar Parrilli.
Desde la justicia explicaron que lo que hasta ahora se puede contabilizar figuran al menos US$ 53 millones en coimas, pero se cree que hubo otros pagos que no quedaron detallados en los cuadernos y que elevarían el monto recaudado a cerca de US$ 160 millones.
Durante la jornada de este jueves comenzarán a ser indagados los detenidos. Según La Nación y Clarín, el fiscal Carlos Stornelli le ofrecería a Centeno convertirse en "arrepentido". Es decir, podría pasar de imputado a colaborador de la investigación. A ese recurso ya se han acogido anteriormente otros involucrados como Alejandro Vandenbroele, testaferro del exvicepresidente Amado Boudou y el empresario Leonardo Fariña por la llamada "Ruta del dinero K". "Las anotaciones de Centeno sacudieron al mundo de la política y el empresariado", sentenció Clarín.