Ley de aborto en Argentina, la promesa cumplida de Fernández

Mujeres partidarias del aborto celebran la aprobación de la iniciativa en el Senado de Argentina. Foto: Reuters


Argentina marcó la madrugada del miércoles un hito para el movimiento feminista al convertirse en el país más grande de Latinoamérica en legalizar el aborto, un paso que podría inspirar a otras naciones a seguir el mismo camino en un continente donde la Iglesia católica tiene una gran influencia.

Previamente avalada por la Cámara de Diputados, el Senado aprobó la ley a favor de la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación por 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención, un resultado más holgado del que se esperaba, tras una sesión de más de 12 horas que fue seguida en vivo afuera del Congreso por miles de mujeres a favor y en contra, las “verdes” y las “celestes” como se han hecho conocidas.

Argentina se suma así a Uruguay, Cuba y Guyana, únicos países de la región donde está permitido el aborto libre, aunque también lo es en dos jurisdicciones de México: el Estado de Oaxaca y Ciudad de México.

Con la nueva ley, las mujeres argentinas de más de 16 años podrán abortar de manera legal durante las 14 primeras semanas de gestación tras firmar un consentimiento informado por escrito. Asimismo, en referencia a uno de los aspectos más polémicos del proyecto, la objeción de conciencia por parte del personal médico, la norma obliga a todos los hospitales a tener un profesional que esté dispuesto a practicar un aborto y a practicarlo en un plazo de 10 días tras la solicitud. Hasta ahora en Argentina el aborto sólo se permitía en caso de violación o de riesgo de vida para la mujer, según una legislación de 1921.

Partidarios de la legalización del aborto se manifiestan mientras sesiona el Senado argentino. Foto: Reuters

La norma es una victoria para el movimiento de mujeres de Argentina después de varias décadas de lucha. De hecho, el último revés había sido en 2018, cuando la Cámara Alta bloqueó el proyecto de aborto legal por 38 votos negativos y 31 a favor. “En Argentina el movimiento de las mujeres logró imponer una agenda política”, reconocía en vísperas de la votación del miércoles en el Senado la ministra argentina de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, en entrevista con La Tercera.

Pero también es una victoria para el Presidente Alberto Fernández, cuyo Ejecutivo impulsó la iniciativa legal. “El aborto seguro, legal y gratuito es ley. A ello me comprometí que fuera en los días de campaña electoral. Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública “, celebró el mandatario en Twitter.

Y es que el gobierno calcula que ocurren entre 370.000 y 520.000 abortos clandestinos anuales, en un país de 45 millones de habitantes. Desde la restauración democrática en 1983, hubo más de 3.000 mujeres muertas por abortos inseguros. Cada año alrededor de 38.000 mujeres son hospitalizadas por procedimientos mal realizados.

A su vez, la nueva norma constituye un revés para el papa Francisco en su país natal y abre una grieta con la Iglesia católica local. El episcopado argentino afirmó en un comunicado que “esta ley que ha sido votada ahondará aún más las divisiones en nuestro país” y lamentó “profundamente la lejanía de parte de la dirigencia del sentir del pueblo”.

Partidarias del aborto celebran la aprobación de la norma por la Cámara de Diputados argentina, el 11 de diciembre.

Unas palabras de Francisco pronunciadas poco después de la votación de la ley fueron interpretadas en Argentina como una muestra de su desaprobación, aunque no mencionó directamente la norma. “Vivir es ante todo haber recibido la vida. Todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida”, dijo el pontífice en un mensaje escrito.

Así, la nueva ley podría tensar la relación de Francisco con el presidente y la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007- 2015), muy cercana al papa durante su gestión. También genera dudas sobre la esperada visita del pontífice a su tierra, adonde no viajó desde que se convirtió en el jefe de la Iglesia católica en 2013.

Pero la Argentina que el papa dejó ese año ya no es la misma. El catolicismo ha perdido fieles en el último tiempo. Según reveló una encuesta de 2019 sobre creencias religiosas realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el 62,9% de los argentinos se declara católico, el 18,9%, sin religión, y el 15,3%, evangélico, el grupo religioso que más creció desde 2008. Ese año un 76,5% de los argentinos se decía católico y solo un 9% evangélico.

El mismo sondeo de 2019 dejaba en evidencia que la legalización del aborto era cosa de tiempo, al revelar que la proporción de quienes afirman que el aborto es un derecho de la mujer se había duplicado desde 2008. Así, al legalizar el aborto, Argentina suma un nuevo hito a una saga iniciada en 1987 con la aprobación del divorcio, a la que siguieron la de una ley de educación sexual integral (2006), una para el matrimonio igualitario (2010), y una de identidad de género (2012).

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