Poco le importaba el riesgo a Irena Sendler, considerada como la versión femenina de Oskar Schindler, durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron cerca de 2.500 niños judíos los que esta mujer polaca salvó de la muerte durante la guerra. A principios de los años 40, Irena -que era católica- logró sacar a miles de niños del gueto de Varsovia a través de maletas, cajas y por los alcantarillados, mientras los jerarcas nazis mataban a cientos de miles de judíos, o los deportaban hacia campos de concentración, condenados a morir en las cámaras de gas.
Cuando en 1939 los nazis invadieron Polonia, Sendler (1910-2008) ya era asistente social y tenía acceso semi liberado para entrar y salir del Gueto de Varsovia -creado por los nazis para aislar a unos 450 mil judíos, alrededor del 30% de la población de la capital polaca- lo que facilitaba el rescate, pero también la exponía a una ejecución directa o torturas por parte del régimen de Adolf Hitler.
Durante el período en el que llevó a cabo los operativos para salvar a los menores, junto a un grupo de colaboradores, escribió listas secretas en frágiles papeles para enrolar cigarrillos, con los nombres de los niños que rescataron y las direcciones en donde estarían. Todo con el fin de que una vez finalizada la guerra, los padres pudieran reencontrarse con sus hijos. Sin embargo, la mayoría de esas familias fueron ejecutadas.
Esta historia es relatada por la autora bestseller de The New York Times, Tilar J. Mazzeo, en su libro Los niños de Irena, de editorial Aguilar y que acaba de llegar a Chile.
La historiadora y biógrafa supo acerca de Irena Sendler justo después de su muerte, gracias a su hermano y su cuñada, quienes viven en Polonia. "Escribo principalmente sobre la Segunda Guerra Mundial, y me interesan esencialmente las biografías de mujeres. Y cuando fui a Polonia, justo después de que Irena Sendler había fallecido, mi cuñada me contó de esta increíble historia, de este grupo de mujeres, y me interesó mucho poder escribir este libro", cuenta Mazzeo a La Tercera.
El trabajo conjunto de un pequeño grupo de personas, arriesgando día a día su vida, es lo más llamativo para la autora: "Un pequeño grupo de gente que simplemente decidió hacer lo que era correcto, trabajando juntos como una comunidad de desconocidos, puede hacer una gran diferencia para la vida de muchísimas familias".
Mazzeo se refiere al grupo de colaboradores con el que Irena trabajó, a muchos de los cuales conoció en el tiempo en que estudió asistencia social y enfermería, motivada por una profunda inquietud ante las desigualdades, inculcada por su padre. Este grupo de colaboradores, mujeres en su mayoría, desplegaban una red de rescate, para asegurarles a los niños nuevas familias que pudieran cuidarlos mientras durara la guerra. Sin embargo, la mayoría no se libró de posteriores ejecuciones y torturas. Sendler incluso fue víctima de ellas.
Los sobrevivientes
La investigación le tomó a Tilar Mazzeo dos años y medio, y realizó la mayoría de sus entrevistas en Israel y Polonia. Aunque también en Estados Unidos y Canadá, puesto que cuando crecieron muchos de los niños partieron a esos países.
En Varsovia, la investigadora pudo entrevistar a niños sobrevivientes, que hoy rondan los 80 años, a los hijos de los compañeros de la resistencia de Irena, y a algunos que recordaban que sus padres en ese entonces ocultaban niños judíos.
Además conversó con la hija de Irena Sendler, y con la siguiente generación de hijos de quienes ya murieron, "pero sabían menos porque sus papás no querían hablar mucho del Holocausto", cuenta Mazzeo. Pero gran parte de los relatos directos de Irena Sendler que incluye el libro son sacados de una autobiografía que escribió la asistente polaca.
Pese a que el libro de Mazzeo permite conocer la magnitud de la historia de Sendler, el proceso de investigación y de escritura no fue fácil. "Hablas con sobrevivientes del Holocausto, le preguntas a los que eran niños acerca del asesinato de sus familias. Y obviamente cuando hablas con ellos los conoces y te conectas con ellos", cuenta la autora del libro. Para ella, se trató de un proceso particularmente difícil, puesto que vive en una casa con niños que tienen la misma edad que muchos de los menores en esa época. "Es difícil escuchar a niños jugando afuera cuando estás escribiendo acerca del asesinato de otros niños. Creo que cualquiera piensa 'y si ellos hubieran sido mis hijos y no los de un extraño'", expresa.
Elzbieta Ficowska, quien era muy pequeña en 1942, fue una de las sobrevivientes del grupo de niños rescatados por Irena. "La señora Sendler nos salvó no solo a nosotros, sino también a nuestros hijos y nietos y las generaciones venideras ", dijo a The Associated Press en 2007, según constata The New York Times, un año antes de que Sendler muriera a los 98 años.
Irena Sendler, tildada por muchos como la "heroína" de Polonia, recibió varias distinciones décadas después de la guerra. En 1965 la institución Yad Vashem de Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las naciones y se la nombró ciudadana honoraria de Israel. En 2003, el entonces Presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, le otorgó la más alta distinción civil de Polonia, al nombrarla dama de la Orden del Águila Blanca. En 2007 el gobierno de Polonia la nominó como candidata para el Premio Nobel de la Paz. La historia de la asistente polaca también inspiró el filme The Courageous Heart of Irena Sendler.