Quizá se podría decir que ya existían antecedentes que hacían presagiar que Iván Márquez, considerado como una de las figuras más dogmáticas de la guerrilla colombiana, era candidato a convertirse en potencial desertor del proceso de paz que las FARC firmaron en 2016 con el gobierno del ex Presidente Juan Manuel Santos (2010-2018). Y es que ya lo había hecho a fines de la década de los 80, tras un breve armisticio con la entonces administración de Belisario Betancur (1982-1986). Pero, por algún motivo, sus compañeros de partido no sospechaban que aquello pudiera suceder de nuevo, sobre todo porque el número dos de las FARC había sido uno de los principales negociadores de la paz.
Tras el triunfo del "No" en el plebiscito de este pacto de paz (2016), Márquez declaraba a la Revista Semana que "estamos convencidos de que el destino de Colombia no puede ser el de la guerra, y por eso hemos trabajado a conciencia por buscar una solución política a este largo conflicto". Sin embargo, cuando Márquez desapareció en agosto de 2018, todo tuvo sentido para los exguerrilleros.
"Nos resistíamos a pensar en eso (regreso a las armas), pero desde el momento en que se produce la marginación de Iván, desde ese momento nosotros sospechamos esa posibilidad que se confirma con el anuncio", cuenta a La Tercera el legislador del partido político FARC Jairo Cala.
A sus 64 años, Luciano Marín Arango, alias "Iván Márquez", suma dos acuerdos de paz, dos escaños asignados al Congreso y dos deserciones. Además, su prontuario acumula 28 condenas, 198 órdenes de captura y un nuevo proceso por porte ilegal de armas, concierto para delinquir y uso de uniformes e insignias, según sostiene el diario bogotano El Tiempo.
Antes de ingresar a la guerrilla, Márquez ya se sentía cercano a las ideas de izquierda y por eso, mientras se dedicaba a la educación ejerciendo como profesor de biología entre 1977 y 1979, se unió a la Juventud Comunista Colombiana, como muchos otros miembros de las FARC.
Y a la guerrilla concretamente se unió a principios de los 80, como "comisario político", en una de las unidades más activas de la guerrilla, el Frente 14, en el sureño departamento de Caquetá, donde Iván Márquez nació.
Fue poco después de eso que se firmó un acuerdo de paz, en 1984, durante el gobierno de Belisario Betancur. Al año siguiente, Márquez ingresa al recién fundado partido de izquierda Unión Patriótica (UP), ocupando incluso un puesto en el Congreso.
En una entrevista en 2013 con el periodista colombiano experto en conflicto armado Jorge Enrique Botero, Márquez confidenció los recuerdos de esa época como congresista: "Sentí el afecto del pueblo. Su amor por una guerrilla que ha luchado durante tanto tiempo por los derechos de los pobres, de los excluidos".
Botero lo describe como un hombre "muy radical siempre, que se distinguió por eso". "Ponía muchas condiciones para una eventual firma de los acuerdos de paz, era muy marxista, etc. Es un hombre muy intransigente. Pero en contraste con eso, es un hombre muy amable, muy cálido. Compositor e intérprete de música", comenta.
Pero en 1987 Márquez volvió a la clandestinidad debido al período de la llamada "guerra sucia" en la que miles de militantes de UP fueron asesinados. "Márquez es un hombre de formación política que aprendió de lo militar. No al revés. Él vuelve (a la selva) en una muy buena posición porque venía de ser congresista colombiano", explica a La Tercera el experto en conflicto armado, Ariel Ávila.
Por eso, cuando regresó a la guerrilla fue nombrado comandante del Bloque Suroccidental. Posteriormente, en los 90, llega a la cúpula de las FARC. Según Insight Crime Colombia, "la combinación de estas dos habilidades (militar y política) ha contribuido a su trayectoria como representante internacional de la organización". En 2008, Márquez asumió como vocero internacional de las FARC.
Pero en los 90, el número dos de las FARC, después de "Timochenko", también participó de otros dos fallidos diálogos de paz con el gobierno de César Gaviria (1990-1994) y Andrés Pastrana (1998-2002).
Cuando llegó la nueva oportunidad de diálogos con el gobierno de Santos, Márquez ocupó un rol predominante a la cabeza del equipo negociador de la guerrilla. Y esta vez sí funcionó. Para el congreso fundacional del partido FARC, él fue el delegado más votado. Se le cedió un escaño al Senado, pero nunca llegó a ocuparlo.
En abril de 2018, su amigo guerrillero "Jesús Santrich" fue detenido y Márquez decidió volver al Caquetá aludiendo que no tenía garantías de seguridad. Por eso, en julio del año pasado no se presentó para asumir su escaño como senador. Al mes siguiente se le perdió el rastro. Así, su aparición la semana pasada en el video confirmó lo que sus compañeros temían: que Márquez volvería a asumir ese rol de intransigente y radical guerrillero, vestido con uniforme verde y portando fusiles en medio de la selva y las montañas de Colombia.