El principal opositor al Kremlin, Alexéi Navalny, llegó a una región ubicada a 200 km al este de Moscú para ser internado en una colonia penal donde cumplir su condena a dos años y medio de prisión, que él considera política.

Navalny ha enfrentado múltiples procesos legales desde su retorno a Rusia, en enero tras cinco meses de convalecencia en Alemania tras un envenenamiento del que responsabiliza al presidente Vladimir Putin y a los servicios secretos de su país.

El paradero de Navalny se desconocía desde el jueves, tras su salida del centro de detención de Moscú, donde había estado arrestado desde un principio. Los servicios penitenciarios todavía no han brindado información oficial precisa al respecto.

“Alexéi Navalny llegó a un establecimiento de los servicios penitenciarios rusos en la región de Vladimir para purgar su condena”, señaló en un comunicado la Comisión pública de Moscú (ONK), de vigilancia de los centros de detención.

El secretario general de la ONK, Alexéi Melnikov, señaló a la agencia de noticias rusa Interfax que Navalny sería puesto en principio bajo cuarentena, para después instalarlo en una de las colonias penales de la región.

De acuerdo a fuentes entrevistadas por las agencias TASS y Ria Novosti, el opositor residirá en la colonia penal número 2, situada en la pequeña localidad de Pokrov.

Según las fuentes, esta colonia es de “régimen normal”, o sea, que las condiciones de detención son menos severas, y con capacidad para unos 800 presos.

Sin confirmación oficial

Uno de los asistentes más próximos a Navalny, Leonid Volkov, señaló en Twitter que aún no hay una “confirmación oficial” por parte de los servicios penitenciarios sobre el destino del opositor, y que familiares y abogados no han recibido ninguna información, como suele ser de uso en Rusia cuando un detenido es internado en una colonia.

“Los servicios penitenciarios rusos constituyen un sistema sádico, por completo podrido, imposible de reformar, porque no sabe cómo funcionar según la ley, y solamente sabe cómo golpear y burlarse de la gente”, denunció Volkov, refugiado en el exterior.

“Exigimos una información oficial sobre el paradero actual de Navalny y el acceso de sus abogados”, prosiguió.

Heredadas de los “Gulags” soviéticos, las colonias penitenciarias rusas tienen muy mala fama, destacándose los malos tratos, condiciones insalubres e incluso torturas generalizadas.

La mayor parte de las penas penitenciarias en Rusia se purgan en estos campos, algunos muy aislados, y donde los reclusos generalmente trabajan de manera obligatoria en talleres de sastrería o mueblería.

El viernes, el jefe de los servicios penitenciarios, Alexander Kalashnikov, afirmó que Navalny “fue trasladado al lugar donde corresponde por decisión judicial”, y que sobre el principal opositor del país no existe “ninguna amenaza contra su vida o salud”.

El opositor “cumplirá su sentencia en condiciones completamente normales”, afirmó, asegurando que “si Navalny así lo desea, participará en las actividades de producción”.

Una fuente afirmó este domingo a la agencia TASS que Navalny “puede trabajar como maquinista o coser máscaras, tras completar una formación, o como bibliotecario o cocinero”.

La semana pasada, la justicia rusa confirmó la condena impuesta al activista anticorrupción, de 44 años, en el marco de un caso de fraude, en 2014, que tanto él, como muchas capitales occidentales y oenegés denuncian como político.

Su detención, el 17 de enero, desencadenó grandes protestas en Rusia, saldadas con más de 11.000 detenciones, acompañadas de multas y breves penas de prisión.

Por otra parte, Navalny también fue multado por “difamación” y aún lo esperan varios otros casos judiciales, entre ellos una investigación por fraude, que puede significarle diez años de prisión.