Todo un sistema de difamación, orquestado desde el Ministerio de Interior, se ha ido revelando en este último tiempo en España, lo calificó la prensa local. Este domingo, el diario El País hizo públicos extractos de conversaciones entre el comisario José Manuel Villarejo y distintas personas de la política española, en la que admitía que las informaciones que entregaba la policía, respecto a supuestas conexiones entre el partido izquierdista Podemos y Venezuela, eran montajes: se acusaba al fundador de la colectividad, Pablo Iglesias, de haber recibido 270 mil dólares por parte de Nicolás Maduro.
Al respecto, los presidentes de Argentina, México y Chile, junto con el mandatario recientemente electo de Colombia, Gustavo Petro, repudiaron en conjunto las difamaciones acometidas contra el exvicepresidente del gobierno español. Hoy, retirado de la primera línea de la política, Iglesias agradeció el apoyo de los líderes latinoamericanos.
“Es chunga”: con esas palabras, le decía en 2016 el comisario José Manuel Villarejo a un empresario, que tenía claro que el documento que comprometería a Pablo Iglesias era falso. A pesar de eso, distintos medios españoles no dudaron en hacer circular la historia: entre los financistas de Podemos estaría no solo Venezuela, sino que hasta Cuba e Irán.
La historia parte un poco antes de las elecciones generales de 2016 en España: Podemos estaba en alza, y el liderazgo de Pablo Iglesias era seguido de cerca por parte del Partido Popular, que entonces estaba en el poder. En eso, se difundió una documentación que vinculaba a Iglesias con Nicolás Maduro: según estos papeles, el mandatario venezolano le habría depositado 270 mil dólares, en una cuenta de las Islas Granadinas, un paraíso fiscal.
En informaciones similares, se vinculaba tanto a Podemos como a ETA al servicio secreto cubano y venezolano, y todo eso se publicó como cierto en el medio digital OK Diario. Luego se difundió sin corroborar en la cadena de televisión La Sexta, donde el mismo Iglesias fue invitado, negando todas las acusaciones que se le hacían. Ya un poco antes, los medios de comunicación más cercanos a la cúpula policial, dirigida entonces por el comisario Eugenio Pino, estaban filtrando informaciones falsas: una de las más polémicas, el supuesto “Informe PISA” (Pablo Iglesias S.A.), en el que se acusaba al líder de izquierda de recibir financiamiento desde Venezuela e Irán.
El domingo, seis años después, el diario español El País publicó audios de conversaciones, grabadas siempre por el comisario José Manuel Villarejo, en las que le ofrece estos documentos a María Dolores de Cospedal, entonces ministra de Defensa y secretaria general del Partido Popular. Entre 2011 y 2018, bajo el gobierno de Mariano Rajoy, las evidencias muestran que el PP ocupó sistemáticamente distintos poderes estatales, como la policía e Interior, para difamar a sus oponentes políticos, siendo Podemos y los partidos independentistas catalanes sus principales objetivos.
Esta polémica llega en un momento interesante de la política española: por primera vez en años, las encuestas le estaban dando más votos al PP, por sobre el PSOE, el partido que gobierna actualmente. Precisamente el 19 de junio, el partido de derecha consiguió la mayoría absoluta en el Parlamento de Andalucía. El PSOE había gobernado en la comunidad desde 1982 hasta 2018, ganando todas las elecciones salvo la convocatoria de 2012, aunque consiguió mantener el Ejecutivo tras un gobierno de coalición con Izquierda Unida.
Por esto mismo, el presidente de la formación, Alberto Núñez-Feijóo, quiso quitarle trascendencia a los audios que comprometían tan seriamente a su partido: no condenó ni lo hecho por su colectividad, ni por el Ministerio del Interior de entonces. “Estas cosas salen cuando las encuestas le van bien al PP”, declaró el mandamás de los populares en una conferencia de prensa en Barcelona: “Comprenderá que no me producen ningún nerviosismo unas cintas de hace ocho años”.
Los que sí condenaron la difamación que sufrió Podemos fueron cuatro mandatarios latinoamericanos: Andrés Manuel López Obrador, desde México; Alberto Fernández, en Argentina; Gabriel Boric, desde Chile, y el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro. A través de Twitter, el domingo, el Presidente de México se expresó de esta manera: “Se van a enojar millones de paisanos de mi abuelo, pero es de pena ajena e indignante la campaña de los conservadores en contra de los dirigentes de Podemos”.
En Colombia, Gustavo Petro afirmó en la misma red social estar frente a un déjà vu, al ver la difamación sufrida por Pablo Iglesias. Durante la pasada campaña colombiana, muchas veces se intentó relacionar a Petro con el “castrochavismo”.
Criticando las noticias falsas en general, y la difamación a Podemos en particular, el Presidente argentino Alberto Fernández comentó la polémica española, acusando a “cierto periodismo” de desanimar y perseguir dirigentes políticos.
Gabriel Boric tampoco se quedó atrás, y llamó a “cuidar nuestras democracias” en un tuit respondiendo a otro de Iglesias. “Las noticias falsas le han hecho un profundo daño a la convivencia social. Aquí vemos lo que le han hecho durante años a Podemos en España, que no es muy distinto de prácticas de muchos en nuestra América Latina. ¡Cuidemos nuestras democracias!”, escribió el presidente chileno.
A eso, Iglesias, que fue vicepresidente segundo de España entre 2020 y 2021, respondió al mandatario chileno: “Gracias Presidente. En Chile conocen bien que la movilización mediática de las mentiras es la principal arma de los enemigos del progreso y de los avances sociales… Venceremos”.