Miles de policías, cientos de soldados y un ejército de funcionarios ultimaban los preparativos el domingo para el funeral de estado de la reina Isabel II, una demostración espectacular de luto nacional que también sería la mayor reunión de líderes mundiales en años.
El cuerpo de Isabel yace en el histórico Westminster Hall desde el miércoles, y personas de todas las clases sociales y de todo el país y el extranjero han hecho fila durante horas para pasar junto a su ataúd en un flujo constante y emotivo.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rindió homenaje el domingo a la Isabel II antes de su funeral de Estado, apareciendo en un balcón con vistas al féretro de la difunta monarca. Cuando el mandatario ocupó su lugar en el balcón junto a su esposa Jill, se persignó antes de ponerse brevemente la mano en el corazón.
“Su legado ocupará un lugar destacado en las páginas de la historia británica y en la historia de nuestro mundo”, dijo Biden tras conocerse la noticia de la muerte de Isabel.
Por su parte, el Presidente francés Emmanuel Macron fue visto caminando cerca del río Támesis más temprano el domingo, mezclándose con la multitud reunida en las calles alrededor del parlamento.
Los Reyes de España visitaron también esta tarde la capilla ardiente. Felipe VI y la Reina Letizia permanecieron poco más de un minuto en el interior de la sala en el que se encuentra el ataúd de la antigua monarca. Junto a ellos acudió el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.
Los ocho nietos de la reina, liderados por el heredero al trono, el príncipe Guillermo, se colocaron en torno al ataúd con la cabeza inclinada durante una vigilia silenciosa el sábado por la noche.
Se esperaba que la fila, que se extendía varios kilómetros, se cerrara a los recién llegados más tarde el domingo para que todos los que esperaban pudieran pasar ante el féretro antes del lunes por la mañana, cuando se trasladaría en un carro de armas hasta la Abadía de Westminster para el funeral de la reina.
Entre los líderes mundiales que llegaron a Londres estaba la primera ministra de Nueva Zelandia, Jacinda Ardern, quien le dijo a la cadena BBC que se sentía honrada de representar a su nación en las exequias y ver el duelo nacional por la muerte de la reina.
“Lo que más voy a recordar de estos días es la belleza de la respuesta colectiva, la amabilidad de la gente, su paciencia, su compañerismo. Eso para mí ha sido el mejor tributo de todos, la respuesta del pueblo británico”, declaró la primera ministra.
Se esperaba que gente de toda Gran Bretaña guardara el domingo por la noche un minuto de silencio en recuerdo de la reina, que falleció el 8 de septiembre a los 96 años tras 70 años en el trono.
El lunes se declaró feriado nacional y el funeral se emitiría en vivo a una enorme audiencia televisiva, así como en pantallas en parques y espacios públicos en todo el país.
Miles de policías de todo el país trabajarían en la mayor operación policial de un día en la historia de Londres.
Camila, la nueva reina consorte, rindió homenaje a Isabel II en un mensaje en video en el que dijo que la reina “se labró su propio papel” como una “mujer solitaria” en un panorama global dominado por hombres.
“Siempre recordaré su sonrisa. Esa sonrisa es inolvidable”, dijo Camila, esposa del rey Carlos III.
El príncipe Andrés también homenajeó a su madre, afirmando que para siempre atesorará “tu amor por tu hijo, tu compasión, tu cuidado, tu confianza”.
“Extrañaré tus opiniones, tus consejos, tu sentido del humor”, añadió el príncipe en un comunicado dirigido a “Mami, Madre, Su Majestad”.
Andrés, el tercero de los cuatro hijos de la reina, ha sido separado de sus deberes oficiales y despojado de sus títulos militares debido a su amistad con el agresor sexual convicto, ya muerto, Jeffrey Epstein.
Una marea de gente seguía llegando al Salón de Westminster del Parlamento, donde se había colocado el estandarte real y una corona de diamantes sobre el ataúd. El número de dolientes ha crecido sin parar desde que se abrió el acceso al público el miércoles, con una fila de al menos ocho kilómetros a lo largo del Río Támesis y hacia el Parque Southwark en el sureste de la ciudad.