"Si bien la agenda que hoy nos convoca es distinta, quiero pedirles que actuemos con el mismo sentido de urgencia que en 2008. En un mundo diverso y con multiplicidad de protagonistas, con su propia historia y cultura, la esencia del G20 es promover el diálogo que respete las diferencias e impulse acciones conjuntas sobre intereses compartidos". Con esas palabras el Presidente Mauricio Macri, resumió la tónica que marca la histórica Cumbre del G20 que se lleva a cabo en Buenos Aires. Una prédica cargada de guiños, críticas, y una evidente referencia al retorno de Argentina al escenario global "después de tanto tiempo de aislamiento", como señaló el mismo mandatario en la ceremonia de inauguración en Costa Salguero.
Con una ciudad blindada, especialmente por la marcha anti G20 que durante la tarde puso a prueba el megaoperativo de seguridad implementado por la Casa Rosada tras los incidentes del River-Boca y que anoche daba cuenta de ocho detenidos, el titular de Cambiemos intentó aunar posiciones comunes en un contexto de agendas individuales.
En esta ocasión, en contraste a lo que ocurrió hace 10 años en Washington -cuando los más desarrollados y emergentes se unieron para combatir la mayor crisis financiera en casi 80 años-, el G20 llegó desmembrado a Buenos Aires.
Algunas frases de Macri estuvieron destinadas a desvelar los principales puntos de divergencia en la cumbre. Sus alusiones al "desarrollo sostenible" sobre temas como la estabilidad financiera, la sustentabilidad climática y el comercio internacional, terminaron en un llamado del mandatario a impulsar un acuerdo durante el foro que sustente la existencia del multilateralismo. "Los invito a que demos un mensaje claro al mundo de que aquí juntos podemos marcar un horizonte de desarrollo", concluyó.
Sin embargo, la gran incógnita era si los líderes del G20 podrán encontrar consensos o si finalmente la cumbre concluiría sin acuerdos relevantes.
Falta de cohesión
La presencia de Donald Trump descolocó algunas dinámicas en la agenda del encuentro. Así, el mandatario estadounidense ha debido lidiar con los asuntos relativos a la guerra comercial con China, el cara a cara que tendrá este sábado con Xi Jinping, la suspensión de la cita que tenía con Vladimir Putin por la crisis en Ucrania y los conflictos sobre la caravana migratoria.
Otra gobernante que ha debido priorizar asuntos internos es la premier británica Theresa May, quien enfrenta la peor crisis de su gobierno en el marco del Brexit. También Emmanuel Macron ha debido lidiar con la distancia que tomó respecto de Trump, mientras que el retraso en su llegada y su ausencia en la foto oficial, evidenció que la canciller alemana Angela Merkel ha perdido poder.
El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, por su parte, espera reunirse con el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, por primera vez tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul.
En ese marco y sin una agenda común clara y con temas como el libre mercado en la mesa, trascendidos apuntaban que el gobierno de Macri estaría haciendo todo lo posible por evitar que la palabra "proteccionismo" aparezca en el documento que se leerá al final de la cumbre. Eso, si es que se consigue llegar a ese texto.
"Retiro"
Trump fue el único de los líderes que decidió no participar hoy de la reunión conocida como "retiro", instancia única de 90 minutos en la que los mandatarios se ven las caras en privado, sin asesores, prensa ni funcionarios anexos. Según información difundida por Clarín, el Presidente de EE.UU. "no quiso ingresar al salón".
Anoche también se comentaba en cómo harán para hacer referencias a temas como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, del que Trump se restó. El panorama era tal que existía la posibilidad de que no se escriba un documento oficial, reviviendo otra de las alarmas que lanzó Macri durante su primer discurso: "Queda claro que el consenso no es algo que se construye de la noche a la mañana".