El próximo 20 de enero Donald Trump regresará a la Oficina Oval, marcando el inicio de un mandato que será distinto al primero que obtuvo en 2016. Con un control absoluto sobre el Partido Republicano y la salida definitiva de las figuras opositoras a su liderazgo, Trump asumirá la Presidencia respaldado por la experiencia de haber ocupado ese cargo y con un profundo sentimiento de injusticia por lo que él percibe como fallos del sistema en su contra.
Los cuatro años del primer gobierno de Trump estuvieron marcados por una rotación constante de personal, decisiones caóticas basadas en caprichos y frustraciones constantes por parte del Presidente porque el gobierno federal no podía doblegarse a su voluntad, explica CNN. Por ejemplo, a veces se enfureció con el Departamento de Justicia por no haber investigado adecuadamente a sus enemigos políticos ni presentado cargos contra ellos, según su opinión.
En línea con ese temperamento, la biógrafa Martha Brockenbrough, que en 2018 publicó Unpresidented: A Biography of Donald Trump, explica a La Tercera que el mandatario electo “ha prometido retribución contra sus enemigos y lo que ha descrito como ‘el enemigo interno’. Lo que eso signifique para él, ahora cuenta con un mandato de los votantes estadounidenses para desatar sus peores impulsos. Será caótico, odioso y profundamente desagradable para muchos”.
En cuanto a la política, mucho de lo que Trump intentó hacer en su primer mandato fue deshecho, ya sea por asesores que eludieron al Presidente para atenuar el efecto de sus órdenes o por la incompetencia de un personal que en su mayoría provenía de fuera del gobierno. De esa forma, le quedaron muchos proyectos pendientes. No obstante, a él no le interesaría tanto gobernar como sí le interesaba ganar la contienda, asegura Marc Fisher, coautor del libro Trump Revealed: An American Journey of Ambition, Ego, Money, and Power.
“Sin duda seguirá haciendo lo que siempre ha hecho, que es hablar de las quejas de la gente, de su ira, de su frustración. Pero creo que ahora está menos interesado en el trabajo, probablemente sea menos competente que la primera vez. Se podía escuchar en los últimos días de la campaña que ya estaba hablando de que ‘esta es la última vez que voy a hacer un mitin’. Estaba en esto para vengarse de Joe Biden y los demócratas. Estaba profundamente decepcionado de no poder enfrentarse a Biden nuevamente. Y no creía que Kamala Harris fuera un buen sustituto. Pero como una vez me dijo, ‘a mí me gusta conseguir cosas, no tenerlas’. Y a él le gusta el proceso de ganar más que el trabajo que ha estado persiguiendo. Así que creo que nunca estuvo realmente interesado en los detalles de gobernar. Y no creo que lo sea ahora”, anticipa Fisher.
Sobre los planes pendientes, “durante mucho tiempo él ha querido ‘derogar y reemplazar’ el Obamacare, que es la forma en la que muchos en EE.UU. obtienen su seguro de salud. Casi con certeza, si se puede derogar en este momento, se hará. Sin embargo, ese programa es popular, así que quizás no. No tiene un plan para reemplazarlo, pero ha prometido un ‘concepto de un plan’”, recuerda Brockenbrough, aludiendo a los dichos de Trump durante su último debate con Kamala Harris, previo a la contienda.
Sus procesos legales
En 2023 Trump fue acusado de 34 cargos de falsificación de registros, asociados con un pago destinado a silenciar a la actriz Stormy Daniels durante la campaña de 2016. A principios de este año, un jurado lo declaró culpable de todos los cargos, convirtiéndose en el primer expresidente de EE.UU. condenado por un delito grave. Tiene previsto comparecer ante un tribunal de Nueva York el 26 de noviembre para recibir una sentencia.
Se espera que los abogados de Trump presenten un documento estos días argumentando que, como Presidente electo, debe recibir las mismas protecciones constitucionales que un Presidente en funciones, evitando así cualquier acción de los fiscales estatales. El plazo para presentar los argumentos es el 12 de noviembre, según impuso el juez Juan Merchan en respuesta a la decisión de la Corte Suprema de otorgarle inmunidad presidencial.
Si el juez Merchan acepta, los cargos serían desestimados. Si mantiene la condena, los abogados pedirán retrasar la sentencia para apelar, proceso que podría escalar hasta la Corte Suprema y prolongarse por meses. De todas maneras, cuando sea que llegue la sentencia, no le va a generar un gran perjuicio, aseguran los biógrafos del republicano.
“Cualquier cargo federal en su contra desaparecerá. Los cargos estatales pueden continuar, aunque es difícil imaginar que algo salga de ellos en este punto”, pronostica Brockenbrough.
“Aunque Trump puede indultarse a sí mismo de los casos federales, no puede indultarse a sí mismo de los casos estatales. Así que eso es enteramente autoridad del estado de Nueva York o cual sea el estado. Pero, aunque pueda haber algo más de ruido saliendo de esos casos estatales, realmente no va a interferir en su capacidad para ejercer como Presidente. Así que, al final, se salió con la suya”, concuerda Fisher.
Congreso y Suprema a favor
Muchas de las barreras que Trump propuso en su primer mandato para frenar las acciones más extremas desaparecerán esta vez, y quienes trabajan para él se han vuelto más hábiles para mover las palancas del gobierno y ejercer el poder de manera más efectiva, afirma CNN. “El Proyecto 2025 describe gran parte de lo que su administración querría lograr. Con los tres poderes del gobierno, no habrá mucho que lo impida, y esto incluye aumentar el poder de la Presidencia más allá de lo que los padres fundadores pretendían”, anticipa Brockenbrough.
Aun con más poder, puede que le surjan obstáculos a mitad de mandato, destaca Fisher, también editor senior del diario The Washington Post. “Creo que todos los segundos mandatos son generalmente desastres. Y el público se cansa de un líder en el segundo mandato. Así que va a ser un momento muy difícil para él. Tendrá vía libre para hacer casi cualquier cosa. Quiere los primeros dos años porque tendría mayorías republicanas en la Cámara y el Senado. Pero casi inevitablemente habrá una reacción negativa en las elecciones de mitad de mandato y no tendrá mucho más que hacer más allá de los dos segundos años, así que creo que no será muy diferente en tono al primer mandato, y puede que logre mucho menos”, prevé, apuntando a las elecciones legislativas en 2026.
Además, “suponiendo que tenga todo, la Cámara, el Senado, la mayoría en la Corte Suprema y la Casa Blanca, eso debería darle mucha libertad para tomar medidas que serían combatidas muy duramente por el otro lado. Pero la forma en que funciona el Senado es que para la mayoría de las leyes se necesita el 60% de los votos, no el 50%. Los republicanos no tienen el 60%, así que van a tener que hacer acuerdos con los demócratas. Y los demócratas tendrán la capacidad de bloquear algunas de sus iniciativas mediante la obstrucción, votando en contra de las iniciativas de Trump. Otras cosas las puede hacer simplemente mediante una orden ejecutiva. Depende de las leyes involucradas. Así que no es como si tuviera total libertad de acción”, asegura Fisher.
El propio Trump ha prometido que tomará las lecciones de su primera vez en la Casa Blanca y las aplicará ahora, en parte para evitar lo que dice fueron errores que obstaculizaron su capacidad de gobernar como quería. “No conocía a nadie (durante mi primer mandato). No era una persona de Washington. Rara vez estaba allí”, dijo el candidato republicano la semana pasada en una entrevista en Fox News.
Trump tiene una serie de órdenes ejecutivas, documentos de políticas y cambios regulatorios listos para implementar tan pronto como asuma el cargo, dijeron a la cadena dos fuentes familiarizadas con el plan. “Conozco a todo el mundo (ahora). Conozco a los buenos, a los fuertes, a los débiles, a los estúpidos. Conozco a todo el mundo. Y vamos a hacer que este país vuelva a ser grande, y tenemos que salvarlo”, presumió.