
Los 100 días de Trump en la Casa Blanca: caos y controversia
Desde su retorno a Washington en enero, el mandatario ha remecido la política interna y externa de Estados Unidos, marcando una gran diferencia con su primer mandato. Empecinado en cumplir sus promesas de campaña, muchas de sus medidas han sido controvertidas, como las relacionadas a inmigración y aranceles.

Desde que Franklin Roosevelt introdujo el concepto en 1933, los nuevos presidentes estadounidenses han sido juzgados por las acciones de sus primeros 100 días, en los que se buscaba cumplir con las promesas que se habían hecho durante la campaña. Así, cuando Donald Trump se postulaba a la presidencia el año pasado, decía que iba a restablecer el orden en todos los aspectos en el país, desde los pequeños negocios, pasando por los servicios gubernamentales hasta en los mercados financieros. Sin embargo, a menos de una semana en que se cumpla este hito, su segundo mandato ha estado marcado por el desorden, las polémicas y la incertidumbre.
A juicio de los expertos, los primeros 100 días del segundo mandato de Trump -que se cumplen el miércoles- se encuentran entre los más desestabilizadores en la historia estadounidense. Desde Roosevelt, ningún presidente había impulsado tantos cambios con tanta rapidez.
Trump ha lanzado una batería de órdenes ejecutivas (137 hasta el martes) y memorandos que han paralizado a agencias y departamentos gubernamentales enteros. Ha amenazado con tomar Groenlandia por la fuerza, tomar el control del Canal de Panamá y anexar Canadá. En su afán por controlar el Departamento de Justicia, ha ordenado investigaciones de enemigos políticos. Ha dado rienda suelta al Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk con la burocracia federal, desmembrado gran parte de la función pública y despidiendo a más de cien mil empleados federales.

Además, ha declarado la guerra a instituciones como universidades, medios de comunicación, bufetes de abogados, museos. En su afán de rehacer la economía global, desencadenó una guerra comercial al desatar una amplia gama de aranceles que hicieron que los mercados se desplomaran. Además, ha amenazado con enviar a los inmigrantes ilegales a la controvertida prisión en El Salvador, el Cecot.
“Lo que estoy haciendo es exactamente lo que defendí en mi campaña”, dijo Trump en una entrevista a la revista Time realizada el martes. “He resuelto más problemas en el mundo sin pedir ni recibir crédito”, afirmó.
Para los estadounidenses no ha sido un período fácil. Las encuestas muestran que una mayor proporción de ellos vive ahora con miedo de su gobierno y el índice de aprobación de Trump ha caído al 40%, según una encuesta del centro de estudios Pew Research. Se trata de los niveles más bajos de popularidad que haya tenido cualquier presidente en esta etapa temprana de su mandato.
“Creo que los primeros 100 días han estado llenos de caos y controversia. Y no han logrado mucho. Ha habido muchas órdenes ejecutivas que luego han sido impugnadas en los tribunales y muchos esfuerzos por cerrar instituciones que no han podido clausurar por completo. Así que esto ha generado disrupción, pero la mayor parte ha sido de mucho caos e incertidumbre sin grandes cambios”, dijo a La Tercera, Jeremi Suri, académico de Asuntos Públicos e Historia de la Universidad de Texas.
“La medida más preocupante es intentar usar la presidencia para actuar más como un dictador que como un funcionario demócrata, emitiendo más órdenes ejecutivas, una tras otra, llenas de información falsa y órdenes ejecutivas que violan la Constitución, como la orden sobre la ciudadanía y otras”, añadió.

“Lo que impacta a los académicos constitucionales y defensores de las libertades civiles es el poder que Trump intenta acumular y la impunidad con la que lo ejerce. Trump ha reivindicado la autoridad constitucional del Congreso sobre el gasto y el comercio exterior, alegando una emergencia vagamente definida. Ha afirmado el control sobre agencias independientes e ignorado las normas posteriores al Watergate diseñadas para prevenir la intromisión política en la aplicación de la ley y las investigaciones. Cuando tribunales inferiores le han ordenado frenar o revertir medidas potencialmente ilegales, en ocasiones las ha ignorado o ridiculizado públicamente”, escribió Time.
“Los primeros 100 días han sido un duro golpe para la democracia y han llevado a Estados Unidos al borde del autoritarismo. Si bien Estados Unidos es la democracia vigente más antigua del mundo, sigue siendo frágil. Los próximos 100 días de la presidencia de Trump serán cruciales para determinar si el Congreso, los tribunales y la sociedad civil, junto con todos los estadounidenses, utilizarán su poder colectivo para frenar la agresiva marcha de Trump hacia la construcción de una presidencia imperial”, escribió think tank Center for American Progress.
Trump conmemorará este día con un mitin en Michigan el martes, se trata del primer acto desde que regresó a la Casa Blanca a principios de este año. Visitará el condado de Macomb, justo al norte de Detroit, conocida por su importante actividad automotriz.
Aranceles y política exterior
Los líderes empresariales y los socios comerciales de EE.UU. esperaban que el segundo mandato de Trump fuera similar al primero. Pensaban que sería más proteccionista, pero con un enfoque coherente. Sin embargo, el mandatario ha sorprendido con una serie de medidas que han sacudido a los mercados.
Amenazó con imponer aranceles del 100% a los países miembros del BRICS si reducían las transacciones con dólares estadounidenses, impuso y eliminó parcialmente aranceles a Canadá y México por la inmigración ilegal y el contrabando de fentanilo, amplió los aranceles al acero y al aluminio, y aumentó en un 25% el costo de la mayoría de las importaciones de automóviles.

Su gran golpe ocurrió el 2 de abril, en lo que se conoció como la implementación de aranceles recíprocos a los socios comerciales de EE.UU., que alcanzaron el 50% para algunos países. Esto provocó un desplome -el peor desde la pandemia- de los mercados bursátiles y de bonos, obligando a Trump a congelar la medida por 90 días.
“El mercado de bonos estaba en apuros, pero yo no”, dijo a Time.
En este contexto, el 59% de los estadounidenses desaprueba los aumentos arancelarios de la administración, mientras que el 39% los aprueba, según un sondeo del Pew Research.
“El daño más grave se ha producido en la relación entre Estados Unidos y China. Esta vez, la temeridad de China al contraatacar con aranceles de represalia ha sumido a ambos países en una espiral económica desastrosa, con cada uno imponiendo aranceles lo suficientemente altos como para bloquear la mayor parte del comercio. Nadie en el equipo de Trump parece capaz de solucionar este problema”, escribió la revista Foreign Policy.
La política exterior también se ha visto remecida y ha tenido un eje central la guerra de Rusia en Ucrania. Durante la campaña Trump prometió conseguir la paz en 24 horas, sin embargo, los esfuerzos han sido infructuosos. Tras una serie de encuentros en Arabia Saudita, Reino Unido, Turquía y una suerte de emboscada al Presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en la Casa Blanca, la posibilidad de un acuerdo de paz está lejos de alcanzarse. Y Estados Unidos parece ahora más cerca del Kremlin que de Europa, que siempre ha sido su aliado.
Además, amenazó con anexar Groenlandia, anunció planes para “apoderarse” de Gaza y comenzó a retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del acuerdo climático de París de la ONU. También ha clausurado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la principal agencia de ayuda exterior del gobierno.
Inmigración
La revista Foreign Policy señaló que la “obsesión del presidente estadounidense Donald Trump con las deportaciones masivas en sus primeros 100 días ha elevado a Latinoamérica a un lugar destacado en la lista de prioridades de política exterior”. Uno de los primeros viajes internacionales del secretario de Estado, Marco Rubio, fue a Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.
Pero uno de los objetivos de Rubio en ese viaje era sentar las bases para las deportaciones a una prisión de máxima seguridad en El Salvador. Posteriormente, Estados Unidos trasladó allí a migrantes, argumentando que eran pandilleros, a pesar de que la mayoría no tenía antecedentes penales en Estados Unidos y parecían haber sido acusados basándose únicamente en sus tatuajes.

La mayoría de los estadounidenses, el 53%, desaprueba la gestión de Trump en materia de inmigración, mientras que el 46% la aprueba, lo que representa un cambio con respecto a febrero, cuando la mitad de los consultados expresó su aprobación, según una encuesta de The Washington Post-ABC News-Ipsos.
“Han reducido el número de personas que cruzan la frontera sur. Así que nuestra frontera está mucho más cerrada ahora. Eso empezó con Joe Biden. No ha deportado a mucha gente. De hecho, no ha podido realizar las deportaciones necesarias para sacar a la gente del país. Pero ha impedido que entre gente al país”, dijo Suri.
“Si el presidente continúa intimidando a quienes tienen la capacidad de aquellos con capacidad de contraatacar, habrá menos personas que puedan interponerse en el camino a medida que la administración se vuelva más audaz en sus ambiciones”, escribió Foreign Policy.
Ahora que el Congreso y el Poder Ejecutivo se han mostrado mayoritariamente obedientes a lo que ha ordenado Trump, la responsabilidad de determinar los límites del poder del mandatario ha recaído en los tribunales. Ya se han interpuesto más de 100 demandas contra él. Y un error administrativo del equipo de Trump en su agresivo programa de deportación de inmigrantes indocumentados se ha convertido en una incipiente crisis constitucional.
“Creo que una de las consecuencias es que le dificulta obtener resultados. Porque cuando emite órdenes ilegales, se impugnan en los tribunales. Y eso crea mandatos judiciales y limitaciones. Y, por lo tanto, lo hace menos efectivo. Y quizás eso lo haga menos popular. Pero creo que la preocupación es que se enoja. Y entonces, en lugar de cambiar, repite lo mismo”, indicó Suri.
La política no ha sido el único objetivo de Trump en estos meses. Como lo prometió, su administración ha llevado a cabo un ataque frontal contra las instituciones que se opusieron a él y a su agenda en los últimos ocho años: bufetes de abogados, universidades, la prensa, los tribunales, la burocracia, aliados extranjeros y más.
“Es común, por supuesto, que figuras poderosas intenten mantener a quienes no les agradan fuera del poder. Pero no es común intentar usar al Departamento de Justicia de esta manera, ni intentar atacar a enemigos y luego dar recompensas adicionales a sus amigos. Así que esto es mucho más corrupto y personalista de lo normal”, dijo Suri.
Con un mandato radicalmente distinto al primero, Trump ha ejecutado sus primeros meses en la Casa Blanca, marcando una diferencia con otros presidentes. No solo ha cambiando la vida de los norteamericanos, sino también el propio orden global.
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